Las consecuencias de reconocer un Estado palestino: más beneficioso para España que para los árabes

Pablo Medina MADRID / LA VOZ

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El presidente de la Autoridad Nacional de Palestina, Mahmud Abbas.
El presidente de la Autoridad Nacional de Palestina, Mahmud Abbas. ATEF SAFADI | EFE

Sánchez vuelve a situar a España como una nación con iniciativa y capacidad de convicción en socios de relativo peso como Irlanda y Noruega, pero no cambia la situación diplomática entre Ramala y Madrid

23 may 2024 . Actualizado a las 15:56 h.

El reconocimiento de Palestina por parte del Gobierno acarrea consecuencias para España y para los territorios árabes, pero redundará más en el beneficio del Ejecutivo que en el de los árabes, que no percibirán apenas beneficio hasta que el resto de superpotencias que no admiten su existencia den el paso para hacerlo.

El golpe de efecto de Sánchez es fuerte. Por un lado, responde a las demandas de los españoles. Un 78 % de los habitantes de nuestro país, según el Real Instituto Elcano, quería un país palestino, y el PSOE ha capitalizado esta demanda social que podría beneficiarle de cara a unas elecciones europeas en las que se pronostica que los movimientos ultras ganen peso.

Por otro lado, muestra fuerza de cara a la galería de los Veintisiete. Sánchez vuelve a situar a España como una nación con iniciativa y capacidad de convicción en socios de relativo peso como Irlanda y Noruega, y motiva a otros países como Malta y Eslovenia a acercarse a estas posiciones propalestinas, aunque la mayor parte de los miembros de la UE siguen sin reconocer este Estado. Por otro lado, el Gobierno refuerza los históricos lazos que se mantienen con la esfera árabe y frena temporalmente las críticas recibidas por esquivar su responsabilidad con el Sáhara.

Nulo efecto árabe

En lo que respecta a Palestina, los cambios son nimios. Reconocerla como Estado implicaría su acercamiento a ser miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas y dejar de ser observador no miembro para poder denunciar ante La Haya los abusos bélicos de Israel o entrar en grandes organizaciones como el Fondo Monetario Internacional. Todo ello depende, no obstante, de la propia ONU.

Diplomáticamente, tampoco supone ningún cambio. Madrid no tendrá embajada en Ramala y el estatus de la misión diplomática palestina en España no cambiará. En el 2010, el entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero ya elevó de rango a esta a embajada. Husni Abdel Wahed, quien la encabeza, ostenta el cargo de embajador.

En suelo palestino, tampoco habrá cambios. Hasta que acabe la guerra en Gaza, no habrá un territorio homogéneo gobernado por un solo poder palestino. Ello contando con que la Franja no sea controlada por Israel.