El fantasma de Passos Coelho ensombrece la figura de Montenegro

Brais Suárez
brais suárez OPORTO / E. LA VOZ

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Luís Montenegro, líder de la derecha portuguesa, durante un mitin de campaña.
Luís Montenegro, líder de la derecha portuguesa, durante un mitin de campaña. TIAGO PETINGA | EFE

El primer ministro entre el 2011 y el 2015, encarna todo lo que el candidato socialista, Pedro Nuno Santos, quiere combatir: el fantasma de la troika

01 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La bola fue creciendo. Si en el último debate celebrado el lunes entre los cabezas de partido con representación parlamentaria, el líder conservador, Luís Montenegro, decía que no podía garantizar la participación en campaña de su antecesor, Pedro Passos Coelho, solo unas horas más tarde este aparecía —de forma no menos inesperada que comprometida— en un mitin de la Alianza Democrática, en el Algarve. Allí, Passos aseguró que quería «premiar el enorme apoyo» que Montenegro le había brindado en el pasado, pero su buena voluntad no solo acabó absorbiendo todo el protagonismo durante tres días, sino que, además, dejó al actual candidato en un aprieto muy útil para sus rivales.

Hace falta rebobinar unas semanas, a cuando Montenegro, con una popularidad muy puesta en duda, ratificaba su negativa a formar gobierno con Chega, de extrema derecha; entonces surgieron rumores sobre la necesidad conservadora de una figura más sólida y con menos reparos morales para pactar con quien sea necesario: la sombra de Passos Coelho comenzó a flotar en el ambiente.

Ahora, apoyando a Montenegro, Passos Coelho parece cerrar filas, pero su figura se extiende en una de las direcciones más delicadas para el partido: la inmigración. Passos recuperó unas declaraciones del 2017, que ya le habían costado acusaciones de «xenofobia y racismo» por parte de la izquierda: «Debemos tener un país abierto a la inmigración, pero también un país seguro», comentó. Y antes de irse por donde había venido, dejó otro recado: «la victoria de AD es el resultado natural de estas elecciones», lo que añade presión a un Montenegro que solo pudo aceptar esto último e intentar maquillar lo primero: «no digo que las personas que vienen del extranjero tengan esa tendencia a crear problemas, pero crean un sentimiento, cuando no están bien integradas. Y ese sentimiento debe ser combatido, como es evidente». Para abordar «ese sentimiento», le hubiera bastado con recordar que la inmigración aumenta y los crímenes se reducen con respecto al 2019.

Con todo, salió bien del paso, y la cosa hubiera quedado ahí si no fuera porque Passos Coelho, primer ministro entre el 2011 y el 2015, encarna todo lo que el candidato socialista, Pedro Nuno Santos, quiere combatir: el fantasma de la troika. «Montenegro fue el líder parlamentario de Passos Coelho, que aprobó todas sus fechorías contra el pueblo portugués», dijo Nuno Santos en Ponta Delgada. El socialista lleva casi una semana aludiendo a los recortes y a las promesas incumplidas que aún duelen en Portugal, pero también a algo que entonces apenas se notaba: una inevitable asociación de la AD con Chega.

Mucho más contenida, o menos comprometida, fue la participación de António Costa, cuya enorme autoridad también hacía temer a un Pedro Nuno que nunca pareció santo de su devoción. Costa halagó a su sucesor sin matices, ignoró a Montenegro y recordó, de nuevo, los recortes de Passos Coelho.