El PSOE estrecha su vínculo con Bildu

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño REDACCIÓN / LA VOZ

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Joseba Asiron, con el bastón de mando en el balcón del ayuntamiento y la plaza llena de gente.
Joseba Asiron, con el bastón de mando en el balcón del ayuntamiento y la plaza llena de gente. Villar López | EFE

Construye un Gobierno más político con la vicepresidencia primera de Montero

31 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La última semana del año ha resultado intensa para el Gobierno y para el PSOE. El arranque estuvo marcado por el tradicional mensaje navideño de Felipe VI, que en esta ocasión evitó que su discurso se dispersara al abarcar demasiadas cuestiones para centrarse de manera casi monográfica en la defensa de la Constitución y en las advertencias sobre lo que puede generar lo que denominó como «el germen de la discordia». Es decir, una polarización extrema de la política española. En un momento en el que la Constitución está siendo atacada desde distintos frentes por todos los partidos aliados de Pedro Sánchez dentro y fuera del Gobierno, el rey reivindicó la importancia de respetar el marco constitucional e hizo una cerrada defensa de la unidad de España ante un discurso cada vez más crítico con la Carta Magna por parte de los partidos independentistas catalanes y vascos.

Sánchez se vio reflejado

Visiones opuestas del discurso. Desde el Gobierno y el PSOE se evitó una interpretación crítica del discurso del monarca, que, como todos los del jefe del Estado, fue revisado por el Ejecutivo antes del visto bueno final. Pedro Sánchez aseguró que él y su Gobierno se vieron reflejados en el mensaje del rey. Pero, como es costumbre, cada partido interpretó en su favor las palabras del monarca y los populares vieron en ese discurso una llamada de atención al PSOE por sus pactos con los partidos que reniegan la unidad de España y cuestionan la Carta Magna y el régimen democrático surgido de la Constitución de 1978.

Pamplona

Un paso relevante. Pero Sánchez dio esta semana un paso relevante en su política de alianzas, que puede tener consecuencias a medio y largo plazo. Después de que los socialistas permitieran con su abstención que la alcaldía de Pamplona recayera en manos de UPN, y no de EH Bildu, el presidente del Gobierno dio un giro radical a esa posición una vez consumada su investidura con el apoyo del partido de Arnaldo Otegi. Los socialistas cruzaron por primera vez la raya que constituye el hecho de votar a favor de un candidato de EH Bildu. Hasta ahora, Sánchez se había limitado aceptar los votos de los de Otegi sin que pudiera darse ninguna interpretación de contrapartida por parte del Gobierno y del PSOE. Entregar la alcaldía de Pamplona a Joseba Asiron en sustitución de Cristina Ibarrola es un paso adelante que refuerza el vínculo con EH Bildu y augura la posibilidad de un cambio de alianza en el País Vasco, en donde el PSOE gobierna en coalición con el PNV bajo la presidencia de Íñigo Urkullu. El pacto en Pamplona podría llevar a que tras las elecciones vascas el PSOE cambiara de aliado en caso de que EH Bildu se sitúe como primera fuerza, tal y como pronostican varias encuestas, para constituir un Ejecutivo de marcado perfil izquierdista en el País Vasco. Una hipótesis que está erosionando la relación entre el PSOE y el PNV.

Balance del año

Gobierno más político. Sánchez aprovechó su balance del año, sumamente optimista sobre la situación económica de España y sobre el futuro de los principales indicadores económicos, para anunciar que acometería la sustitución de la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño. El propio Sánchez había alimentado la hipótesis de que no se limitaría a un cambio quirúrgico en el Gobierno y acometiera más cambios, al asegurar en su balance del 2023 que el viernes daría a conocer a «los protagonistas» de lo que él mismo denominó como una «crisis de Gobierno». Finalmente no fue así, ya que carecería de lógica hacer más relevos que los obligados por la marcha de Calviño cuando el nuevo Gobierno solo levaba 38 días al mando. Sánchez apostó por la continuidad al nombrar como sustituto de Calviño a Carlos Cuerpo, un hombre del equipo de la exvicepresidenta que garantiza la ortodoxia en las cuentas públicas y que tendrá que lidiar como Calviño con el contrapeso de Yolanda Díaz como socia de la coalición. Sánchez aprovechó, eso sí, para dar más galones a María Jesús Montero situándola como vicepresidenta primera del Gobierno.