Lai ensalza la soberanía de Taiwán pese a la insistencia de China en la «reunificación»

La Voz REDACCIÓN

ACTUALIDAD

William Lai en su discurso de investidura.
William Lai en su discurso de investidura. RITCHIE B. TONGO | EFE

El presidente de Taiwán subrayó que su Gobierno «mantendrá el statu quo» en su relación con Pekín, rechazando así la posibilidad de una declaración formal de independencia

20 may 2024 . Actualizado a las 12:50 h.

El presidente de Taiwán, William Lai (Lai Ching-te), aseguró durante su discurso de toma de posesión que la isla no renunciará a su soberanía e insistió en la necesidad de retomar el diálogo con China, que respondió reafirmando su voluntad de «alcanzar la reunificación nacional».

Desde un escenario ubicado frente al Palacio Presidencial de Taiwán, Lai pidió a las autoridades chinas que «enfrenten la realidad de la existencia de la República de China (nombre oficial de Taiwán)» y que, de buena fe, «elijan el diálogo en lugar de la confrontación, el intercambio en lugar de la contención» y, bajo los principios de igualdad y dignidad, «cooperen con el Gobierno democráticamente elegido por el pueblo de Taiwán».

«Esto puede comenzar con la reanudación recíproca del turismo y la inscripción de estudiantes de grado en instituciones taiwanesas», manifestó el mandatario, quien pasó de apoyar la independencia de Taiwán en el pasado a ser partidario del mantenimiento del statu quo en el estrecho.

Un discurso a favor del statu quo

La tradicional ceremonia de investidura comenzó alrededor de las 9:00 horas (01:00 GMT) en el interior del Palacio Presidencial, en donde Lai y su vicepresidenta, Hsiao Bi-khim, prestaron juramento ante un busto del fundador de la República de China, Sun Yat-sen.

Posteriormente, y tras firmar el nombramiento del resto de miembros del gabinete, Lai salió al escenario principal y pronunció un discurso con fuerte contenido soberanista, en el que definió a la República de China como una «nación soberana e independiente», donde «la democracia, la paz y la prosperidad» forman parte de la «hoja de ruta nacional».

En esta línea, Lai subrayó que su Gobierno «mantendrá el statu quo» en su relación con Pekín, rechazando así la posibilidad de una declaración formal de independencia y adhiriéndose al rumbo marcado por su predecesora, Tsai Ing-wen (2016-2024), puesto que «la paz no tiene precio y la guerra no tiene vencedores».

«Quiero pedir a China que ponga fin a su intimidación política y militar sobre Taiwán, comparta con Taiwán la responsabilidad de mantener la paz y la estabilidad en el estrecho, así como en la región en general, y garantice que el mundo esté libre del miedo a una guerra», aseveró el mandatario, quien también instó a los taiwaneses a permanecer “unidos” para preservar su autonomía.

«La República de China y la República Popular China no están subordinadas entre sí. Todo el pueblo de Taiwán debe unirse para salvaguardar nuestra nación; todos los partidos políticos deberían oponerse a la anexión; y nadie debería considerar la idea de renunciar a nuestra soberanía a cambio de poder político», manifestó Lai entre fuertes aplausos.

China insiste en la «reunificación nacional»

La reacción de Pekín no se hizo esperar: el portavoz del Ministerio de Exteriores Wang Wenbin consideró que las palabras de Lai promovían «la falacia del separatismo taiwanés», un «callejón sin salida condenado al fracaso».

«Nuestra capacidad para salvaguardar la soberanía nacional y la integridad territorial es indestructible, y nuestras acciones contra el separatismo y la interferencia externa serán decididas y poderosas», aseveró Chen Binhua, vocero de la oficina de Asuntos de Taiwán del Consejo de Estado chino, agregando la voluntad de Pekín de «resolver» la cuestión taiwanesa y «alcanzar la reunificación nacional» es «sólida como una roca».

«Nada ni nadie puede detener una eventual reunificación de la patria», subrayó Chen, que prometió «implementar plenamente la estrategia» del Partido Comunista chino para «unir a los compatriotas taiwaneses», «fomentar un desarrollo pacífico de las relaciones» y «promover inquebrantablemente la gran causa de la reunificación de la patria».

Este duro recibimiento en lo discursivo coincidió con el anuncio de medidas concretas contra Taiwán: el Ministerio de Comercio chino añadió este mismo lunes a tres empresas estadounidenses, entre ellas una división de Boeing, a su lista de entidades no confiables por haber vendido armas a Taipéi.

Además, la cartera de Comercio lanzó el domingo una investigación antidumping que afecta a la Unión Europea, Estados Unidos, Taiwán y Japón sobre un químico denominado copolímero de poliformaldehído, que se emplea en la manufactura de equipos electrónicos, partes de automóviles y equipos médicos.

En cualquier caso, la toma de posesión de Lai no se ha topado aún con un recrudecimiento de las tensiones militares en el estrecho: el Ministerio de Defensa de Taiwán detectó tan solo seis aviones y siete buques de guerra chinos en los alrededores de la isla durante las últimas 24 horas, unas cifras considerablemente menores a las de otras ocasiones.