La enésima versión del pequeño Nicolás sobre su viaje a Ribadeo: «Había que hacer una operación encubierta y me dijeron "líala como tú sabes"»

La Voz REDACCIÓN

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Imagen del documental de Netflix sobre la historia del pequeño Nicolás
Imagen del documental de Netflix sobre la historia del pequeño Nicolás ELENA GONZÁLEZ | EFE

Francisco Nicolás Gómez Iglesias ha quedado absuelto de hacerse pasar en el 2014, cuando solo tenía 19 años, por un enlace del Gobierno y la Casa Real en la localidad de A Mariña. Durante el juicio aseguró que lo hizo para sentirse importante; en el documental de Netflix, «(P)Ícaro: El pequeño Nicolás», mantiene que había algo más detrás de aquel sainete

23 may 2024 . Actualizado a las 18:29 h.

Estuvo en la coronación del rey Felipe VI, se codeó con altos cargos del Estado y de la inteligencia, pero si por algo será recordado el pequeño Nicolás fue por el esperpento que protagonizó en Ribadeo. Ese fue el principio del fin de un pícaro que quiso volar demasiado alto, el evento que dio el tono de que Francisco Nicolás Gómez Iglesias estaba jugando en otra liga.

Hace apenas unas semanas, el pequeño Nicolás contaba su punto de vista de su viaje a Ribadeo en el documental de Netflix, «(P)Ícaro: El pequeño Nicolás». La localidad de A Mariña es una de las primeras paradas que hace esta producción audiovisual siguiendo las aventuras de Fran, como le conocen sus allegados. Un viaje y una treta de la que acaba de salir absuelto.

Era el 13 de agosto del 2014 cuando Francisco Nicolás Gómez Iglesias, de entonces 19 años, se planta en el pueblo como un enlace entre Vicepresidencia del Gobierno y Casa Real. Una llegada con todo lo que hay que tener: pidiendo plazas de aparcamiento delante de un buen restaurante y una escolta de coches con luces e incluso distintivos del Ministerio del Interior. 

«Como yo me creía Dios y tenía todo de mi mano, se lio», dice el protagonista en la serie de Netflix. «Si lo cuentas, va a sonar demasiado a espías, pero había que hacer una operación encubierta y me dijeron 'líala como tú sabes'», continúa dejando siempre ese rastro de misterio y de persona relacionada con los más altos estamentos del poder. 

Lo cierto es que aquella llegada a Ribadeo, al restaurante San Miguel, ya sonaba raro en el momento y así lo hizo evidente una crónica de José Alonso publicada en La Voz el día 14 de agosto: «Al final no era Juan Carlos I quien estaba comiendo en Ribadeo». Ese texto, contando toda aquella extravagancia, dio la primera pista sobre el pequeño Nicolás.

Este joven, acompañado de dos supuestos cómplices, se presentaron en el local de hostelería para comer con un alto cargo de Alsa, suplantando a un enlace entre la Vicepresidencia del Gobierno y la Casa Real. Supuestamente, su objetivo era consumar una estafa. En el San Miguel reservaron para tres comensales porque, como dijo, uno de ellos era un representante muy importante de la Casa Real. «Como no tenía medios, en lugar de hacer un dispositivo de seguridad bien hecho, se hace a lo medio Torrente. Los policías estaban de vacaciones, entonces, uno que estaba en Madrid, que me lo encontré unos meses antes, que era portero de una discoteca... pues dentro. Y la lie...que se lio», sigue de forma deslavazada el protagonista sobre su llegada con escolta.

El pequeño Nicolás durante el juicio en Madrid en el 2015
El pequeño Nicolás durante el juicio en Madrid en el 2015 Juanjo Martín

Otra versión ante el juez

«Quería tirarme el pisto», esa fue la versión de Francisco Nicolás durante el juicio en la Audiencia Provincial de Madrid en el 2021. Su punto de vista era bien diferente a la actitud en el documental. El joven, de entonces 27 años, se enfrentaba a siete años de cárcel y una multa de 81.000 euros. «Lo que yo quería era tirarme el pisto con el empresario y hacer un viaje pomposo porque, con la edad que yo tenía entonces, con esa inmadurez, lo que quería era asemejarme a los mayores, tener más poder, por así decirlo, creerme poderoso», justificaba.

En ese contexto, insistió en que él «estaba al corriente de la política» y sabía que el cargo de enlace entre Casa Real y el Gobierno «no existía». «No quería dar impresión de una autoridad, sino de persona importante», ha subrayado.

La absolución

Este miércoles se conocía que el pequeño Nicolás quedaba absuelto de este caso, el que le sentó en el banquillo acusado de delitos de usurpación de funciones públicas, falsedad en documento oficial y cohecho activo, y entre otras causas que siguieron, lo puso a las puertas de la cárcel con una condena de tres años de la Audiencia Provincial de Madrid.

La fiscalía acusaba a Francisco Nicolás Gómez Iglesias de suplantar a un enlace entre la Vicepresidencia del Gobierno y la Casa Real, con la intención de consumar una estafa, cerrando los últimos flecos de un acuerdo que, según el sumario de la causa, se pretendía sellar aquella misma semana ante notario en Marbella. 

En su recurso, la defensa alegó que la actuación de Francisco Nicolás Gómez Iglesias, un joven de 19 años, consistió en disfrutar de una mariscada con un empresario, al que manifestó que era un enlace entre Vicepresidencia del Gobierno y Casa Real, un cargo inventado, inexistente. Reconociendo que se trató de un proceder atípico, la defensa argumentaba que el Código Penal no tipifica el delito de jactancia, en el que en todo caso podría haber incurrido el pequeño Nicolás.