Varios testigos avalan que la supuesta parricida de Sant Joan Despí mató a su hija por venganza

La Voz REDACCIÓN

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Uno de los juicios a Cristina Rivas, la mujer que confesó el asesinato de su hija Yaiza en Sant Joan Despí en mayo del 2021.
Uno de los juicios a Cristina Rivas, la mujer que confesó el asesinato de su hija Yaiza en Sant Joan Despí en mayo del 2021. EUROPA PRESS | EUROPAPRESS

La presunta asesina está acusada de drogar y asfixiar a la menor, de cuatro años, en mayo del 2021. La abuela de la víctima mortal remarcó que la procesada era «manipuladora y muy mentirosa»

14 may 2024 . Actualizado a las 19:55 h.

Los testigos que han declarado este martes en el juicio en la Audiencia de Barcelona a la supuesta parricida de Sant Joan Despí (Barcelona), acusada de drogar y asfixiar a su hija, de cuatro años, en mayo del 2021, han avalado que la mujer actuó por venganza hacia su expareja.

Tanto la madre de la acusada y abuela de la víctima, con la que convivían en el momento de los hechos, como el padre de la menor han coincidido en el juicio en que la procesada era «manipuladora y muy mentirosa», que les trataba mal y que su actitud cambió cuando el hombre inició una relación con una nueva pareja.

En la vista celebrada ante un jurado popular en la Audiencia de Barcelona, la madre de la acusada ha explicado que su hija empezó a estar «más triste y apagada» cuando se enteró de que el padre de la niña tenía otra pareja, y se obsesionó con volver con él para que no estuviese con la otra chica.

La testigo ha relatado que la acusada estaba muy obsesionada con la idea de que la niña quisiese más a la nueva pareja del padre que a ella, por lo que le recomendó que fuese al psicólogo, pero ella le contestó «que no necesitaba un psicólogo porque eso no le iba a devolver a Sergio».

Por su parte, el padre de la víctima ha descrito a la acusada como «retorcida, prepotente y narcisista», y ha dicho que llegó a agredirle físicamente con empujones y puñetazos en el pecho, incidente que no denunció porque no quería que su hija «viese a sus padres confrontados».

La expareja ha explicado que la separación con la acusada fue «consensuada» y que se llevaban «perfectamente» hasta el momento en el que apareció su nueva pareja, momento en el que la acusada pasó a acosarle constantemente e intentar manipularlo para que volviese con ella, incluso llegando a decir que le habían detectado un bulto en el útero.

La confesión y la carta de suicidio

En el juicio también han comparecido dos enfermeras que atendieron a la acusada en urgencias tras su intento de suicidio y a las que la mujer confesó que había dado pastillas a su hija para matarla y que al ver que seguía respirando la asfixió con una bolsa de plástico.

También han declarado que cuando le preguntaron el motivo del asesinato, ella les explicó que fue porque la niña le había dicho que le gustaba estar en otra casa, en la que vivía su expareja. Las enfermeras han afirmado que no recuerdan signos de arrepentimiento, pena ni culpa mientras relataba los hechos.

Además, en la vista de este martes se ha expuesto una de las cartas de suicidio que se localizó en la habitación donde ocurrieron los hechos, en este caso un documento escrito a mano con el título «dinero para mi madre», en el que Cristina se despedía de su madre y le dejaba «el poco dinero que le quedaba».

En la carta, la acusada decía que era tanto el odio que sentía por el padre de su hija, que se quitaba la vida y que no pensaba dejar que se quedase con la niña, porque la había parido ella y se la llevaba.

Además, reconocía que actuaba «un poco por venganza hacia ese individuo despreciable» y que quería que sufriese.

En el documento que se ha expuesto, la acusada pedía comprensión a su madre porque «él había ganado en todo», y la niña tenía «una vida de mierda con su madre y una vida maravillosa con su padre y no lo podía permitir».

El día de los hechos

Sobre el día de los hechos, el padre ha explicado que, al llegar al colegio de la niña para recogerla, los profesores le informaron de que no estaba allí y de que la madre había avisado esa misma mañana de que estaba enferma, por lo que llamó a la abuela materna para preguntar si sabía dónde estaba.

En ese momento el testigo ha explicado que pensó que la madre se había llevado a la niña «para fastidiarle» porque el día anterior le había escrito mensajes recriminándole que estuviese con otra mujer, por lo que se dirigió a la comisaria de Sant Boi de Llobregat para denunciarla y fue ahí cuando recibió la llamada de la abuela, que le dijo: «La ha matado».

Por su parte, la abuela de la víctima y madre de la acusada, que fue quien encontró el cadáver, ha explicado que también pensó que Cristina« se había llevado a la niña», pero que cuando llegó a su domicilio y encontró la mochila de la menor en la misma posición que la noche anterior entendió que seguían allí, por lo que se dirigió a la habitación y al encender la luz vio a la menor, ya sin vida. La testigo ha explicado que odia a su hija por lo que hizo, que está medicada y en tratamiento psicológico y que jamás ha ido a verla a la cárcel.