Wolfy, el perro surfero: «Le gusta jugar con las olas, va encantado, me salió muy acuático»

Marta Otero Torres
marta otero LA VOZ

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M.MORALEJO

José Mendiola participa con su mascota este fin de semana en el Campeonato Europeo de Surf para perros

21 may 2023 . Actualizado a las 13:00 h.

No se sabe si será el único en Galicia, pero desde luego es el más entregado. Wolfy, el fiel amigo de José Mendiola, es uno de los participantes este fin de semana en el Campeonato Europeo de Surf para perros que se celebra en Salinas (Asturias). Allí se fueron los dos, con la tabla, ese elemento que les ha hecho vivir tan buenos momentos juntos.

El surf llegó a la vida de José Mendiola mucho antes que Wolfy. «Soy de la tercera generación de la playa de Patos —cuenta—, empecé a hacer surf en el 87». Este vigués, licenciado en Psicología, trabajó en centros de menores y con inmigrantes; e incluso llegó a montar un pequeño club de surf en Santa María de Oia. Un día, en el 2015, recogiendo las tablas rompió una correa y cayó al puerto, en un grave accidente. «Pensaban que me moría, estuve cuarenta días en coma con la cabeza rota. Incluso me sacaron un poco de cerebro, lo que me ha causado una epilepsia».

El amor a los animales le viene de familia. «Siempre he tenido perros porque mi madre era criadora de perros y también de caballos —recuerda—. Ella murió, pero yo seguí con la afición». Cuando falleció su anterior mascota, José adoptó a Wolfy en la protectora de Os Biosbardos. «Le llamaban Balto —explica— y no se sabe muy bien de qué raza es. Me dicen que es un border collie disfrazado, porque tiene carácter de border collie, pero también algo de belga malinois y de pastor alemán de trabajo. En realidad es un perro pastor».

A su anterior perro no le gustaba nada el agua, pero pronto descubrió que Wolfy era todo un lobo de mar. «Viene conmigo en la tabla siempre, es muy buen nadador y le gusta jugar con las olas: sube, baja... Me salió muy acuático». El año pasado se topó con el anuncio del campeonato de surf de Asturias y no se lo pensó: «Cuando lo vi, yo ya surfeaba con el perro. Un día cogió una ola y vi que le gustó. Pensé: ‘Pues voy a ir un día de olas fáciles', y vi que iba encantado. Así que decidí probar para ver cómo era la experiencia y conocer a otros perros».

Pero Mendiola tiene claro que no cualquier perro vale para montarse en una tabla. «Primero tiene que gustarle el agua y tiene que nadar bien. Claro, hay que preguntarle al perro (ríe) y eso es difícil. Yo al mío no lo fuerzo, a veces no quiere ir porque llueve y no quiere salir del coche». Aunque Wolfy no suele hacerle ascos al agua. «Le encanta, pero ten en cuenta que se cruzó el Miño nadando. Muchas veces, cuando si salgo en la tabla, él va a mi lado todo el rato. Se sube a descansar veinte segundos y se vuelve a tirar. Nada más rápido que yo, y yo jugué al waterpolo en el Náutico».

En el concurso hay dos modalidades: en tándem o el perro solo en la tabla. «Cuando va solo tú haces de conductor, porque el perro lógicamente no puede coger la ola solo. Así que el humano tiene que empujarle y después irle a buscar. Es un poco la parte del show y del chiste de verlo encima de la tabla desplazándose. De la otra manera tú eres el piloto y el perro va manteniendo el equilibro». Debe haber, claro, siempre una relación adecuada entre peso y volumen. «Tiene que ser una tabla que flote mucho —bromea— para llevar los cien kilos que pesamos el perro y yo».

En el campeonato la seguridad del perro es prioritaria. «Es obligatorio llevar chaleco, aunque el mío no está acostumbrado, no le gusta mucho. Pero tienes que entender de surf y de perros, claro. Si ves que hay riesgo ya no lo metes. El único inconveniente de este tipo de experiencias, para Mendiola, es estar pendiente del tiempo. «Dependes un poco de las condiciones que haya ese día en esa playa, mientras que si vas por libre, ya vas buscando las condiciones adecuadas». Porque para ir con el perro, además, no vale cualquier ola.

«Al perro no se le puede forzar, tiene que divertirse»

Manuel Calvo es el presidente de la Fundación Dingonatura y la mente inquieta que está detrás del Campeonato Europeo de Surf para Perros. «La idea surgió —explica— por el afán de practicar deporte en compañía de nuestros perros, una idea que nos interesa mucho porque un perro que hace deporte es un perro más equilibrado, más educado, logra una mejor compenetración con su dueño y, por lo tanto, hay menos problemas de mal comportamiento y abandonos».

Asegura que, aunque la idea de un perro sobre una tabla pueda parecer un poco frívola, «se trata de un animal que tiene unas condiciones naturales para el equilibrio mejores que los humanos, porque se apoya en cuatro patas y el centro de gravedad está más bajo». Eso sí, recalca que «no se trata nunca de forzarlo, porque así difícilmente vamos a conseguir que haga algo, si no se divierte. Hay muchísimas modalidades de deporte que se pueden practicar con un perro, pero siempre tiene que ser como un juego».

La primera vez que se celebró este evento fue el año pasado. «Fue muy divertido —recuerda—, participaron en torno a 18 perros y pasamos un fin de semana estupendo y con mucho público. Este año esperamos que sea igual o mejor. A ver si el tiempo nos acompaña, porque eso es siempre lo único que se nos escapa del control, pero muy mal tendrá que estar la cosa para que no lo celebremos».

Este malagueño inquieto explica qué tendrá en cuenta el jurado para premiar a los mejores. «Puntuamos la dificultad de la ola, la duración y el estilo, tanto del humano como del perro. Pero lo más importante en puntuación es lo mucho o poco que el perro disfrute encima de la tabla. La actitud, que no vaya forzado ni asustado, que vaya contento».

El campeonato no es la única iniciativa de la Fundación Dingonatura. «El el mes de julio nos vamos a Groenlandia con cinco chicos que han superado un cáncer, para formarlos como embajadores del clima. Es ya la octava edición del Desafío Ártico. Vamos a visitar glaciares y a comprobar si han retrocedido desde hace cinco años, que fue cuando estuvimos por última vez».