Los países de la UE acuerdan unas nuevas normas de disciplina fiscal

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

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Habrá sendas de ajuste adaptadas a cada país y un régimen transitorio hasta el 2027 para aliviar el impacto de la subida de los tipos de interés sobre la deuda y las inversiones

21 dic 2023 . Actualizado a las 08:08 h.

No quería irse sin dejar cerradas las reglas fiscales y, finalmente, lo ha conseguido. La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, se irá a Luxemburgo, a tomar las riendas del Banco Europeo de Inversiones (BEI) tras culminar la gran tarea que se le había encomendado a la presidencia española de turno de la UE: alumbrar unas nuevas reglas de disciplina fiscal. Más flexibles y más realistas, como sugirió la propia Comisión Europea, en vista de los estragos que supuso la senda de consolidación tras la última crisis de deuda. Se hizo de rogar, pero este miércoles ha habido fumata blanca en Bruselas.  

Tras intensas negociaciones y algún que otro traspié, los Veintisiete han logrado alcanzar un acuerdo político para casar los postulados ortodoxos de Alemania y las demandas de flexibilidad de Francia en torno a la hoja de ruta de ajuste fiscal que van a tener que acometer los países en los próximos años para garantizar la sostenibilidad de las cuentas públicas. 

Según ha explicado la propia Calviño en rueda de prensa, el acuerdo ha sido «unánime». ¿Qué se ha pactado? Un nuevo mecanismo para cumplir con los objetivos del Pacto de Estabilidad, que limitan el déficit y la deuda de los países al 3 y el 60% del PIB, respectivamente. 

A diferencia de las reglas actuales, que forzaba a los países a acometer severos recortes de gasto público en períodos de tiempo muy cortos, las nuevas normas se adaptarán a las situaciones específicas de cada país para conseguir una reducción «sostenible y gradual» del déficit y la deuda sin dañar las inversiones y cercenar el crecimiento de las economías. 

Tanto es así, que se ha pactado un régimen transitorio hasta el 2027 que permitirá aliviar el impacto de la subida de los tipos de interés sobre la deuda de los países y las inversiones. Los Gobiernos podrán extender los plazos de cuatro a siete años si acometen reformas e inversiones que tienen que ver con las prioridades de la UE en materia de transición digital, verde y Defensa. «Son reglas más claras y más realistas, que garantizan inversiones y reformas [...] El mejor acuerdo posible», celebró Calviño, antes de aclarar que se basarán en un único indicador: la evolución del gasto. 

Ahora bien: ¿cómo de intensos serán los ajustes en España? El propio vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, reconoció que es muy pronto para saberlo, ya que deberán tener en cuenta muchos parámetros que todavía se tienen que negociar con el Parlamento Europeo. En cualquier caso, ha manifestado su confianza en que las reglas estarán listas antes de las elecciones europeas en junio del 2024.

Al margen de a cuánto ascienda el ajuste anual, sí se han marcado unos mínimos. Al final, se han impuesto la tesis más dura, la de una reducción efectiva de la deuda pública de un punto porcentual al año para los países que superen el umbral del 90% del PIB, como es el caso de España. El esfuerzo se reducirá a medio punto para los que tengan la deuda entre el 60 y el 90% del PIB.

Los 27 se han comprometido también a un ajuste anual del 0,4% del déficit estructural -diferencia entre ingresos y gastos fijos- cuando estén prevenidos por la Comisión por el riesgo de incumplimiento. Esa velocidad de ajuste se podrá reducir al 0,25% en caso de que se extienda el plan de ajuste de cuatro a siete años.

El Gobierno, eso sí, deberá tener en cuenta las salvaguardas que se han incorporado al acuerdo. Una de ellas establece que todos los países deberán contar con un colchón fiscal suficiente (del 1,5% del PIB) una vez que alcancen el objetivo de déficit del 3% para poder desplegar políticas contracíclicas en caso de crisis. De esta forma, se protegen las inversiones y se evita un cercenamiento radical del crecimiento, como ocurrió en el último shock financiero. 

Otra salvaguarda es que las hojas de ruta de ajuste nacionales estarán blindadas de tal forma que no les puedan afectar los cambios políticos en un Gobierno. 

¿Qué hay de las sanciones a los incumplidores? Serán multas más testimoniales, pero más frecuentes. «No es algo que vayamos a aplicar rápidamente, pero es evidente que las sanciones eran tan grandes (en el Pacto de Estabilidad), que estas podían tener efectos macroeconómicos desestabilizadores para los Estados miembro. El hecho de que sean multas más pequeñas, hace que sea más fácil aplicarlas», explicó Dombrovskis. 

Próximos pasos

Una vez que el Consejo (los Veintisiete) acuerden con el Parlamento Europeo el detalle de las reglas fiscales, la Comisión Europea ya podrá dar directrices para que en el 2025 los países puedan aplicar sus sendas de ajuste basándose en las nuevas normas. Para el 2024, Bruselas se conforma con que los Gobiernos cumplan con las recomendaciones que les hizo tras revisar sus planes presupuestarios.