Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria: «Estamos en el mismo barco que Galicia para el corredor atlántico»

Pablo Medina MADRID / LA VOZ

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Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria.
Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria. Juanma Serrano | EUROPAPRESS

Concurre a sus últimas elecciones el 28M después de 40 años en política

01 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Saltó a la política cuando murió Franco para devolverle la identidad a Cantabria y buscar su sitio en una España descentralizada. Ahora, a sus 80 años, Miguel Ángel Revilla (Polaciones, 1943) se presenta a sus últimas elecciones autonómicas después de 40 años de servicio público, como fundador y presidente del Partido Regionalista Cántabro, formación con la que gobierna desde el 2015 gracias al apoyo del PSOE, que le ha servido para marcar distancias con un PP que solo contempla a Vox como apoyo político para sumar y formar gobierno. Con el corredor atlántico como máxima prioridad, acude a las urnas como aliado en los intereses comunes de Galicia, País Vasco y Asturias. No tiene la presidencia garantizada según las encuestas, aunque encabeza las quinielas del gobierno regional.

—Esta es la última vez que se presenta a unas elecciones. ¿Cómo se encuentra?

—Bueno, voy a hacer 81 años y cuando acabe la legislatura estaré camino de los 85. Biológicamente ya es imposible seguir, por muy bien que me encuentre. De cabeza estoy bien, no he faltado nunca al trabajo en 40 años, siempre me han operado cuando no había actividad parlamentaria… pero vamos, esto es el final. Con 85 años no creo que esté siquiera en condiciones de llevar una vida seminormal. He estado en política ininterrumpidamente, como único caso en España, desde 1983. Son 40 años de diputado en Cantabria. Más de media vida, imagínese.

—¿Le queda algo pendiente en su tierra?

—Cuando murió Franco, dije que iba a por una descentralización y que era el momento de que recuperáramos el nombre que tuvimos en el siglo VIII que era el de Cantabria. Eso ya no hay quien lo borre, jamás volveremos a perder el nombre. Ese es mi mayor éxito. Pero me queda pendiente que me acaben el AVE, que está en obras por el tramo de Palencia. Y que me lo conecten con Bilbao. El problema es el ferrocarril, porque además es la época en la que Europa pelea por ellos. Me queda que el AVE llegue de Madrid a Santander y el de Santander a Bilbao.

—¿Apoya las reivindicaciones de los gallegos en ese tema?

—Estamos en el mismo barco que Galicia. A Rueda lo conozco poco, pero con Feijoo tengo más relación en temas de gestión. Lo que pasa es que la conexión mía es con Bilbao. Estamos en el mismo barco y en el mismo lobi de presión y le exigimos a la UE que cumpla con el compromiso. Francia está haciéndose la remolona y quiere que Europa acabe en su territorio. Asturias, Cantabria, País Vasco y Galicia estamos presionando para que, en la próxima Cumbre Europea, el Gobierno de España presione para terminar la conexión con Francia. No tiene sentido que tengamos que bajar a Palencia para conectar luego con Irún.

—El paro también les está afectando, con una subida en el mes de febrero. ¿Actuará para paliarlo?

—Es una dinámica que va más allá de las actuaciones de los Gobiernos autonómicos. Estamos afectados por el coste energético. Cantabria tiene mucho PIB industrial que depende de industrias electrointensivas como la siderúrgica. Han tenido un palo terrible y han tenido que recortar la producción o cerrar en ERE. Ahora, con el precio de la energía, hemos recuperado cierta normalidad porque hay una dinámica de precios más razonable, pero eso ha tenido consecuencias. De todas formas, en paro, según la EPA, estamos en 10,3 %, que es una situación relativamente buena.

—Cuando termine su periplo político, ¿a qué quiere dedicar el tiempo?

—A conocer España, que no la conozco. Como sabes, también soy un escritor de cierto éxito. Publico cada año uno o dos libros y nunca tengo la ocasión de presentarlos en eventos, ferias… estoy deseando recorrer España para hablar de experiencias políticas. Mi último se titula Toda Una Vida y la gente siempre me pide que le hable de mi peripecia vital. Eso sería una gozada: poder seguir escribiendo y presentar mis libros. Cuando me retire no dejaré de ser una persona activa. Además, iré a más programas de televisión. En una etapa en la que no fui presidente recorrí Santiago, A Coruña, Bueu, Lalín… y me permitió conocer Galicia de maravilla. Por cierto, el padre de mi mujer era de A Ponte Nova, así que voy mucho por allí. Tengo que decir que las únicas vacaciones que he tomado en mi vida fueron en Galicia. Como no me gusta la playa, puse un anuncio para ir a pescar porque necesitaba una embarcación. Saqué un congrio de 12 kilos.

«No todos los funcionarios son corruptos y no hay implicación de ningún político en el caso Carreteras»

Durante el mes de marzo, Revilla se encontró con el mayor caso de corrupción de la historia de Cantabria. Un funcionario adjudicó contratos desde Carreteras a empresas para luego percibir mordidas por sus adjudicaciones. Tras una inspección de Hacienda en la que se percibió un enriquecimiento desmedido en años, fue detenido. El caso le costó el cargo a José Luis Gochicoa, consejero de Obras Públicas del Gobierno de Cantabria, por considerar que tuvo que haber controlado a este funcionario para evitar el desfalco de dinero público. La oposición lanzó el órdago contra el presidente achacando el caso al PRC, del que Revilla es fundador.

—¿Se imaginaba que la corrupción afloraría tan fuertemente en Cantabria como con el caso de las carreteras?

—Es un chorizo. Nadie está al margen de que un funcionario de 25.000 que tenemos tuviera montada una red con empresarios. Tenía firma y era jefe de servicios. Los funcionarios están para controlar a los políticos, no al revés. Por eso ellos tienen el puesto de por vida, y hay que pensar que son gente honorable. No todos los funcionarios son así y les debemos el mismo respeto que a los jueces. Pero este tenía la competencia exclusiva de la conservación de carreteras y tenía un tinglado con empresas. No hay vinculación con cargos políticos, y lo llevaba haciendo desde hace años. De hecho, se le pilló por una inspección de Hacienda porque se había sobreenriquecido. Ni los funcionarios son corruptos ni ningún político tiene algo que ver en esta trama que no se esperaban ni ellos que pasara. Está en la cárcel y ojalá que se pase muchos años allí y devuelva el dinero que robó, que aún no se sabe cuánto es exactamente. Pero por los años, deben ser cifras millonarias.