Las urnas abren la puerta a un cambio en Turquía tras la derrota de Erdogan

RICARD G. SAMARANCH

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Votantes del alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, celebra su reelección en la noche electoral.
Votantes del alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, celebra su reelección en la noche electoral. Umit Bektas | REUTERS

Ekrem Imamoglu, el carismático alcalde socialdemócrata de Estambul, se perfila como el gran favorito para el relevo en la presidencia

01 abr 2024 . Actualizado a las 20:53 h.

El partido islamista AKP, fundado por el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha sufrido su primera derrota electoral en unas elecciones nacionales desde hace más de dos décadas. El principal partido de la oposición, el laico y socialdemócrata CHP, fue el más votado en las elecciones municipales del pasado domingo, obteniendo un 37 % de los votos, frente a un 35 % del AKP. El resultado muestra que, a pesar de la deriva autoritaria de Erdogan, otra Turquía es aún posible.

La victoria del CHP fue incontestable, pues no solo se hizo con todas las grandes ciudades del país, revalidando su hegemonía en la capital, Ankara, y en Estambul, sino que logró un importante avance en las regiones conservadoras del interior, feudo del AKP. El resultado contrasta con su decepcionante derrota en los comicios presidenciales y legislativos de hace diez meses, en los que Erdogan se impuso por enésima vez.

Aunque esta vez su nombre no estaba en las papeletas, esta es una derrota personal para el incombustible líder turco. A sus 70 años, Erdogan fue omnipresente durante toda la campaña, sobre todo en Estambul, y no dudó en dar una dimensión nacional a la contienda. Y es que había mucho en juego. Con 16 millones de habitantes, Estambul concentra casi una quinta parte de la población de Turquía y un 30 % de su PIB, y puede constituir un contrapoder al Gobierno central.

Por eso, la megalópolis tiene la capacidad de propulsar a sus alcaldes hacia la política nacional. Así sucedió con Erdogan en el 2002, y lo mismo podría pasar con Ekrem Imamoglu, el carismático alcalde de Estambul, que revalidó su victoria del 2019 al imponerse a su rival, el exministro del AKP Murat Kurum, por más de diez puntos.

La principal conclusión de la contienda es que la democracia continúa bien viva en Turquía. Tras la victoria de Erdogan en las presidenciales del año pasado, la oposición temió que el país se hundiera en un sistema totalitario, como la Rusia de Putin, sin espacio alguno para la disidencia. Sin embargo, las urnas sugieren que el alma democrática del país permanece intacta. De hecho, esa pareció ser la conclusión del propio presidente Erdogan, que exhibió una insólita humildad en su discurso la noche del domingo. En lugar de lanzar una diatriba contra sus adversarios, algo habitual incluso en momentos de éxito, el presidente expresó su «respeto por la decisión de la nación». 

La maltrecha economía

Los analistas han señalado el maltrecho estado de la economía para explicar el veredicto de las urnas. Con una inflación del 67 % y una lira muy devaluada, muchos turcos tienen problemas para llegar a fin de mes. El año pasado, la economía ya andaba mal, pero Erdogan aseguró durante la campaña saber cómo arreglarlo. Sus promesas se han demostrado vacías, y una parte de su electorado ha decidido castigarlo con la abstención, votando a la oposición o a un partido islamista más radical, el Nuevo Partido del Bienestar (Yeniden Refah), liderado por Fatih Erbakan.

Ahora bien, todavía es pronto para anunciar el fin de la hegemonía del AKP. Todavía faltan cuatro años para las próximas elecciones legislativas y presidenciales, y Erdogan controla todos los resortes del poder, incluida la Justicia y los medios de comunicación.

Una de las grandes dudas en Turquía es si el presidente cumplirá su promesa y se retirará al fin de su mandato, en el 2028. De ser así, el carismático Imamoglu sería el gran favorito para relevarlo en la presidencia. De hecho, muchos en su partido, el CHP, lamentaban que Imamoglu no hubiera sido el candidato de la oposición el año pasado. De momento, el cambio deberá esperar en Turquía, si bien ahora parece una expectativa más realista.