Raquel Martí, directora de la UNRWA en España: «Nos quedamos sin combustible y sin él es imposible la operación humanitaria en Gaza»

María Salgado
María Salgado REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD · Exclusivo suscriptores

Raquel Martí, directora ejecutiva en España de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA)
Raquel Martí, directora ejecutiva en España de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA)

La Agencia de la ONU para los refugiados palestinos alberga y alimenta en sus instalaciones de la Franja a 600.000 personas

26 oct 2023 . Actualizado a las 12:34 h.

Como un desolador Guernica del siglo XXI, las imágenes de cadáveres desmembrados de mujeres y niños palestinos bajo los bombardeos israelíes llegan a Europa, que mira horrorizada, pero no hace nada. Más de 12.000 toneladas de explosivos, 6.000 muertos, 17.000 heridos, 1.600 desaparecidos y 1.400.000 desplazados en solo 20 días. Las cifras revientan el umbral del dolor de cualquier sociedad civilizada. El grito de auxilio más alto lo lanzó este martes el portugués António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, que denunció que el Gobierno de Netanyahu está violando el derecho internacional y que «los ataques de Hamás no vienen de la nada, sino de 56 años de asfixiante ocupación». Unas palabras ofensivas para Tel Aviv, que pidió su dimisión y vetó ayer a los funcionarios de la organización. La directora en España de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Raquel Martí, teme que, ahora, sin visados, no puedan continuar con el trabajo humanitario en la Franja de Gaza del que depende la supervivencia del pueblo palestino. Además, la noche de este miércoles se quedaban sin combustible, la única fuente de energía de hospitales, clínicas, panaderías y plantas desalinizadoras de agua.

—¿Las palabras de Guterres han sido un grito de auxilio?

—Ahora mismo estamos viviendo una situación muy tensa dado que la escalada del conflicto en Oriente Medio está sobrepasándonos a todos, y lo necesario es un alto el fuego para salvar vidas, la apertura de corredores humanitarios y la entrada urgente de combustible.

—¿Qué supone que Israel haya declarado no grata a la ONU y que ya no le conceda visados?

—La verdad es que son unas declaraciones muy inquietantes dado que para poder trabajar en territorio palestino ocupado, en Cisjordania y Gaza, tienes que contar con la autorización de Israel para poder acceder. Solo hay dos entradas, una por el aeropuerto de Tel Aviv y otra por el paso fronterizo con Jordania, el puente de Allenby. Si no permiten visas a los funcionarios de Naciones Unidas no podremos seguir llevando a cabo acciones humanitarias.

—El pueblo palestino no puede sobrevivir sin la ayuda de la ONU.

—El pueblo palestino no puede sobrevivir sin ayuda internacional.

—¿Cuántos trabajadores de la ONU están en la Franja?

—De la UNRWA tenemos 13.000 trabajadores en la Franja y de ellos el 99 % son personal local y una docena de internacionales. Hemos podido confirmar 38 muertes, aunque serán más porque hemos perdido el contacto con muchos de nuestros compañeros, que están desplazados o desaparecidos.

—¿Qué le transmiten los equipos que están sobre el terreno?

—Me coordino con ellos todos los días. Las conversaciones son difíciles porque acaban de perder a familiares muy cercanos: hijos, padres y hermanos. A veces se encuentran en estado de shock y aterrorizados porque saben que no hay ningún lugar seguro en la Franja y no pueden proteger a sus familias. Su situación es de estrés, agotamiento y miedo. Hace dos días, un fotógrafo nuestro me contó que acababa de perder a 20 familiares en un bombardeo.

—¿Puede darnos cifras actualizadas de víctimas?

—Son 6.546 muertos, de los que 2.704 son niños, 1.584 mujeres y 364 ancianos. Hay 17.439 heridos, de ellos 5.364 son niños, y 1.600 desaparecidos, de los cuales 900 son niños. En las últimas 24 horas, los bombardeos se han intensificado y han matado a 700 personas. La media era de entre 300 y 400 muertos diarios.

