El precio y la comodidad, tras el auge de la compra de esperma por internet

M. V. Sanmartín

ACTUALIDAD

María Pedreda

Es ilegal y conlleva riesgos como infecciones o enfermedades congénitas, advierten los expertos

12 mar 2024 . Actualizado a las 17:30 h.

Hace unos años cualquiera se hubiese echado las manos a la cabeza, pero hoy, en un mundo en el que la compra se hace en cada vez más hogares a golpe clic —el mercado del barrio, para los que tienen tiempo— y las mujeres se ven incapaces de ponerse a la tarea de ser madres antes de los treinta y muchos, a nadie debería sorprender que internet sea el recurso fácil de quienes, llegado el momento, no consiguen quedarse embarazadas de manera natural. La reproducción asistida está completamente aceptada en la sociedad —los nacimientos mediante estas técnicas han crecido un 33 % en los últimos tres años—, pero es un proceso complejo, largo y caro, ya que, en términos generales —varía de una comunidad a otra—, la seguridad social establece límite de edad y solo cubre tres intentos de fecundación in vitro y cuatro de inseminación artificial.

Los expertos advierten de una práctica emergente, residual pero creciente, la de la compraventa de semen online para inseminarse directamente en casa. «No hay trazabilidad ni control de ese esperma —avisa el doctor Vicente Badajoz, director del Laboratorio de las Clínicas Ginefiv—. No hay manera de saber si está libre de infecciones de transmisión sexual ni tampoco qué riesgos puede implicar para la salud de la madre y el posible bebé. No hay ningún tipo de control sobre las enfermedades genéticas».

Anonimato

La ley establece además que el donante debe ser anónimo, recuerda Badajoz, un requisito orientado a garantizar la seguridad del donante y del futuro bebé. «En estos casos de venta online se rompería todo anonimato y se podrían generar otro tipo de problemas a futuro», señala el experto. ¿Pero es legal comprar esperma a través de internet y autoinseminarse? La Ley 14/2006, del 26 de mayo sobre técnicas de reproducción humana asistida establece en su artículo 5 que la donación de gametos y preembriones debe ser «un contrato gratuito, formal y confidencial concertado» entre el donante y un centro autorizado, por lo que cualquier tipo de acuerdo particular entre una mujer y un donante estaría al margen de la ley, más si media compensación económica. La misma ley, en su artículo 6, deja claro que la elección del donante de semen solo podrá ser realizada por el equipo médico que aplica la técnica, que, como apuntaba el doctor Badajoz, «deberá preservar las condiciones de anonimato de la donación». «En ningún caso podrá seleccionarse personalmente el donante a petición de la receptora», añade la norma.

Sin embargo, hay oferta y hay demanda, y «no todo lo ilegal es delito», comenta el experto. Una búsqueda rápida en la red arroja cientos de resultados de anuncios de hombres que ofrecen su esperma a distintos precios y promociones varias de equipos de inseminación casera. Las compradoras suelen ser mujeres solteras o parejas de lesbianas que no quieren o no pueden acceder a los tratamientos de reproducción asistida «a veces por el precio o por las condiciones requeridas, pero sobre todo por la supuesta comodidad que supone comprar el semen del varón desde el ordenador o el móvil, esperar a que llegue a su casa y realizarse la inseminación vía vaginal por sus propios medios coincidiendo con el momento de ovulación», opina el experto. Los tiempos de espera, necesarios para efectuar con garantías cada fase del procedimiento, desaparecen, pero los riesgos son mucho mayores que los beneficios.

¿Y qué posibilidades hay de que salga bien, de conseguir el embarazo? Explica Vicente Badajoz que la autoinseminación es un proceso relativamente sencillo, aunque con ninguna garantía de éxito o de seguridad para la mujer que se la realiza: «Para empezar, la muestra tiene que estar en buenas condiciones; tiene solo unas horas de viabilidad, transcurrido ese tiempo la efectividad se pierde. Para realizar la inseminación, simplemente hay que cargar la jeringa e inyectarla, pero las posibilidades de éxito no difieren mucho de las opciones de gestación que existen con una cópula normal».