A España le cuesta 155.000 millones de euros la pérdida del talento que emigra cada año

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

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PACO RODRÍGUEZ

Desde 2014 no se marchaba tanta gente en edad de trabajar

22 dic 2023 . Actualizado a las 17:44 h.

Casi uno de cada cuatro jóvenes menores de 29 años en España (22,4%) está desempleado, según las últimas cifras de Eurostat (2022). Ni la recuperación económica ni el inicio de la gran retirada de trabajadores baby bumers ha conseguido reducir esa cifra a un dígito, como sí ocurre en trece países del entorno europeo. A pesar de ello, son prácticamente la mitad de los que había en el 2013, en plena crisis de deuda. ¿Significa eso que se han ido incorporando al mercado laboral? No exactamente.

Una parte sí lo ha conseguido, pero otra ha optado por emigrar y no engrosar las estadísticas de parados o subempleados. De hecho, un estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y BBVA Research publicado este viernes calcula que casi 532.000 personas abandonaron el país en el 2022 —nueve de cada diez en edad de trabajar—. Y casi la mitad con Bachillerato o formación superior. No se veían flujos de salida de tal magnitud desde el 2013, año récord desde que arrancó el siglo XXI. «Resulta atípico y se asemeja a las cifras habituales en períodos previos de crisis y aumento del desempleo en la economía española», alertan los autores del informe.

No es de extrañar. En un mercado de trabajo europeo abierto, con casi 4 millones de vacantes de empleo sin cubrir, el talento pone rumbo a territorios con mejores condiciones laborales y salariales, con perspectivas de promoción profesional. Esto, claro, dificulta el ya de por sí difícil casamiento entre la oferta y la demanda de profesionales en España. Y también tiene un coste grande para la economía.

La factura

Los esfuerzos económicos que hacen las familias, la inversión en educación pública en colegios, institutos y universidades es solo una parte de la factura que España paga por partida doble al dejar marchar el talento que ha formado. También pierde capital humano, indispensable para que sus empresas puedan competir con sus rivales extranjeras. De hecho, el informe sostiene que el valor estimado para el conjunto de emigrantes mayores de 25 años alcanzó los 154.800 millones de euros en el último año —midiendo su contribución a la producción actual y futura proyectada—.

«El ritmo actual de emigración supone un lastre para la capacidad de producción futura de la economía española [...] De no verse compensado por el valor del capital humano de los inmigrantes o el retorno futuro de parte de los emigrantes actuales, supondría una merma neta significativa del capital humano de la economía española y sus posibilidades de desarrollo», indican sus expertos.

Merma de ingresos públicos

El ritmo de salidas del mercado laboral español limitará la capacidad de generar riqueza en el país, pero también «condiciona la sostenibilidad de las finanzas públicas por la merma de los ingresos públicos», advierten en el informe. El riesgo está ahí: no hay relevo en el mercado laboral, que irá envejecimiento de forma acelerada en la próxima década «sometiendo a fuertes tensiones la sostenibilidad del sistema de pensiones y que implicará la necesidad de dedicar cada vez más recursos al sistema sanitario y a la atención a la dependencia», concluyen.

Si no se frena el éxodo de talento español, la ecuación entre crecimiento y sostenibilidad de las pensiones será imposible.