El infierno de la plaga de chinches en París: «Me sentí como una leprosa»

Asunción Serena PARÍS / E. LA VOZ

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Las autoridades advierten del aumento de estafas por parte de empresas sin cualificación que reclaman precios desorbitados de hasta 3.000 euros por fumigar las viviendas

09 oct 2023 . Actualizado a las 08:30 h.

Dos colegios en Seine-Saint-Denis, un hotel en Châteauroux, los locales de la policía de aduanas en el aeropuerto de Orly, un cine en Clermont-Ferrand, otro en París… La lista sigue y todos estos locales tienen en común el haber estado infestados de chinches.

Conforme pasan los días, los casos se multiplican, mientras los medios de comunicación dedican portadas de periódicos y aperturas de informativos en las televisiones, inquietos también por la imagen que ofrece Francia al mundo a menos de 300 días del inicio de los Juegos Olímpicos.

La psicosis es tal que el Gobierno se ha visto obligado a reaccionar convocando una reunión interministerial de urgencia, mientras que los diputados de la mayoría van a presentar un proyecto de ley para luchar contra los chinches.

Según la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria, al menos uno de cada diez hogares han resultado infestados entre el 2017 y el 2022 con estos insectos que se alimentan de sangre humana. El presidente del Instituto de Gestión de Servicios Inmobiliarios, Henry Buzy-Cazaux, asegura que ahora son incluso una de cada seis viviendas, mientras que la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, reclama un plan de acción nacional al gobierno para luchar contra los chinches.

Ciudadanos y visitantes soportan una plaga que no se sabe cuándo acabará, según los testimonios recogidos por los medios galos. Ninon, una asistente de dirección de 30 años, contó así su experiencia en Liberatión: «Cuando me desperté una mañana, vi granos en mis muslos, rojos, enormes, calientes. No sabía qué era, especialmente porque mi compañero de cuarto no tenía uno. Me volvía loca porque solo aparecía de noche y no podía verlos. Me sentí como si fuera la leprosa de turno». Tampoco le fue mejor a Quentin y a su pareja. «Teníamos la sensación de que los insectos se movían sobre nuestra piel, sin poder encontrarlos. Sientes que te estás volviendo un poco loco», dijo.

 Estos insectos habían desaparecido de Francia poco después de la Segunda Guerra Mundial, pero en los años 90 volvieron a resurgir por diversas razones, especialmente la resistencia a los insecticidas que se utilizaban para erradicarlos y el aumento de personas que viajan y que facilitan la movilidad de estos animales.

El ministro de Sanidad, Aurélien Rousseau, ha insistido en que los chinches no transmiten enfermedades. «No hay que alarmarse», dijo en France Inter. Y al mismo tiempo advirtió a los ciudadanos contra el aumento de estafas por parte de empresas malintencionadas y sin cualificación apropiada que reclaman precios desorbitados. Dice que lo que le preocupa es que los hogares infestados «paguen 3.000 euros para erradicar una plaga y se dejen engañar por empresas que se aprovechan» de la vulnerabilidad en la que se encuentran. También el prefecto de la región parisina se ha movilizado en este sentido alertando de que «ante el repunte de las denuncias de chinches en las últimas semanas, se multiplican las estafas». Anima a la gente a acudir a la web del Gobierno para consultar las empresas recomendadas para la desinfección.

El Gobierno ya había lanzado un plan de lucha contra los chinches en el 2022. Consiste en campañas de sensibilización, especialmente en los sectores de más riesgo como hotelería y comercios de segunda mano. Dan una serie de consejos en la página web del Ministerio de Ecología para deshacerse de ellos, y ofrecen una lista con medio millar de empresas certificadas para acudir a ellas en caso de necesidad.

Ahora, el ministro de Transportes, Clément Beaune, ha convocado a los responsables de trenes y metros que han ofrecido un balance de todos los señalamientos que ha habido en las redes sociales sobre la presencia de chinches (37 en trenes y 1 en el metro de París) estos días. Todos han dado un resultado negativo, pero ante la psicosis creciente, el ministro pidió que publiquen un informe trimestral sobre la situación.

El Gobierno estima que los chinches no constituyen «un motivo para un pánico general», pero reconocen que los hogares infectados viven «un infierno».