Las principales redes sociales ocultan a cuántos millones de menores usan para su negocio

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado REDACCIÓN / LA VOZ

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El director ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, junto a los ejecutivos de Twitter y Tik Tok, durante la comparecencia ante el Senado
El director ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, junto a los ejecutivos de Twitter y Tik Tok, durante la comparecencia ante el Senado WILL OLIVER | EFE

Los senadores de Estados Unidos se hartan de sus vacilaciones y ponen contra las cuerdas a los principales ejecutivos de estas plataformas

02 feb 2024 . Actualizado a las 09:59 h.

Las cuentas creadas y utilizadas por menores de edad son claves en el negocio de las redes sociales y en el conjunto de los entornos digitales. Ejercen como consumidores y creadores de contenidos, al igual que como clientes de todo tipo de bienes y servicios a los que dirigir mensajes comerciales. Y eso casi es lo de menos, a juzgar por lo que dicen especialistas de todo el mundo. En medio de esas interacciones, y cuando la supervisión paterna falla, que es en la gran mayoría de los casos, pueden acabar convertidos en víctimas de todo tipo de abusos, desde el acoso escolar hasta las agresiones sexuales. De ahí que a las grandes tecnológicas les cueste tanto dar cifras sobre la cantidad de millones de menores de edad que engrosan sus listas de usuarios. Más que nada porque es probable que ni siquiera lo sepan de manera exacta, ya que los controles para certificar la edad son simplemente testimoniales.

Los legisladores de Estados Unidos, de donde proceden la gran mayoría de estas compañías, se han cansado de la impunidad con la que actúan estas empresas milmillonarias. Por eso las convocaron al Comité Judicial del Senado. Una cita que tenía bastante de encerrona, porque el público lo formaban familiares de niños que se suicidaron incapaces de soportar el acoso al que los sometieron en redes. Y en la que los senadores se dirigieron a estos altos ejecutivos con una dureza impensable en España y prácticamente en cualquier país de Europa.

Estaban citados Mark Zuckerberg, director ejecutivo de Meta, la compañía matriz de Facebook e Instagram; Linda Yaccarino, de X (antigua Twitter); Shou Zi Chew, de TikTok; Jason Citron, de Discord, y Evan Spiegel, de Snap, la empresa detrás de Snapchat y la única que sí dio algunos datos. Cuenta, según Spiegel, con 20 millones de usuarios menores de edad en Estados Unidos y tan solo 200.000 padres activos en su centro dedicado a los controles parentales.

Yaccarino, por su parte, defendió que en X, desde que la compró Elon Musk en octubre del 2022, llevan suspendidas 12,4 millones de cuentas por «violar las normas sobre el contenido de explotación sexual infantil», cuando el año anterior solo se había actuado por los mismos motivos contra 2,3 millones. La ejecutiva también incidió en que cuentan con 2.300 personas en todo el mundo, entre empleados y colaboradores externos, que actúan como moderadores de contenido.

Pero, al margen de cifras, si por algo se van a recordar estas declaraciones es por el dolor reflejado en los padres de las víctimas, la crudeza de los senadores a la hora de enfrentar a los comparecientes con sus propias contradicciones y por la cara de Mark Zuckerberg, el todopoderoso fundador de Facebook, obligado por las circunstancias a pedirle perdón a las madres y padres de los niños fallecidos.

«¿Le gustaría pedir disculpas ahora mismo a las víctimas perjudicadas por su producto? Están aquí, en directo en televisión, ¿quiere pedirles perdón?», le arrinconó el senador republicano Josh Hawley.

Rendir cuentas

«Lamento todo lo que ustedes han pasado. Nadie tendría que sufrir las cosas que sus familias han padecido, y por eso invertimos tanto y seguimos emprendiendo esfuerzos en todo el sector para asegurarnos de que nadie tenga que pasar por las cosas que sus familias han tenido que sufrir», reaccionó Zuckerberg puesto en pie ante esas familias que portaban retratos de los menores muertos.

Ni siquiera ese fue el bocado más amargo que tuvieron que digerir los directivos de estas empresas tecnológicas. «Sabemos que no era su intención, pero ustedes y sus empresas tienen las manos manchadas de sangre. Hacen un producto que mata gente», les espetó el también republicano Lindsey Graham.

Ahora está por ver si todo el revuelo generado se traduce en algo, porque como dijo el presidente del comité, Dick Durbin, «no hay ningún instrumento para que las empresas se vean obligadas a rendir cuentas» y en lugar de eso son los padres los que tienen que andar poco menos que rogándoles para que antepongan la seguridad de los menores a sus abultadas cuentas de resultados.