Ángel Carracedo, doctor honoris causa por la Complutense: «Ha incorporado a la medicina del siglo XXI el nuevo concepto de humanismo tecnológico»

Raúl Romar García
R. Romar LA VOZ

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Benito Ordóñez

El catedrático de Genética apeló a la necesaria «reforma radical del sistema educativo» y defendió que «el progreso no es otra cosa que avances en derechos humanos»

01 dic 2023 . Actualizado a las 20:08 h.

 Ángel Carracedo Álvarez (Santa Comba, 1955) es el prototipo de científico humanista. Aúna en su figura conocimiento y valores y ejerce su liderazgo científico, que lo ha llevado a ser referente mundial en genética forense y clínica, desde la humildad, la empatía y el entusiasmo. Y también desde una innata curiosidad que lo ha llevado a abrir nuevas fronteras del conocimiento y a impulsar varias generaciones de investigadores repartidos por todo el planeta. Muchos de ellos, llegados de distintas partes del mundo, lo arroparon este viernes en su nombramiento como doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid por sus «extraordinarios méritos», junto con el neurólogo de la Universidad de Harvard Eng Lo.

Fue una ceremonia solemne que se convirtió en una «manifestación de cariño». Un homenaje sentido desde el afecto y la admiración al profesor y maestro Carracedo. Una emoción que el propio homenajeado tampoco pudo ocultar desde su tímida sonrisa. «Es usted para nosotros un referente y un ejemplo», resumió en su intervención el rector de la Universidad Complutense, Joaquín Goyache, quien también le lanzó un guiño: «Le agradecemos que no haya sido farero, como quería de niño, aunque también lo hubiera hecho muy bien».

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El respeto que despierta este gallego ilustre, premio Fernández-Latorre, se hizo presente ya desde la laudatio, que corrió a cargo de su padrino en la ceremonia, Fernando Bandrés, catedrático de Medicina Legal, Psiquiatría y Patología, departamento desde el que partió la propuesta de nombra honoris causa a Ángel Carracedo. Bandrés resaltó la autoritas, la humildad, la empatía y la ilusión de un «educador» que también ha sido capaz de extraer «el mejor talento de sus alumnos». 

«Al margen de su actividad científica en el ámbito de la genética y de la medicina traslacional, Carracedo ha incorporado a la medicina del siglo XXI el  nuevo concepto de humanismo tecnológico. Es un privilegio para nuestro claustro que se incorpore el doctor Carracedo», subrayó Bandrés.

Emocionado y un tanto nervioso, arropado por su familia y por una representación internacional de «amigos» y ex alumnos que acudieron al paraninfo de la Complutense en Madrid, Carracedo achacó el reconocimiento a la catatimia, un trastorno que consiste en «la deformación de la realidad por el afecto», en alusión a los profesores que promovieron su candidatura. Luego declaró que «es un honor enorme para mi recibir este reconocimiento de la universidad más emblemática del país y de la que han sido doctores honoris causa personas de la altura de Einstein o Fleming, por mencionar solo a algunas de las personalidades de relevancia mundial que lo han obtenido».

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En su discurso de aceptación el catedrático de Medicina Legal de la Universidade de Santiago, director de la Fundación Pública Galega de Xenómica recordó a sus compañeros y alumnos que lo acompañaron tanto como profesor como en los distintos grupos de investigación que ha creado. Y lanzó varios mensajes que merecen una profunda reflexión: «Creo -dijo- que tenemos un problema muy grave con el sistema educativo, que necesita una reforma radical en contenidos y métodos y creo que la Universidad debería liderar esa necesaria revolución, seguramente empezando por ella misma y no dejarse llevar por la inercia de un sistema obsoleto que impide una formación integrada del estudiante y una comprensión del mundo que nos rodea».

Y desde su comprensión de la Medicina Legal, de la que es referente mundial, agradeció «haberme dado cuenta de que el progreso no es otra cosa que avances en derechos humanos». Sobre ella lanzó también una advertencia: «con su importancia en la justicia no tiene en este país el peso que le correspondería y que tiene en cualquier otro país del mundo desarrollado». 

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Empezó su intervención poniendo en valor al Instituto de Medicina Legal de la Universidade de Santiago, que dirigió entre 1991 y el 2015, que se convirtió en «un polo de innovación en genética forense en el que trabajaban personas de muchos países y donde salieron las primeras aplicaciones en investigación criminal a nivel mundial de nuevos polimorfismo de ADN, como el ADN mitocondrial, cromosoma Y, los SNPs y, finalmente, todos los biomarcadores de fenotipado forense por ADN que permiten dar datos sobre características físicas, ancestralidad o edad del individuo que dejó una muestra biológica en la escena de un crimen». Laboratorios forenses de todo el mundo emplean los kits desarrollados en la Universidade de Santiago.

Recordó también la creación, junto a Fernando Domínguez de la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica hace más de 25 años y que hoy da servicio a cerca de tres millones de personas y en la que se realizan «más de 40.000 análisis genéticos» cada año.

En su esfuerzo por buscar el componente genético de la enfermedad compleja, a lo que se sigue dedicando, resaltó el «hito decisivo» de la creación del Centro Nacional de Genotipado y el reciente Proyecto Genoma de Galicia promovida por el Gobierno gallego, que coordina su pupila María Brión, que calificó como «una de las iniciativas a nivel mundial más importantes».

También desveló su gran interés por la genética de los trastornos psiquiátricos. «Su componente genético -señaló- es elevadísimo, mucho más que ningún cáncer o la mayoría de la enfermedad humana común, y a través de grandes esfuerzos internacionales lo vamos conociendo poco a poco».

Tampoco se olvidó de la farmacogenética, un campo que ha impulsado en España, y destacó que la genómica «está permitiendo la identificación de nuevas dianas terapéuticas y la estratificación de los pacientes para que los medicamentos sean más eficaces a través de terapias personalizadas». En este ámbito destacó la colaboración con Mabel Loza, que ha posibilitado la creación de la fundación privada sin ánimo de lucro Kaertor, «que ha puesto a España en el mapa de la innovación farmacéutica en Europa».

Carracedo reiteró la importancia vital de la genómica en la medicina personalizada, que se traduce en «tratamientos específicos para grupos de pacientes que son identificados mediante biomarcadores que en su mayoría son genómicos en la actualidad». En este contexto, la medicina de precisión también tiende a «la identificación del riesgo de enfermedades de forma precoz, para que se puedan prevenir o tratar».

Para avanzar en este camino, Carracedo lidera el proyecto IMPaCT, que involucra a más de 500 investigadores y a 110 hospitales de toda España. «La puesta en marcha de este programa -dijo- consume mucho de mis esfuerzos actuales, pero lo hago con una enorme ilusión que nos está permitiendo estructurar y armonizar la implantación de la medicina genómica en un país lastrado por la inexistencia de una especialidad de genética y por un desarrollo muy desigual de las comunidades».

Por último incidió en otra de sus facetas, la de divulgador científico, que practica en su recorrido por colegios e institutos.. «Con los años -señaló- me doy cuenta que tan importante como investigar es divulgar. Hacer ciencia es importante, pero tanto o más es contar lo que sabemos y tantos y tantos misterios que aún no conseguimos llegar a entender». Y apeló finalmente por la necesidad de «transmitir valores» como una «parte esencial y olvidada del sistema educativo, tan o más importante que el conocimiento, y eso hay que aprenderlo en la escuela y en la familia».