Putin viaja a Pekín para cerrar filas con Xi ante las crisis geopolíticas abiertas

María PUerto PEKÍN / E. LA VOZ

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Xi Jinping durante el acto de bienvenida de Putin a Pekín.
Xi Jinping durante el acto de bienvenida de Putin a Pekín. SERGEI SAVOSTYANOVSPUTNIKKR | EFE

China impulsa su papel en la escena mundial con el III Foro de las Nuevas Rutas de la Seda en la que participan este miércoles 130 países

18 oct 2023 . Actualizado a las 17:31 h.

Pekín vuelve a ser sede de un evento internacional tras los años de pandemia. Representantes de 130 países y una treintena de organizaciones internacionales participan en el III Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional. Este año se celebra el décimo aniversario de la iniciativa, con los países del Sur Global cada vez más atraídos por la inversión china, con Vladimir Putin como invitado especial y Occidente distanciándose del proyecto. La iniciativa, también conocida como las Nuevas Rutas de la Seda, es una decisión de Xi Jinping para impulsar el papel de China en la escena global a través de inversiones y grandes proyectos de infraestructuras.

La guerra entre Israel y Hamás sobrevuela la cumbre y eclipsa el encuentro entre los presidentes Putin y Xi para destacar la fortaleza de su alianza. Rusia y China coinciden en que para frenar el conflicto es necesario respetar la «solución de dos Estados». Pekín ha anunciado que su enviado para Oriente Medio, Zhai Jun, viajará a la región para promover un alto el fuego. El conflicto en Oriente Medio rebaja la atención sobre Ucrania y la posible presión que Pekín pueda ejercer sobre Moscú, como insistentemente le han pedido la Unión Europea y Estados Unidos.

Los dos mandatarios posaron sonrientes en la cena de gala celebrada la noche del martes y este miércoles mantendrán una reunión bilateral. Putin ha viajado a China con la esperanza de profundizar la cooperación en materia comercial y energética. Uno de sus objetivos es firmar un acuerdo para desarrollar el gasoducto Fuerza Siberia 2, que llevará más gas ruso a través de Mongolia. Desde la parte china, que mide muy bien no traspasar la línea roja de las sanciones impuestas por Occidente, la preferencia es escenificar un apoyo simbólico para presentarse como una alianza alternativa a Occidente. A pesar de ello, Pekín contribuye con sus compras de gas y petróleo a mantener la estabilidad rusa. Según Moscú, el comercio con China superará los 200.000 millones de dólares en el 2023. 

Orbán, el único europeo

La diferencia con el último Foro celebrado en abril del 2019, antes de la pandemia, es que la UE, junto con organismos occidentales, han enfriado su participación. Solo el presidente de Hungría, Viktor Orbán, cercano a Putin, ha viajado a Pekín. Italia que se adhirió al proyecto se está retirando. Occidente critica el endeudamiento y la consiguiente dependencia de China que crean los grandes proyectos de infraestructuras en países en vías de desarrollo.

En el libro blanco sobre el futuro de la iniciativa de la Ruta de la Seda, publicado la semana pasada, el Gobierno de Pekín asegura que el objetivo del proyecto, más allá de impulsar el comercio, pretende «construir una comunidad global de futuro compartido». La propuesta inicial de crear una Nueva Ruta de la Seda con el desarrollo de una red de infraestructuras entre Asia Central, el Sudeste Asiático y Europa, junto con otras rutas por África y América Latina, está dejando paso a un programa más ideológica para crear un nuevo orden mundial.