La forma correcta para impedir que China ataque Taiwán

ryan hass / jude blanchette

ACTUALIDAD · Exclusivo suscriptores

María Pedreda

Estados Unidos también debe asegurar el futuro de su economía y democracia

12 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras el debate sobre la política de China se intensifica en Estados Unidos, la discusión en Washington se centra cada vez más en la cuestión de cómo impedir que Pekín invada o bloquee Taiwán. Eso es por una buena razón: sus predecesores, el presidente chino, Xi Jinping, y sus socios han manifestado su determinación de ejercer control sobre Taiwán y, si es necesario, utilizarán la fuerza para hacerlo. En respuesta a estas amenazas, cada vez más líderes militares estadounidenses, incluido el exjefe del Comando Indo-Pacífico de Estados Unidos, el almirante Phil Davidson, y el jefe de operaciones navales, el almirante Mike Gilday, han advertido que China podría atacar Taiwán en el 2027.

Bajo su política de «una sola China», Estados Unidos mantiene lazos no oficiales con Taiwán, así como relaciones diplomáticas formales con China. La política de Washington se ha basado durante mucho tiempo en fomentar el diálogo entre los líderes de Pekín y Taipéi, insistiendo en que las disputas por el Estrecho de Taiwán deben resolverse de forma pacífica. Para subrayar esta posición, Estados Unidos mantiene una importante presencia militar en el Pacífico Occidental. No obstante, con una agresión creciente de China en el Estrecho y sus alrededores, preocupa si Estados Unidos podrá mantener la paz o no.

Muchos analistas y políticos afirman que la mejor forma de que Estados Unidos siga disuadiendo a China de atacar Taiwán es ejercer un poder coercitivo sobre Pekín. Como señaló el representante estadounidense de Wisconsin, Mike Gallagher, «necesitamos mover cielo y tierra para armar Taiwán y evitar una guerra». Esta teoría de la disuasión prioriza que se garantice que Estados Unidos y Taiwán tienen suficientes capacidades militares para frustrar una invasión y amenazar a China con grandes costes como represalias. Para detener a China, argumentan los defensores de esta teoría, Washington debe incrementar sus gastos de defensa, reconstruir la base industrial de defensa estadounidense y acelerar la velocidad con la que Taiwán recibe armas y otra asistencia militar.

Estas medidas son fundamentales, pero no son suficientes. Bien entendida, la disuasión es un ejercicio de persuasión político-psicológica, y nunca ha sido solo un cálculo de quién posee más recursos militares. La disuasión requiere de un amplio conjunto de herramientas, incluida la paciencia diplomática, matices, sorpresa, política arriesgada y también tranquilidad y credibilidad. Es esta visión holística de la disuasión la que se necesita ahora en Washington. Las características claves de una estrategia más efectiva incluyen un enfoque más moderado de la diplomacia estadounidense que evite maniobras políticas provocativas y un esfuerzo renovado para construir una coalición de países más profunda, amplia y fuerte que apoye la seguridad y prosperidad de Taiwán. Para asegurar la paz en Asia, Washington debe adoptar una visión más comprensiva de la disuasión que no solo impida una invasión o bloqueo, sino que también asegure el futuro de la economía, democracia y el pueblo de Taiwán.

Por ahora, es probable que Pekín comprenda que un ataque directo a Taiwán sería muy costoso para China. Pero si Xi Jinping cree que el coste político de la inacción en el Estrecho plantea una amenaza existencial para el Partido Comunista de China, él o sus sucesores podrían correr grandes riesgos, incluida una escalada militar. Xi consideraría ese planteamiento solo si todas las demás vías hacia una unificación se hubiesen descartado. Hay varios escenarios que podrían llevar a Xi a actuar. Por ejemplo, si Taiwán declarara la independencia, Pekín podría afirmar que una escalada militar es su única opción políticamente aceptable. Una apreciación de este riesgo explica por qué la gran mayoría del pueblo taiwanés prefiere el statu quo.

La disuasión, por tanto, no puede entenderse en términos exclusivamente militares. Más bien, se necesita una nueva y amplia comprensión para prevenir una invasión y garantizar la seguridad y la prosperidad de Taiwán. El primer y más importante elemento de un enfoque holístico de la disuasión debe ser una señal clara e inquebrantable del apoyo de Estados Unidos a Taiwán. Maniobras políticas, retórica indisciplinada o indicios de que Washington duda de su determinación de cumplir sus compromisos de seguridad probablemente generen más agitación, agresión e imprevisibilidad por parte de Pekín. Quedó demostrado en agosto del año pasado, cuando la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, viajó a Taiwán. Pekín respondió con un ejercicio militar en el Estrecho y desde entonces ha tratado de normalizar su presencia cerca de las aguas territoriales taiwanesas.

Las coaliciones también son fundamentales en esta visión de la disuasión. Para preservar la estabilidad en el Estrecho, es esencial que Washington fortalezca sus relaciones con aliados claves, especialmente en el Indo-Pacífico y Europa.

La estrategia de Washington y sus intereses

El verdadero debate no es sobre si desechar un enfoque político que ha mantenido la paz y protegido a Taiwán durante décadas, sino, más bien, sobre cómo Estados Unidos podría evolucionar su planteamiento con el actual marco político de «una sola China». Aunque pueda parecer atractivo abandonar esta política, haría hincapié en los compromisos de Estados Unidos con Taiwán y la región, y abriría otra línea divisoria de riesgo en un mundo que ya es lo suficientemente peligroso. Por insatisfactorio que puede parecer para muchos, el objetivo de Estados Unidos es ampliar los horizontes temporales, no colapsarlos.

El propósito de la estrategia de Washington en el Estrecho de Taiwán es incentivar un comportamiento que sirva a los intereses de Estados Unidos mientras que desincentiva acciones que puedan amenazarlos. El poder coercitivo es un elemento fundamental de los esfuerzos de Estados Unidos para mantener la paz y la estabilidad en el Estrecho. Es una variable en la ecuación, y no la solución. Para proteger sus intereses, los líderes estadounidenses deben ser más hábiles al combinar esfuerzos para reforzar las capacidades militares con claridad en sus objetivos estratégicos, fortaleza en sus coaliciones, una coordinación sólida con Taiwán y una comprensión más específica de la psicología de quienes tomar las decisiones en Pekín. Estados Unidos ha protegido sus intereses en la paz y estabilidad en el Estrecho de Taiwán durante casi 45 años. Tiene que mejorar para continuar haciéndolo durante otros 45 más.

Ryan Hass y Jude Blanchette son miembros de la Institución Brookings y politólogo. © 2023 Foreign Affairs. Distribuido por Tribune Content Agency. Traducido por S. P.