La contaminación eleva el riesgo de cáncer de pulmón en no fumadores

redacción LA VOZ

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Isaac Esquivel | EFE

Un estudio establece el mecanismo por el que la polución atmosférica puede provocar el tumor

05 abr 2023 . Actualizado a las 23:10 h.

La exposición al humo del tabaco, al radón... Y ahora a la contaminación ambiental. La exposición a la polución de las áreas urbanas podría convertirse en la tercera causa de riesgo de cáncer de pulmón en personas no fumadoras. Tienen más posibilidades de sufrir este tumor que aquellas que viven en entornos rurales con el aire más limpio. Al menos es lo que se desprende de un estudio epidemiológico publicado en Nature en el que se analizaron distintas poblaciones de Reino Unido, Corea del Sur y Taiwán y en el que se ha observado una correlación positiva entre la exposición a partículas finas de contaminación ambiental (PM 2.5) con una mayor incidencia de la enfermedad.

La inhalación de estas micropartículas, derivadas de la combustión de materiales fósiles, desencadena una respuesta inflamatoria en los pulmones que estimula la proliferación de células del epitemio pulmonar que provocan este tipo de cáncer. En concreto en el mediado por mutaciones en EGFR, el receptor de la hormona de crecimiento epitelial.

El trabajo fue dirigido por investigadores del Instituto Francis Crick de Londres, quienes han realizado un estudio epidemiológico con datos de 32.957 individuos. La novedad es que han utilizado modelos de ratón para averiguar los procesos celulares que podrían estar detrás. Y esto es lo que ha permitido conocer los mecanismos que subyacen para la progresión tumoral después de la exposición continuada a la contaminación ambiental.

«La importancia y trascendencia de este estudio radica no solo en confirmar con datos estadísticos fehacientes esta asociación entre la polución y el desarrollo de tumores pulmonares, sino en que va más allá, al investigar y dilucidar los mecanismos implicados utilizando modelos animales. Usando modelos de ratón genéticamente modificados, los autores demuestran de manera convincente que las partículas de polución ambiental desencadenan una respuesta inflamatoria en los pulmones, mediada por los macrófagos (células del sistema inmune) y la interleuquina-1 (molécula proinflamatoria), que es responsable de estimular la proliferación de determinadas células del epitelio pulmonar (justamente aquellas con mutaciones en EGFR)», según explica Víctor Briz, investigador Ramón y Cajal en el Centro Nacional de Sanidad Ambiental del Instituto Carlos III en una reacción recogida por SMC España.

Desde los años 60 del siglo pasado los científicos indagan en el vínculo entre la contaminación y el cáncer de pulmón y hace una década la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que 250.000 personas mueren cada año por esta causa. Pero faltaba por esclarecer el vínculo biológico que podría hacer posible esta fatídica asociación. 

«En conjunto, estos resultados sugieren que las PM2,5 podrían actuar como promotoras de tumores y agravar aún más las mutaciones cancerosas existentes», describe los autores del artículo en Nature.

«El trabajo también muestra -añade Briz- que este tipo de mutaciones se acumulan de manera natural con la edad y no son el resultado de otros factores ambientales (como por ejemplo el tabaco o la propia contaminación) y, por tanto, todas las personas somos susceptibles a ellas; de ahí la importancia de reducir los niveles de polución ambiental».

En este sentido ahora se sabe que los no fumadores no están exentos de sufrir cáncer de pulmón, ya que esta enfermedad se produce como resultado de errores que ocurren cuando el ADN se replica durante la división celular. Pero las células que han mutado también pueden acumularse durante el envejecimiento sin causar cáncer, como demuestra el hecho de que la mayoría de la población no padezca la enfermedad.

Por eso tienen muchas menos probabilidades de sufrir este cáncer que los fumadores, cuyas células están expuestas a un mutágeno: su ADN muestra una firma mutacional distinta que surge por la presencia de componentes inductores de mutaciones del humo del tabaco.

Los fumadores no sufren una enfermedad inmediata porque el crecimiento del tumor es lento y la estructura del tejido permanece esencialmente intacta. Pero terminan con un cáncer de pulmón, siguiendo un mecanismo similar, aunque mucho más exagerado, que quienes viven en áreas contaminadas. El problema es que también entre los que residen en áreas con altos niveles de polución, las células pulmonares que han adquirido mutaciones «podrían romper las barreras que normalmente restringen su proliferación», dice la investigación, hasta convertirse finalmente en un tumor.

«Este estudio refuerza trabajos epidemiológicos previos sobre el riesgo significativo de cáncer de pulmón tras la exposición continuada a la polución ambiental y da un paso más al esclarecer los mecanismos implicados», subraya Víctor Briz.