El ultranacionalismo catalán crece donde Puigdemont era más fuerte

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago LA VOZ EN BARCELONA

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Orriols, durante su primer mitin de campaña electoral
Orriols, durante su primer mitin de campaña electoral GLÒRIA SÁNCHEZ -EUROPA PRESS | EUROPAPRESS

Aliança Catalana, liderada por Sílvia Orriols, irrumpió en el interior y ganó en tres municipios

16 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Las cuentas anónimas, bots y demás fauna digital afín a los partidos políticos tienen un nuevo entretenimiento desde el domingo: tirarse a la cabeza los 118.302 votantes de Aliança Catalana (AC). Ninguna otra formación está dispuesta a reconocer con agrado que alguno de los seres humanos que eligió la papeleta del partido de Sílvia Orriols, alcaldesa de Ripoll (Gerona), les votó antes.

Es difícil tener la certeza. Los únicos datos proceden de los estudios de trasvase de voto, y no todos los ciudadanos están dispuestos a decir a un encuestador desconocido que han votado a un partido descrito por sus rivales como independentista, ultraderechista, islamófobo, antiespañol y racista, entre otros adjetivos.

En los análisis interesados en redes sociales, se ha citado mucho el caso de Berga, un pequeño municipio del interior de Barcelona en el que la CUP, un partido independentista de extrema izquierda, se dio un batacazo e irrumpió con fuerza (con más de un 10 % de los votos) Aliança, situada en el otro extremo.

Pero no hay ningún dato que indique cuántos —si es que hubo alguno— electores de la CUP optaron por el partido de Orriols. Pudieron irse a la abstención o irse a otros partidos, y viceversa en el caso de los votos de AC.

Otras cuentas anónimas en ese paraíso de la desinformación que son las redes sociales optaron por poner ejemplos similares que endosaban a ERC los apoyos a los ultranacionalistas —lo que parece cierto en parte—, por no hablar de Vox y otros partidos «españoles». Uno de los rumores más curiosos de la campaña fue que a Aliança la financiaba «España» para acabar con el procés.

Los análisis más serios de trasvase de votos, con las limitaciones citadas, llegan a otras conclusiones. Un análisis de Sociométrica afirma que el grueso de sus votantes, algo más de un tercio, provienen de Junts, el partido de Carles Puigdemont, y casi otro tercio son antiguos abstencionistas. El tercer grupo más numeroso es el de antiguos electores de Esquerra, casi uno de cada ocho votantes de Aliança salen de ahí. Del PSC saldría algo menos del 5 %. Los demás, en porcentajes aún menores, provendrían de los demás partidos.

El diagnóstico de la encuestadora es compatible con el dato de que más de la mitad de los catalanes es contraria a la llegada de más inmigrantes para compensar la baja natalidad, y Aliança tiene entre sus principales propuestas prohibir la inmigración hasta asimilar a quienes ya han llegado.

La distribución geográfica del voto puede analizarse con precisión. Aliança ha crecido en el interior del país, donde los independentistas tenían mayorías más fuertes y, sobre todo, donde Junts tenía más ventaja electoral. Su feudo es Ripoll, donde tienen el gobierno local, y los pequeños municipios próximos de Las Llosas, Campdevánol y Gombreny —donde empataron con Junts—, todos ellos en la provincia de Gerona.

Allí, lograron su mejor resultado —fueron la cuarta fuerza y se quedaron a 2.200 votos de conseguir un segundo escaño—. Pero también obtuvieron buenos resultados, a veces superiores al 10 %, en el interior de las otras provincias, incluida Barcelona. En esa circunscripción, donde se elige a 85 de los 135 diputados del Parlamento, sumaron el 2,87 % de los votos. El umbral para tener representación es el 3 %. De superarlo habrían conseguido de forma automática tres escaños más. Aliança fue el partido más perjudicado por el sistema de reparto, con un acta por cada 59.000 votos, mientras que Junts solo precisó 19.000 y el PSC menos de 21.000. Pero tienen dos y no son llave de gobierno. Los demás partidos los han metido en un «cordón sanitario» con Vox. Su meta ahora es consolidarse.

«Aliança ha crecido en el interior del país, donde los independentistas tenían mayorías más fuertes, y donde Junts tenía más ventaja electoral»