Internamiento para dos de los cinco menores acusados de una violación grupal a dos niñas en Logroño

M. C. C. REDACCIÓN

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El juez dictó orden de alejamiento y prohibición de comunicarse con las víctimas para los otros tres

08 jun 2023 . Actualizado a las 19:14 h.

El edificio tiene un aspecto semiabandonado. Las pintadas presiden la fachada y continúan en el interior de inmueble. En los bajos se encuentra un cuartucho con una puerta solo protegida por una cuerda para impedir el acceso al interior, la habitación donde se produjo una supuesta violación grupal a dos niñas de 12 y 13 años, por un grupo de al menos diez jóvenes, también menores de edad, ocurrida el pasado domingo en Logroño.

En el número 16 de la avenida de Navarra de la capital riojana son habituales las reuniones de grupos de menores que residen en este barrio, situado a las puertas del casco antiguo de Logroño. Allí habrían quedado las dos niñas con sus supuestos agresores a última hora de la tarde del domingo y una vez en el interior, habrían sido abordadas por el grupo de chicos. Cinco de ellos fueron detenidos. Ayer, el juez de menores ordenó el internamiento en régimen cerrado para dos de ellos y dictó orden de alejamiento y la prohibición de comunicarse con las víctimas para otros tres, que siguen expedientados. La policía también identificó a otros dos menores de 13 años como presuntos implicados en esta agresión, que quedaron bajo la tutela de sus padres al no superar la edad de 14 años, en una investigación que sigue abiertas.

Al parecer, las dos jóvenes víctimas de la supuesta violación grupal quedaron con uno de sus agresores por Instagram. Entraron en la vivienda. Los hechos supuestamente se consumaron en el interior de una habitación del inmueble situada en el bajo. Todo ocurrió entre las ocho y las nueve de la noche. Una vez consumada la presunta violación grupal una de las adolescentes relató lo que acababa de suceder a los agentes de la policía local que se encontraban en la zona.

De inmediato acudieron a la zona hasta tres patrullas que se encargaron de identificar a los supuestos agresores, algunos de los cuales aún se encontraban en el interior del inmueble. El amplio dispositivo policial y el numeroso grupo de jóvenes presentes en la zona alertó a los vecinos, que comenzaron a concentrarse en torno al portal del número 16, uno de los edificios más antiguos del lugar en el que son habituales las pintadas y en el que se acumulaban varios desperdicios, como botellas y papeles, entre una sillita de niño y un patinete.

«Ese día, el domingo, sobre las ocho y poco de la tarde, bajé a la calle a por un refresco y me encontré con un montón de policía. Paraban a todo el mundo, no nos dejaban salir. Nos tuvieron allí retenidos un par de horas, enseñándoles el móvil y todo lo que teníamos encima», relató un vecino de la zona a El Español.

Tras la identificación, los agentes de la policía local comparecieron en la comisaría de la Jefatura Superior de Policía, competente en este caso, para narrar lo sucedido y lo que las menores les habían trasladado.

Zona vigilada

Varios de los residentes de la zona aseguraron a Colpisa que eran frecuentes las reuniones de menores en el inmueble donde supuestamente ocurrieron los hechos. Pese a ello no era habitual que se registrara ningún tipo de altercado ni incidentes destacables. Se trata de un lugar muy próximo a la zona antigua de Logroño, patrullada por la policía, según los vecinos.

La última vez que se denunció una agresión sexual grupal en La Rioja fue en el 2018. Entonces, una menor de unos 15 años aseguró que había sido violada por un grupo de jóvenes en el interior de un cuarto en Calahorra, como parte de un juego macabro. Poco después, el juzgado archivó el caso ante la inconsistencia de las declaraciones de la presunta víctima.

Después de lo ocurrido, la ministra de Igualdad, Irene Montero, negó que se haya producido un aumento de las agresiones sexuales a menores. Argumentó que lo que se incrementó fue la visibilización y las denuncias por este tipo de violencia que antes también existía con una «tasa altísima de prevalencia». Además, recordó que distintos estudios apuntan a que la edad media de acceso a la pornografía se sitúa en los ocho años, lo que supone «un gran problema», que se debe abordar desde una educación sexual obligatoria en todas las etapas educativas. «Hemos visto noticias en las últimas semanas de chicas y niñas que precisamente por recibir cursos de educación sexual son capaces de identificar esas violencias y de pedir ayuda a sus referentes adultos, que les pueden ayudar», sostuvo Montero.