Tres misiles israelíes mataron a los siete voluntarios de la oenegé del chef José Andrés en Gaza

Pablo Medina MADRID / LA VOZ

ACTUALIDAD

Restos del vehículo de World Center Kitchen atacado por Israel.
Restos del vehículo de World Center Kitchen atacado por Israel. Ahmed Zakot | REUTERS

La comunidad internacional ve «inaceptable» la acción del Estado judío

05 abr 2024 . Actualizado a las 13:28 h.

La falta de ayuda humanitaria es parte del castigo colectivo que Israel mantiene a los gazatíes en su guerra contra Hamás. Tres misiles israelíes acabaron este martes con la vida de siete trabajadores de la oenegé World Central Kitchen (WCK), del afamado chef José Andrés, que lleva cinco meses en el enclave palestino repartiendo comida a una población que sufre una hambruna sin precedentes. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, calificó de «no intencionado» un ataque que fue condenado la comunidad internacional. La muerte de los cooperantes eleva la presión sobre Israel, y también sobre su mayor aliado, Estados Unidos.

Según informó World Central Kitchen a través de un comunicado, el convoy en el que viajaban los trabajadores asesinados —una australiana, un británico, un polaco, un ciudadano con doble nacionalidad de EE.UU. y Canadá, y tres palestinos— cumplía con todas las precauciones de actuación normales en una zona de guerra: dos vehículos blindados señalizados con el logo de la oenegé, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) avisadas de la ruta y la naturaleza del viaje y una ruta establecida en zona segura.

Fuentes militares «familiarizadas con los detalles» del suceso citadas por Haaretz aseguran que, una vez descargadas cien toneladas de comidas provenientes de la ruta marítima abierta desde Chipre en un almacén de Deir al Balah, las FDI «identificaron a un hombre armado» que dieron por sentado que era miembro de Hamás. También subrayaron que dicho hombre permaneció en el interior del almacén cuando dos coche de WCK comenzaron su ruta. El Ejército dio por supuesto que viajaba con ellos, por lo que lanzó tres misiles desde un dron Hermes 450 contra el convoy. Uno de ellos llegó a perforar uno de los vehículos. 

El portavoz de las FDI, Daniel Hagari, confirmó la responsabilidad de Israel en el ataque —que Netanyahu encajó «en el marco de una guerra»— y anunció una «investigación profunda», tal y como le exigen decenas de países y organizaciones como la ONU y la Unión Europea.

El cuerpo del cooperante palestino Issam Abu Taha.
El cuerpo del cooperante palestino Issam Abu Taha. Ahmed Zakot | REUTERS

El propio José Andrés replicó a través de redes sociales: «El Gobierno israelí debe poner fin a esta matanza indiscriminada. Tiene que dejar de restringir la ayuda humanitaria, dejar de matar a civiles y cooperantes y dejar de utilizar los alimentos como arma. No más pérdidas de vidas inocentes. La paz comienza con nuestra humanidad compartida. Tiene que empezar ahora».

Los cuerpos de los fallecidos serán evacuados a través de Rafah, al sur de la Franja, para ser posteriormente repatriados. 

Presión internacional

El mortal ataque provocó que los barcos de World Central Kitchen y la oenegé Open Arms se retiraran de la zona sin descargar otras 300 toneladas de comidas. El bloqueo a la ayuda humanitaria, que ha provocado que 1,1 millones de gazatíes se encuentren en riesgo extremo de hambruna, según el último informe de la ONU sobre hambruna mundial, era ya motivo suficiente para que se acrecentara la presión internacional sobre Israel. El ataque contra el convoy de World Central Kitchen no ha hecho más que empeorar la situación para Israel antes de que invada Rafah.

El Reino Unido fue duro en su evaluación del suceso y aseguró a través de la ministra de Educación, Gillian Keegan, que ya instaron a Israel «a hacer más para proteger a los civiles y permitir que la ayuda humanitaria llegue a Gaza». Además, el Ejecutivo convocó a la embajadora de Israel en Londres, Tzipi Hotovely, para pedir «explicaciones» ante un hecho «inaceptable» como fue la muerte de uno de sus ciudadanos. El primer ministro australiano, Anthony Albanese, dijo que Tel Aviv tiene que «rendir cuentas» porque el ataque va «más allá de cualquier circunstancia razonable». Y el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, clarificó que «esto demuestra que la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que pide un alto el fuego, un acceso humanitario total y la protección de civiles debe aplicarse de inmediato».

Anthony Blinken, secretario de Estado de EE.UU., telefoneó a Tel Aviv para «hacerles comprender que hay que hacer más para proteger la vida de los civiles», pero que continuarán enviando armas a Israel. Emiratos Árabes Unidos exigió a través de un comunicado «el castigo de los responsables de este crimen atroz», mientras que Catar insistió en que la entrega de ayuda humanitaria debe realizarse «sin obstáculos».