Israel mantiene el cerco a Hamás entre anuncios de un alto el fuego inminente

Andrés Rey REDACCIÓN / LA VOZ

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Uno de los bebés de Al Shifa, transportado en incubadora a una ambulancia egipcia.
Uno de los bebés de Al Shifa, transportado en incubadora a una ambulancia egipcia. THE EGYPTIAN HEALTH MINISTRY | REUTERS

Un total de 28 bebés en estado crítico, trasladados a hospitales egipcios

20 nov 2023 . Actualizado a las 22:47 h.

Catar y Egipto habían dado por hecha la liberación de los 240 rehenes israelíes a cambio de un alto el fuego. El embajador israelí en Estados Unidos, Michael Herzog, auguró que sería «cosa de días». Sin embargo, los días pasan, el pacto se retrasa y las bombas dejan ya 13.000 cadáveres.

Entre bombas —y gritos— se reabrió en Tel Aviv el debate para recuperar la pena de muerte. Los que gritaban eran algunos familiares de los más de 230 rehenes que aún están en manos de Hamás. «Dejen de pensar en matar árabes y empiecen a preocuparse por salvar judíos», dijeron, pero la extrema derecha los ignoró.

Y entre bombas y gritos llegó el amanecer a las calles de Rafah: «¿Cómo te encontraría si te perdieras?», preguntaba, fuera de sí, una mujer a su hijo pequeño. Llevaba más de una hora buscándolo y Ziad, un palestino de 35 años, plasmó la escena en el diario que guarda desde que empezó la guerra. En sus páginas describe cómo ha llegado el frío a la ciudad sureña, cómo nadie se llevó consigo ropa de abrigo, cómo cada vez circulan más historias de padres que han perdido a sus hijos.

«La mayoría de personas desplazadas nunca han estado en esta zona y no son capaces de concentrarse por el miedo, el estrés o la falta de sueño», narra Ziad. Varias mujeres consolaban a la que gritaba.

No muy lejos, la comitiva de ambulancias que había rescatado a 31 bebés del Hospital Al Shifa conseguía cruzar la frontera hacia Egipto. 28 de ellos serán ingresados en diferentes centros médicos del país —muchos en estado crítico—, dos se han quedado en la Franja a petición de sus familias y uno no ha sido identificado.

Una treintena de españoles, los últimos que quedaban en el enclave, se preparaban para salir detrás de las ambulancias.

La historia se repite

Israel sigue atacando centros médicos. Las autoridades de Gaza (controladas por Hamás) denunciaron que las tropas israelíes «están estrechando el cerco» alrededor del Hospital Indonesio, en el campo de refugiados de Yabalia. Mikel Ayestaran, corresponsal de Colpisa, informó de que los soldados lo estaban atacando de manera directa.

«No hay garantías sobre corredores seguros —afirmó el portavoz del Ministerio de Sanidad gazatí, Ashraf al Qidra—. Israel busca convertir el Indonesio en una base militar, como hizo con el Hospital Al Shifa, pero nosotros no dejaremos el centro hasta que consigamos evacuar a todos los heridos». Al menos 12 ya habían sido asesinados.

El Ejército israelí sigue defendiendo que Hamás usa las instalaciones sanitarias como centros de operaciones. El domingo por la noche publicó dos vídeos, grabados el 7 de octubre (el día del ataque) por cámaras de seguridad de Al Shifa. En el primero, se ve cómo un hombre es arrastrado por otros cinco a través de lo que parece un vestíbulo de entrada. En el segundo, siete personas empujan a un herido en camilla por uno de los pasillos. Las imágenes no han sido verificadas.

A ellas se unieron algunos fragmentos recogidos por robots militares el 16 y 17 de noviembre, en los que se muestra un túnel oscuro y desvencijado, lleno de cables eléctricos, que desemboca en una puerta a prueba de balas. «Aún tenemos que llegar más allá de la puerta», dicen las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).

Hamás ha reconocido que tiene una red de cientos de kilómetros de pasadizos secretos, búnkeres y pozos de acceso repartidos por todo el territorio palestino, pero ha negado que estén ubicados bajo hospitales o cualquier otra infraestructura civil.

Interrogatorios a milicianos

«Más de 300 terroristas de Hamás han sido detenidos durante la operación terrestre —anunciaron las FDI— y ahora se encuentran en territorio israelí para más interrogatorios».

Según los portavoces militares, la información que «surge» de esos interrogatorios es muy valiosa. De ellos, afirman, han extraído la ubicación de túneles subterráneos y depósitos de armas, los métodos de ataque enemigos y «sus esfuerzos de asimilación entre los civiles palestinos».