Así afectará al bolsillo el recorte en la producción mundial de petróleo

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

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ALBERTO LÓPEZ

España tiene reservas de emergencia para 105 días. El precio en el surtidor se elevará unos 10 céntimos por litro

04 abr 2023 . Actualizado a las 00:37 h.

El mercado ha vuelto a temblar este lunes después de saber que los principales miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el cartel que domina el precio del crudo en el mundo, reducirán de forma drástica su producción hasta final de año. La cotización del barril de brent, el de referencia en Europa, se ha disparado esta jornada un 6 % (a cierre de esta edición), superando el 8 % en algunos momentos de la mañana. Ha pasado de cotizar en los 79,74 dólares el pasado viernes a los casi 85 hoy. Un umbral que los analistas creen que podría elevarse hasta rozar los 100 dólares a final de año. 

El anuncio que propulsó el crudo llegó el domingo, en víspera de la reunión que mantuvo hoy la OPEP y en la que han ratificado estos recortes «voluntarios» e imprevistos. Nadie contaba con ellos. 

¿En cuánto se reducirá la producción? 

A partir del mes de mayo, habrá 1,1 millones de barriles menos de crudo al día en venta. Y, a partir de junio, esa cifra se elevará a los 1,6 millones. Una cantidad que equivaldría a una reducción del suministro global del 1,6 % en la segunda mitad del año. 

Este recorte se suma al del pasado mes de octubre, cuando pactaron dejar de suministrar al mercado 2 millones de barriles diarios.

No es de extrañar que este ajuste se traduzca en subidas de precio. Bank of America calcula, según Bloomberg, que por cada millón de barriles que se retiran al día del mercado, su cotización sube entre 20 y 25 dólares. Es por ello que el precio en el futuro podría seguir aumentando en los próximos días hasta alcanzar entre los 90 y los 100 dólares. 

¿Cuáles son los países que han decidido limitar el suministro? 

El gran recorte lo hará Arabia Saudí, que bombeará 500.000 barriles menos por día. Irak producirá 211.000 menos. Emiratos Árabes Unidos (EAU) limitarán la oferta diaria en 144.000 unidades. Kuwait dejará de sacar al mercado otros 128.000, más de los 78.000 que dejará de producir KazajistánArgelia restará otros 40.000 y Omán hará lo suyo con otros 40.000. 

A esta acción coordinada se ha sumado Rusia. Sus autoridades habían decretado una merma en la producción de 500.000 barriles diarios hasta junio de este año, pero la medida se prolongará hasta finales del 2023. 

«Otros países podrían sumarse y anunciar reducciones adicionales, si lo consideran necesario para estabilizar el mercado», advirtió su viceprimer ministro, Alexandr Novak. 

¿Qué ha motivado esta decisión? 

Las autoridades iraquíes alegan falta de inversiones para justificar la decisión. En otras palabras: no se ha inyectado dinero para mantener las capacidades extractivas de la industria en el país, por lo que no está en disposición de atender la demanda. También han argumentado que lo hacen para «estabilizar» el mercado petrolero.

Lo cierto es que otros socios como Arabia Saudí necesitan subir el precio del crudo que vende para poder sufragar las fuertes inversiones que ha comprometido en el país. 

Por su parte, Rusia asegura que lo han hecho por «la política en materia de energía que llevan a cabo muchos países» y la supuesta «interferencia en los mecanismos del mercado». Esas interferencias tienen que ver con los embargos que ha impuesto la Unión Europea (UE) a su crudo (5 de diciembre del 2022) y sus productos derivados (5 de febrero del 2023). Dichas medidas, reforzadas con los topes a los precios que han impuesto terceros países, mermaron los ingresos del país el pasado mes, disminuyendo en 2.700 millones de dólares respecto a las cuentas de enero. 

¿Hay alternativas? 

«Hay varias», asegura el profesor de OBS Business School, Víctor Ruiz. El experto señala que todos los países disponen de reservas estratégicas que pueden liberar en caso de que el mercado se tensione en exceso. No obstante, se trata de una medida «a corto plazo y temporal». El problema es que países como Estados Unidos (EE.UU.) tienen sus almacenes en mínimos que no se veían desde los años 80 y se acerca la temporada estival, cuando hay más desplazamientos en coche. España tiene reservas suficientes de petróleo para 105 días. Menos que los 202 de Finlandia, pero más que los 55 días que puede aguantar Letonia, según los datos actualizados de Eurostat. 

