Detenido un «diógenes» que acumulaba 45 toneladas de pilas de litio para vender por internet

Sagrario Ortega MADRID / EFE

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MARTINA MISER

El Seprona alertó del «riesgo catastrófico» que supuso que el infractor, un militar de 37 años, acumulase tanto material. Pudo llegar a embolsarse, según fuentes de las investigaciones, cerca de 1,5 millones de euros gracias a sus ventas ilegales

12 ago 2023 . Actualizado a las 17:53 h.

Era tal la acumulación de baterías de litio y de material para su manipulación que ni el perro de la Guardia Civil encontró espacio para entrar a rastrear la casa en la que, cual «diógenes», un militar desarrollaba un negocio tan lucrativo como peligroso. Fue a finales de julio cuando la Guardia Civil entró en una casa del municipio segoviano de Otero de Herreros, una pequeña población de 962 habitantes (según los datos del INE de 2022) y a tan solo 23 kilómetros de la capital de la provincia.

Allí, en un chalé más parecido a un almacén que a una vivienda, un militar de 37 años, J.D.P.I., desarrollaba una actividad «extra» a su trabajo diario que podía haber puesto en peligro a todos los habitantes del municipio y, por supuesto, a él mismo. «En peligro catastrófico», como lo definen a EFE fuentes próximas la investigación.

Y es que, según se comprobó in situ, el militar acumulaba 45 toneladas de baterías de litio, conseguidas en un tráfico ilegal de estos residuos que luego manipulaba para reacondicionarlas y venderlas por internet, proporcionándole pingües beneficios. De hecho, los investigadores de la Unidad Central Especial (UCE3) del Servicio de Información de la Guardia Civil, que trabajaron codo con codo con sus compañeros de la comandancia de Segovia, el Seprona y el Servicio Cinológico, calculan que J.D.P.I. podría haber obtenido 1,5 millones de beneficios.

Como no le cabía todo el material que adquiría —generalmente lo compraba en un país de nuestro entorno—, había excavado la parte inferior de la casa para ganar espacio. Tanta superficie ocupaba el material, que apenas quedaba un pasillito por el que no cabía ni el perro detector de dinero que llevaron los agentes en el registro.

Las fuentes consultadas por EFE han explicado que en el transcurso de la investigación, los agentes comprobaron cómo en la vivienda, a la que llegaban camiones con palés cargados de alguna mercancía, el sospechoso, muchas veces vestido de militar, manipulaba algunos efectos. Al principio, y dada su profesión, los investigadores dirigieron sus pesquisas hacia la posibilidad de que el hombre estuviera detrayendo material de logística del Ejército por su relación laboral con ciertas instalaciones de Defensa.

El Seprona «no daba crédito»

Una vez descartada esa hipótesis, descubrieron que J.D.P.I. realizaba numerosas transacciones sospechosas desde otro país, de donde precisamente le llegaban las baterías de litio que, una vez acondicionadas por él mismo, ponía a la venta a través de internet o de mensajería instantánea.

Con una orden de registro, los investigadores entraron en la casa no sin cierto peligro, toda vez que, dado el deterioro de parte de la mercancía, algunas baterías llegaron a soltar chispas en una leve deflagración. Las fuentes precisan a EFE que el Seprona, más especializado en la persecución de este tipo de delitos, no daba crédito a lo que estaba viendo y al riesgo «catastrófico» que suponía. Porque además, un material tan «sensible» solo puede ser transportado en vehículos autorizados para el traslado de mercancías peligrosas.

Huelga decir, que el militar, que por supuesto fue detenido, no se esmeraba en adoptar medidas de seguridad. Un hallazgo sorprendente, en suma, que supuso finalmente la mayor incautación de baterías de litio ilegales en España y, quizá, en el mundo. En nuestro país ha sido la primera de este tipo.

Los efectos intervenidos fueron trasladados en un primer momento a una planta de recuperación de Pinto (Madrid). Después, se llevarán hasta otra de recuperación de residuos peligrosos de Alemania. Mientras, el detenido, para quien en principio se decretó prisión provisional, ha sido puesto en libertad.

¿Sospechaban algo los vecinos? Según cuentan, hace dos años el Ayuntamiento se dirigió a las fuerzas de seguridad al sospechar una actividad extraña en la casa, pero, al parecer, no hay documento de denuncia. Al menos, no se ha encontrado.