Hasta 15 años de cárcel para los padres de Ethan Crumbley, autor de un tiroteo escolar en Míchigan

La Voz REDACCIÓN

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Ethan Crumbley y sus padres, Jennifer y James, en imágenes de archivo.
Ethan Crumbley y sus padres, Jennifer y James, en imágenes de archivo. OAKLAND COUNTY SHERIFF'S OFFICE | REUTERS

La sentencia supone un precedente histórico en el sistema legal de Estados Unidos

09 abr 2024 . Actualizado a las 20:44 h.

La Justicia estadounidense ha dictaminado un precedente legal trascendental al sentenciar a James y Jennifer Crumbley, padres de un menor, a penas de cárcel que oscilan entre 10 y 15 años por homicidio involuntario, derivado del trágico tiroteo perpetrado por su hijo en un colegio de Míchigan en el año 2021.

Este fallo representa un hito en el sistema legal de Estados Unidos, siendo la primera ocasión en la que los progenitores o tutores legales de un menor son responsabilizados y condenados por un acto de violencia armada.

El tribunal de Míchigan encontró culpables a los Crumbley por el ataque perpetrado por su hijo en el año 2021, que cobró la vida de cuatro estudiantes y dejó a otros siete heridos. La sentencia impuesta subraya la gravedad de su negligencia al permitir que el menor accediera al arma de fuego utilizada en el crimen, adquirida por el padre tan solo cuatro días antes del fatídico suceso.

Además de este alarmante descuido, los padres fueron acusados de haber pasado por alto los evidentes problemas de salud mental de su hijo, ante preocupantes señales como un perturbador dibujo que retrataba una pistola y un hombre herido, acompañado de frases que clamaban por ayuda.

Durante la audiencia, los padres de las víctimas mortales expresaron su indignación y dolor, responsabilizando directamente a la pareja condenada por la tragedia. «Literalmente cada aspecto de mi vida ha sido afectado por esta tragedia», lamentó el padre de una de las víctimas, agregando que «la sangre de nuestros hijos está en sus manos».

Los fiscales argumentaron durante el prolongado juicio que los Crumbley podrían haber evitado el ataque de su hijo, pero optaron por no actuar. En contraposición, los abogados de la pareja argumentaron que no tenían conocimiento de las enfermedades mentales de su hijo y que no podían haber previsto su violento desenlace.

Ethan Crumbley, el autor del tiroteo, fue condenado en diciembre del año pasado a cadena perpetua tras declararse culpable de delitos de terrorismo, asesinato y otros cargos relacionados con la masacre. Durante su testimonio, admitió que la pistola no estaba asegurada cuando la introdujo en su mochila antes de dirigirse al instituto.

Este fallo judicial sin precedentes pone de relieve la urgente necesidad de una mayor responsabilidad y conciencia en torno al acceso a las armas de fuego, así como la importancia de abordar adecuadamente los problemas de salud mental en la sociedad estadounidense.