El primer ministro del Reino Unido ha cedido ante lo inevitable

Helen Lewis

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María Pedreda

Rishi Sunak llevará a los británicos a unas elecciones anticipadas el 4 de julio

26 may 2024 . Actualizado a las 15:12 h.

Una de las ventajas de ser primer ministro en el Reino Unido es poder elegir la fecha en la que los votantes se pronunciarán sobre su Gobierno. La mayoría eligen un momento en el que su partido va por delante en las encuestas, la situación económica es buena y sus partidarios son optimistas sobre el resultado.

Ninguna de esas tres cosas es cierta ahora para Sunak y su Partido Conservador, que se enfrentarán a los votantes el próximo 4 de julio. Desde las últimas elecciones, en diciembre del 2019, los tories han prescindido de Boris Johnson por asistir a una fiesta durante la pandemia de covid y de Liz Truss por hundir la economía en los apenas 49 días que estuvo en el cargo. