Los expertos hablan sobre la edad de acceso al móvil: «Al dárselo a un niño le estás dando un Ferrari sin carné de conducir»

Javier Becerra
Javier Becerra REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD

Sandra Alonso

Hablan de «retrasar lo más posible» el acceso, pero se resisten a establecer un límite para todos los casos como plantean grupos de WhatsApp que no quieren que sus hijos lleguen al teléfono antes de los 16

04 dic 2023 . Actualizado a las 22:31 h.

El profesor de la USC Antonio Rial Boubeta, uno de los mayores especialistas de España en la materia de adicciones y usos de las nuevas tecnologías, celebra los pasos dados por los padres que en grupos de WhatsApp se unen para retrasar el acceso a los móviles de sus hijos. «Hay muchísima evidencia científica que recomienda esto y lo avala. Me parece muy grato que los padres tomen la iniciativa», dice. Sus estudios, realizados para entidades como Unicef o la Fundación Barrié, traducen a datos la situación actual. Un ejemplo: «La ley dice que con menos de 14 años no puedes estar en ninguna red social y el 98,5 % están ya en alguna a los 12 años. Y el 83,5 % en tres o más. Aquí es evidente que se está saltando la ley todo el mundo».

Junto a su visión académica, el punto de vista de la consulta lo aporta Belén Montesa, psicóloga que trabaja además en colegios e institutos con este problema. «Hay que avanzar hacia un consenso social y una nueva mirada de regular esto tan absorbente, que es una trituradora del tiempo, del sueño, de los encuentros presenciales, del deporte, de la lectura… En cuanto se le da un móvil a un niño, que es algo tan excitante y le da tantas posibilidades de ser mirado y exhibirse, de acumular y retener fotos, de agredir, de difamar, de todo..., les da una sensación de omnipotencia tal que es muy peligrosa».

Pese a ello, ninguno de los dos es partidario de establecer un límite fijo de edad para el uso, como el planteado por esos grupos de WhatsApp, a los 16 años. «No me atrevo a dar una edad. Si tuviera que decir algo lo retrasaría hasta los 14 años», señala Boubeta. «Pienso que hay que ir caso a caso. En Primaria no lo veo necesario. A partir de los 12 años creo que no es tanto la edad como el para qué», opina Montesa. «¿Para fomentar su autonomía, si va solo al colegio o si se va a quedar en casa? ¿Como algo que dé seguridad y de tranquilidad para las familias e independencia al chico? Pues así, sí. Lo que sería es muy rigurosa con el tema de las redes sociales. Ni TikTok, ni Instagram ni YouTube para adultos. Las redes no se las dejaría usar antes de los 14 y 15 años y exigiría muchísima supervisión», añade.

Porque, más allá de fijar una edad a partir de la cual el adolescente va a usar el móvil, ambos especialistas coinciden en que lo verdaderamente importante viene después: «¿Qué voy a hacer como padre a partir de ese momento? —pregunta Boubeta— ¿Le voy a dar un móvil con tarifa plana, libre de gigas y con wifi en casa o de manera gradual, con tarjeta prepago y que se le gasten los gigas en una semana? ¿Le voy a dar el móvil para que pueda dormir con él en la habitación? ¿Va a llevarlo al colegio todos los días? Y ojo, hay que dar ejemplo también. Acompañar al chico, estar pendiente y reforzar las competencias humanas de autoestima, empatía, asertividad y valores».

«Al darle un móvil a un niño le estás dando un Ferrari sin carné de conducir», ejemplifica Montesa. «Entonces, hay que ayudarle a sacar ese carné, regular los usos, advertir de los riesgos y acompañarlo, limitando mucho la cantidad de tiempo —continúa—. Y pienso que, cuanto más tarde mejor, pero con sentido común. En función de lo responsable que sea, más libertad podrá tener. Pero se debe supervisar el contenido, el tiempo y las interacciones hasta los 15 y 16 años. A partir de ahí, podemos dejarle un uso autónomo si es responsable».

Aunque el tema esté ahí y genere constantes tensiones familiares, Boubeta cree que «hay una falta de sensibilidad social y un enorme desconocimiento por los padres y madres y las propias autoridades». Desde su punto de vista, no haría falta crear nuevas leyes: «Bastaría con cumplir las existentes. Por ejemplo, el WhatsApp es a partir de 16 años. Y el consumo de pornografía, para mayores de 18 años. Técnicamente y legalmente se puede hacer mucho más que preguntar si es mayor de 18 años, pulsar sí y, hala, que el joven se siente cómodamente a ver contenidos pornográficos. En un 70 %, son calificados de hardcore con presencia de genitales y violencia explícita. Los están viendo niños de 12 años».

El experto recuerda que los estudios indican que «tener el móvil a los 9 o 10 años implica doblar las probabilidad de problemas emocionales y conductas de riesgo que a los 13 o 14». Y concluye que «más allá de los líos y en los que se meten los chavales y la responsabilidad legal de los padres por sus actos, tiene un impacto a nivel de salud y emocional incontestable».