La visita sorpresa de Zelenski compite con el regreso de Al Asad a la Liga Árabe

Ricard G. Samaranch ESTAMBUL / E. LA VOZ

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El príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, recibió a Bachar al Asad en la cumbre de la Liga Árabe
El príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, recibió a Bachar al Asad en la cumbre de la Liga Árabe SAUDI ROYAL COURT | REUTERS

El príncipe heredero saudí se ofreció a mediar entre Kiev y Moscú, mientras el presidente sirio se negó a escuchar el discurso del presidente ucraniano

20 may 2023 . Actualizado a las 22:04 h.

Una inusitada expectación ha rodeado la cumbre anual de la Liga Árabe que se celebró este viernes en Yeda, una ciudad saudí a orillas del mar Rojo. La razón fue la inesperada presencia de dos líderes de fama mundial, aunque por diferentes razones: el presidente sirio, Bachar al Asad, responsable de incontables masacres en su propio país, y Volodímir Zelenski, que lidera con coraje la resistencia ucraniana a la invasión de las tropas rusas.

La asistencia de Al Asad en Yeda sirvió para visualizar la readmisión a la Liga Árabe de Siria, expulsada de la organización panárabe en el 2011 a causa de la brutal represión de manifestantes pacíficos. La decisión, adoptada por los ministros de Exteriores árabes hace unos diez días, representa un importante cambio en el orden regional y certifica el fin del efervescente período de cambios al rebufo de las llamadas Primaveras Árabes.

«Espero que esto marque el inicio de una nueva fase de acción árabe en aras de la solidaridad entre nosotros, para la paz en nuestra región, el desarrollo y la prosperidad en lugar de la guerra y la destrucción», dijo Al Asad en su discurso dirigido al resto de mandatarios presentes. El presidente insistió en defender el principio de no injerencia en los asuntos internos de otros Estados, y lanzó una puya al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, al alertar del «peligro del expansionismo del pensamiento otomano». Turquía tiene desplegadas tropas en el norte de Siria y apoya milicias rebeldes sirias, motivo de tensión en las relaciones entre Ankara y Damasco.

El retorno del líder sirio al redil árabe ha sido posible por el giro en su política exterior realizado por varios Estados árabes, y especialmente, su peso pesado actual, Arabia Saudí. Riad, al igual que Emiratos Árabes Unidos o Catar, apoyó con dinero y armas a los rebeldes sirios durante años. Este viernes, en cambio, el príncipe heredero, Mohamed Bin Salman, anfitrión de la cumbre, abrazó a Al Asad. 

Catar se desmarca

En cambio, el emir catarí, Tamim bin al Thani, abandonó la sala en mitad del discurso del presidente sirio, un gesto para escenificar su rechazo a la readmisión de Damasco, una posición en la que Doha se ha quedado sola.

Zelenski, a su llegada a Yeda para la cumbre de la Liga Árabe.
Zelenski, a su llegada a Yeda para la cumbre de la Liga Árabe. SAUDI PRESS AGENCY HANDOUT | EFE

Tanta atención como Al Asad despertó Zelenski, que asistió a la cumbre por invitación de Arabia Saudí, una oportunidad para dirigirse a un grupo de países que en su mayoría se han mantenido más bien neutrales respecto a la guerra de Ucrania, un posición compartida por buena parte de las naciones del llamado sur global. Bin Salman, en su discurso inaugural, afirmó que Riad «continuará con sus esfuerzos» para mediar entre Rusia y Ucrania.

Zelenski abordó directamente esta cuestión en su discurso e instó a los líderes árabes a ayudar a «liberar a los ucranianos de las jaulas rusas». «Desafortunadamente, hay algunos en el mundo y aquí, entre vosotros, que han mirado a otro lado a esas jaulas y anexiones ilegales», deslizó el presidente ucraniano, a la vez que urgía a su audiencia a «echar una mirada honesta» a la guerra. Durante la intervención de Zelenski, Bachar al Asad —estrecho aliado de Moscú al que debe seguir en el poder tras su inestimable ayuda en el conflicto junto con Irán— y su delegación se negaron a «ponerse los auriculares de traducción», según la agencia siria Sana.

Entre el morbo del encuentro entre los líderes árabes y Al Asad, y el de Zelenski con algunos aliados rusos, por una vez, la cumbre de la Liga Árabe no dejó un insulso sabor de boca.