Sánchez da por hecho que la amnistía no tendrá ningún coste electoral

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El jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, escucha la intervención del expresidente catalán y eurodiputado Carles Puigdemont, en el Parlamento Europeo.
El jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, escucha la intervención del expresidente catalán y eurodiputado Carles Puigdemont, en el Parlamento Europeo. RONALD WITTEK | EFE

Las elecciones gallegas son una nueva prueba de fuego para el liderazgo de Feijoo

24 dic 2023 . Actualizado a las 10:25 h.

Pedro Sánchez ha llegado a la conclusión de que ni los pactos con ERC y Junts, ni la ley de amnistía ni sus anunciadas reuniones con Carles Puigdemont tendrán ningún coste electoral para el PSOE. Se basa para ello en lo sucedido con los indultos a los líderes del procés condenados. Según su análisis, pese a las críticas del PP y de Vox, aquellas medidas de gracia han acabado por ser compartidas por la mayoría de los españoles. Y cree que con la ley de amnistía sucederá lo mismo. Menos seguridad hay con el daño que podrían hacer las fotos con Puigdemont, especialmente si ese encuentro se produce en el extranjero. Sánchez aspira a que la primera reunión no tenga lugar hasta que la ley de amnistía esté aprobada. En ese caso, se estaría reuniendo con una persona que no tiene cuentas pendientes con la Justicia. Pero los socialistas creen que Puigdemont presionará para que esa cita se produzca cuanto antes, incluso aunque se celebre en el extranjero. Una reunión con un prófugo de la Justicia que sería muy difícil de entender para una mayoría de españoles, incluidos muchos votantes socialistas. 

Galicia desde Madrid

Los partidos, a la espera de las gallegas. En Madrid todos los partidos daban ya por hecho que las elecciones gallegas se iban a adelantar, aunque quizá no tanto, y se preparan ya para sus consecuencias a nivel nacional. La izquierda podría estar dividida en estos comicios hasta en cuatro formaciones distintas, lo que complica sus opciones electorales. El objetivo de Feijoo es que el PP consiga su quinta mayoría absoluta y obtener así una primera victoria en las urnas después de la decepción que supuso el no poder gobernar pese a ganar las elecciones generales. En el PSOE consideran, por el contrario, que se trata de una prueba de fuego para el líder de los populares, que quedaría muy tocado en caso de perder la Xunta. Al PP y a Feijoo solo les vale una mayoría absoluta de Alfonso Rueda. De lo contrario, el análisis que hacen en Ferraz es que, si pierde Galicia, el liderazgo de Feijoo al frente del PP quedaría seriamente mermado, sin descartar que surjan voces internas críticas sobre la estrategia en su relación con Vox y el estilo de oposición a Sánchez. El presidente del Gobierno tiene plena confianza en José Ramón Gómez Besteiro y ve en él a un candidato más sólido que los últimos que ha tenido el PSdeG. Los socialistas apuestan muy fuerte por las elecciones gallegas y aspiran a colocarse como primera fuerza de la izquierda y, por tanto, a presidir la Xunta. Algo que reforzaría el liderazgo nacional de Sánchez y compensaría en parte el descalabro de las pasadas elecciones municipales y autonómicas. 

Financiación autonómica

Feijoo evita tomar posición. La falta de acuerdo entre Sánchez y Feijoo en torno a la financiación autonómica ha echado por tierra la propuesta del Gobierno de poner en marcha una comisión negociadora sobre esta materia, en la que los socialistas ya habían designado como interlocutores con el PP a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero; al secretario de organización, Santos Cerdán; y al ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, como miembros de ese equipo que ya no se creará. Feijoo aclaró a Sánchez que no estaba interesado en tratar esa cuestión bilateralmente con el Gobierno y prefería que el Ejecutivo lo abordara de forma multilateral en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Una posición que evita a Feijoo tener que pronunciarse sobre la metodología a emplear cuando no hay unanimidad en las propias filas del PP. Andalucía y Valencia abogan por que la población sea el principal parámetro mientras Galicia o Cantabria apuestan por la dispersión.