Bruselas renuncia a crear un fondo común para industrias estratégicas

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

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Se limitará a extender un cheque extra de 10.000 millones, frente a los 339.000 de Estados Unidos

24 jun 2023 . Actualizado a las 20:05 h.

La Comisión Europea se rinde. Tras meses de negociaciones para tratar de persuadir a Alemania y otros países reacios, Bruselas renuncia a desplegar este verano el ansiado Fondo de Soberanía, un instrumento con el que pretendía blindar las industrias estratégicas de la UE frente a sus competidoras estadounidenses, que desde el 1 de enero ya se benefician de un aluvión de ayudas públicas valoradas en 339.000 millones de euros en el marco de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA). El dinero ya está llegando a las fábricas de componentes eólicos, solares, baterías y extracción de minerales.

En la UE, sin embargo, no habrá un fondo común para contrarrestar estos subsidios. Cada país tendrá que recurrir a sus colchones y los fondos asignados en los actuales planes presupuestarios europeos. Las cancillerías que abogaban por su creación —para competir en igualdad de condiciones, también dentro de la UE— tendrán que conformarse con una «reorientación» de los planes ya existentes, que se verán reforzados con un extra de 10.000 millones de euros, según detalla Europa Press. Es la única concesión que ha podido conseguir el Ejecutivo comunitario.

Para maquillar el escaso éxito cosechado, Bruselas ha propuesto en su lugar desplegar la Plataforma de Tecnologías Estratégicas para Europa (STEP). Este instrumento promoverá la competitividad a largo plazo de tres industrias «claves»: la tecnología digital, la «limpia» y la biotecnología. Son tres sectores «prioritarios» para las autoridades europeas, que siguen temerosas de la elevada dependencia de las manufacturas chinas y del proteccionismo norteamericano.

Medidas tibias

La propuesta decepcionará a muchas industrias, como la eólica, que reclamaba «poner dinero propio sobre la mesa» y desplegar lo antes posible el Fondo de Soberanía. Desde el sector también se ha criticado la tibieza de las medidas adoptadas en la Ley de Industria Net Zero —presentada en marzo—.

Expertos del centro de análisis Bruegel coinciden en que es «poco convincente». Rechazan el trato «preferencial» que se le ha dado a algunas tecnologías frente a otras y, aunque aplauden la aceleración de los procesos de autorización, creen que no se han abordado otros obstáculos. Un ejemplo: Bruselas reconoce un déficit de 180.000 trabajadores cualificados en hidrógeno y 66.000 en el sector de la energía solar de aquí al 2030, pero la ley «no desarrolla una estrategia para abordar este problema».

Mucho más críticos se han mostrado con la decisión de aparcar el Fondo de Soberanía: «La STEP no proporciona nuevos recursos sino que vuelve a empaquetar los existentes», denuncian.

Lo que más preocupa es que esa ausencia de financiación común otorgue ventaja a los Estados con más recursos. «Se pone en peligro la igualdad de condiciones en el mercado único. Este riesgo podría materializarse rápidamente si los países con más espacio fiscal deciden crear sus propios paquetes de políticas industriales verdes. Por ejemplo, si Alemania sigue adelante con un gran esquema de subsidios para reducir los costes de electricidad de sus industrias intensivas en energía en general, y en los fabricantes de tecnologías limpias en particular, es probable que provoque una reacción negativa de otros países».

Se necesitan más fábricas

La UE cuenta con 250 factorías que fabrican turbinas y componentes para el sector eólico. Una cifra escasa para la patronal Wind Europe: «Estamos construyendo algunas fábricas nuevas, pero no las suficientes para la expansión masiva de la energía eólica que Europa necesita», explican.

Se necesitan grandes inversiones, por eso los empresarios creen que las políticas de la UE «se quedan cortas», obligando al sector a importar de China.