«Otra opción sería aumentar la producción de países como México», apunta Ruiz, quien no ve tan viable la posibilidad de enmendar las relaciones con Venezuela para disponer de otro surtidor a bajo precio y arrinconar a Rusia. 

A largo plazo, apunta, la UE debería acelerar el despliegue de fuentes y combustibles renovables, la única vía para dejar de ser energéticamente dependientes. 

¿Cuánto subirá el precio del carburante?  

Al margen de lo que pase en esos oscuros y distantes mercados del petróleo, las fluctuaciones de precios allí acabarán trasladándose a los surtidores de las gasolineras. Ruiz estima que si el barril de brent sube entre un 6 o un 7 %, lo estimado, los carburantes podrían experimentar un alza de 10 céntimos el litro en las estaciones de servicio. Para llenar un depósito de 55 litros con los precios actuales de la gasolina (1,624 euros/litro) y el diésel (1,524 euros/litro), supondría pagar 5,5 euros más en cada repostaje

¿Reintroducirá España la ayuda de 20 céntimos?

No es probable. «Es difícil que los Gobiernos europeos la vuelvan a implementar. Respondía a un escenario de precios muy altos de la energía que se hacía insostenible en el tiempo. Ahora no tenemos ese escenario. Aunque tenemos una inflación alta, está bastante controlada y los precios de la gasolina están bastante más bajos que antes. Ahora mismo creo que no se lo plantean porque además es una cantidad enorme de dinero que subiría la deuda pública de los países», argumenta Ruiz. 

El Gobierno retiró la bonificación de 20 céntimos por litro de gasolina y diésel el 1 de enero del 2023 para los particulares. Solo los colectivos profesionales como transportistas siguen disfrutando del descuento, que se ha reducido a los 10 céntimos desde el 1 de abril y que, si nada lo remedia, caducará el 30 de junio. 

Por tanto, si se cumple su predicción de precios, la subida que acarreará el recorte de la producción de crudo, absorberá por completo esa medida de apoyo, dejándola sin efecto. El problema, a mayores, es que las principales distribuidoras han reducido o eliminado los descuentos que venían aplicando. Cepsa, por ejemplo, solo ofrece una reducción de cinco céntimos por litro a los clientes que utilicen el programa gratuito Porque Tú Vuelves. Repsol, que venía aplicando un descuento de 10 céntimos por litro para usuarios que utilizasen su aplicación Waylet exige desde el pasado 1 de abril la contratación de otros servicios energéticos para poder disfrutar de la bonificación.

¿Qué problemas puede acarrear para la economía?

La restricción de oferta de crudo empujará al alza el precio de los carburantes. Pero el impacto no solo se notará en nuestro bolsillo al repostar. «Afectará a otros servicios y productos, al transporte, la producción de bienes, los materiales...», subraya Ruiz, quien sí manifiesta su preocupación por el impacto estructural que puede tener la subida de precio en el tejido productivo. Si conseguir combustible cuesta más, ese sobrecoste acabará repercutiendo en todos los eslabones, hasta el cliente final. Teme que el encarecimiento del crudo reste eficacia a las medidas que están tomando los bancos centrales para rebajar la inflación. En un momento, además, muy complicado. Nuevas subidas fuertes de los tipos de interés (encarece el precio de los préstamos al consumo y enfría la demanda) para compensar una eventual subida de los precios podría añadir más tensión al sistema bancario: «Pueden provocar problemas financieros, pero si no lo hacen, y vuelve a subir la inflación, tendremos que afrontar otra vez precios más altos. La gasolina es un problema, sí, pero subirá también el transporte, la comida etcétera», desliza Ruiz. 

No hay muchas esperanzas de que los precios del crudo den una tregua, a menos que la situación derive en una recesión en Occidente. Si la actividad se frena, la demanda se reducirá, relajando la cotización del barril. Sin embargo, hay mucha incertidumbre en el mercado por el rol de un actor que será crucial en el desarrollo de los acontecimientos: China. Según la Agencia Internacional de la Energía (IEA), está previsto que la demanda de petróleo se acelere a lo largo del año hasta alcanzar niveles récord en la segunda parte del 2023, debido a la recuperación de la actividad en el país asiático.