—Una catástrofe sin precedentes.

—Todo el personal de Naciones Unidas estamos absolutamente sobrepasados por las dimensiones de la emergencia y la catástrofe en Gaza. Es la primera vez en la historia de la UNRWA que estamos a punto de no poder seguir trabajando ni ofrecer nuestra ayuda a la población que lo necesita. La noche de este miércoles nos quedamos sin combustible y sin él es imposible mantener la operación humanitaria en Gaza.

—¿Qué implica la falta de combustible?

—No tenemos combustible ni para nuestras clínicas móviles, que están atendiendo a las 600.000 personas refugiadas en nuestras instalaciones. Estábamos suministrando combustible a las plantas desalinizadoras para tener agua potable. Distribuíamos solo un litro de agua por persona al día porque no da para más. Tampoco vamos a poder distribuir combustible a los hospitales ni a las panaderías. No vamos a poder seguir trabajando.

—¿Qué necesidades tienen?

—Nuestras existencias en alimentos y medicamentos están mermando. Tenemos 85 medicamentos esenciales fuera de stock. El Ministerio de Salud palestino anunció el colapso total de los hospitales. El de Al Shifa tiene capacidad para 700 personas y está atendiendo a 5.000 diarias. Hay muchos pacientes que necesitan la electricidad para sobrevivir: personas con insuficiencia renal, neonatos prematuros en incubadoras y otros que precisan respiradores. La situación es extremadamente acuciante. No sabemos lo que va a pasar en las próximas 24 horas si no permiten la entrada de combustible ni de ayuda humanitaria.

—¿Cuántos desplazados hay?

—Son 1.400.000, de los que 600.000 están en nuestras instalaciones.

«La ONU investigará si se han cometido crímenes de guerra»

Martí no duda de que Israel está violando el derecho internacional y explica que 40 instalaciones de esta agencia de la ONU, entre ellas cinco escuelas llenas de refugiados, han sido bombardeadas.

—¿Con qué instalaciones cuentan?

—Tenemos 22 clínicas de salud y colegios para 300.000 niños, dos centros de formación profesional, 14 centros de distribución de alimentos y una red de almacenes en la Franja. Como son recurrentes las escaladas de violencia, teníamos preparadas 50 escuelas con doble uso: colegio y refugio. Cada escuela puede albergar a 1.500 personas y ahora acoge a 5.000. Están hacinadas, no hay baños suficientes y cada día llegan miles de desplazados. Ya hay casos de sarna, varicela, gastroenteritis e infecciones respiratorias, sobre todo en menores de cinco años. Se nos han acabado los materiales de limpieza, los kits higiénicos, y los pañales para bebés y adultos.

—¿A cuántas personas alimentan?

—Antes del 7 de octubre, repartíamos alimentos, como harina y arroz, a 1.200.000 personas en Gaza, pero cerramos los centros de distribución el 8 de octubre. Ahora, damos comida caliente a 600.000 personas en los refugios.

—¿Dónde están distribuyendo la ayuda humanitaria?

—En el sur, pero solo han entrado 62 camiones de ayuda. La Media Luna Roja y la OMS ponen su vida en riesgo y distribuyen medicamentos en hospitales del norte.

—¿Están abriendo fosas comunes?

—Se han acabado las bolsas para cadáveres. Cuando las morgues de los hospitales colapsaron, se usaron camiones congeladores de alimentos, pero llevan días usando fosas comunes. Hay muchísimos cuerpos sin identificar, por eso hay 1.500 desaparecidos. Los padres han empezado a escribir los nombres de los niños en sus brazos.

—¿Se puede hablar de genocidio?

—No puedo contestar, pero cuando esta situación acabe Naciones Unidas investigará si se han cometido crímenes de guerra.

—¿Para qué escenario se preparan?

—Para el mejor, que entre combustible y la ayuda humanitaria necesaria; y para el peor, que no entre nada, con o sin alto el fuego.