Conceden la eutanasia a una joven holandesa de 28 años con depresión

la voz REDACCIÓN

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La joven, que sufre también autismo y trastorno límite de la personalidad, tomó la decisión después de que los médicos le dijesen que no podían hacer nada más por ella

05 abr 2024 . Actualizado a las 08:11 h.

Tiene solo 28 años, y el mes que viene se someterá a una eutanasia por decisión propia. Zoraya ter Beek, una joven holandesa, solicitó esta prestación pese a no tener ninguna enfermedad terminal física, después de que los médicos le dijesen que ya no podían hacer nada para mejorar la profunda depresión paralizante que ha marcado casi toda su vida.

Zoraya, que reside en una pequeña localidad cerca de la frontera con Alemania, no pudo cumplir el sueño de su niñez de ser psiquiatra. Su depresión, sumada a su autismo y a un trastorno límite de la personalidad, le impidieron empezar una carrera. A pesar de tener pareja -un programador de 40 años-, y de llevar una vida aparentemente feliz en una bonita casa con sus dos gatos, la mujer llegó a un punto de no retorno cuando su psiquiatra le reconoció: «No hay nada más que podamos hacer por ti. Nunca mejorarás». Ella reconoció que siempre tuvo claro que si algún día le decían que no podía mejorar «no podía seguir con esto».

La joven decidió que le administrarán la eutanasia en su casa. «Sin música -dijo-. Me sentaré en el sofá de la sala de estar». Ella misma explicó con naturalidad cómo es el proceso. «Los médicos se tomarán su tiempo -afirmó-. No es que entren y digan: ¡acuéstate, por favor! La mayoría de las veces primero te ofrecen una taza de café para calmar los nervios y crear un ambiente suave. Luego me preguntarán si estoy lista. Ocuparé mi lugar en el sofá. Una vez más me preguntarán si estoy segura, iniciarán el trámite y me desearán un buen viaje. O, en mi caso, una buena siesta, porque odio que la gente diga: "Buen viaje". No voy a ninguna parte».

 Zoraya explicó también que siente una liberación al pensar en el final. Y lo cuenta poniendo como ejemplo el tatuaje que tiene en su brazo, un árbol de la vida, pero al revés. «El árbol de la vida representa el crecimiento y los nuevos comienzos -aseguró-, pero mi árbol es todo lo contrario. Está perdiendo las hojas, se está muriendo. Y una vez que el árbol murió, el pájaro salió volando. No lo veo como si mi alma se fuera, sino más bien como si yo fuera liberada de la vida». 

«Tengo un poco miedo a morir, porque es lo más desconocido»

 La protagonista de esta historia no quiere funeral. Ha acordado que su pareja esparcirá sus cenizas en «un bonito lugar en el bosque». «Tengo un poco de miedo a morir, porque es lo más desconocido.-afirmó-. Realmente no sabemos qué sigue, ¿o no hay nada? Esa es la parte aterradora».

 La eutanasia activa  está permitida en seis países de Europa: Austria, Bélgica, España, Luxemburgo, Holanda y Portugal. En la mayoría de ellos para solicitarla hay que cumplir con requisitos muy estrictos que demuestren que la persona sufre una enfermedad irreversible que le causa un sufrimiento insoportable, y debe ser admitida por un tribunal médico.