Los rescatadores de Ferrol en Libia: «Encontramos todo arrasado, había troncos  y coches lanzados hasta un tercer piso»

Bea Abelairas
B. abelairas FERROL / LA VOZ

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Briegal

Tras jornadas agotadoras, regresa el equipo formado por bomberos de Ferrol, Navantia y Aena, además del Casaga

18 sep 2023 . Actualizado a las 18:35 h.

Los rescatadores desplazados a Libia por la oenegé Briegal de Ferrol ya han emprendido el viaje de vuelta. Desde que pusieron un pie en la zona devastada por la riada, en ciudades como Derna, trabajaron casi sin descanso. Algunas jornadas casi sin parar a comer, tomando algo para aguantar hasta la cena, pero la magnitud del desastre era tal que no encontraron supervivientes y solo el cuerpo de una mujer. «Todo estaba arrasado, vimos coches y troncos que se habían lanzado hasta un tercer piso».

El equipo, en el que se encontraban bomberos del parque de Ferrol, de Navantia y de Aena se guiaba por el olfato de los perros del Casaga, que los acompañaron, y que ya viajaron a Turquía. Cuentan, aún desde el país africano, que la desorganización del país era mucho más acusada que en su anterior misión.

Bomberos de Ferrol en Libia
Bomberos de Ferrol en Libia Briegal

Los rescatadores trataron de desplazarse con un patrón italiano a alta mar para ayudar en la recuperación de cadáveres, pero no pudo organizarse finalmente la expedición. «A maioría dos corpos quedan en alta mar», cuenta un grupo que pide más medios para seguir realizando misiones como esta. En este viaje llevaron material del parque de bomberos de Ferrol, prestado por el Concello de Ferrol. Estos medios les permitían realizar rescates en tierra y en medios acuáticos.

Diego Rico en Libia
Diego Rico en Libia B

«Traballamos todos os días de nove a nove e durmimos entre pupitres nun colexio»

Diego Rico es uno de los fundadores de la oenegé Briegal. Ya viajó para ayudar en Turquía y ahora está en Libia, en una experiencia que está siendo más dura, pero que no ha mermado ni sus fuerzas, ni sus ganas de ayudar. «Dende o primeiro día traballamos de nove a nove da noite e durmimos entre pupitres, en colexios... Estamos ben, pero a comida foi chegando a pouco inda que eso non importa porque trouxemos víveres de supervivencia», cuenta al término de una de las últimas jornadas de rescates.

No esconde su frustración por no haber podido encontrar a nadie con vida, pero casi no ha habido supervivientes en esta tragedia. Le queda superar el viaje de vuelta; el de llegada fue complicado: «Fixemos 300 kilómetros por carretera dende o aeroporto a 150 por hora, ademáis viñan conducindo unhos rapaces novos e puido pasar de todo, a ver se na volta vai mellor».

 Y no fue así, porque el avión en el que tenían previsto salir a primera hora de la tarde de este domingo tuvo una avería, ya que se le rompió el cristal de la cabina y equipo de Briegal tuvo que pasar la tarde y la noche sentados en sillas de playa mientras no llegaba otra aeronave, ya que se trata de un pequeño aeropuerto sin apenas servicios: «Trouxeronnos a cea, un burrito, do primeiro avión, algo é algo», contaban resignados al filo de las diez.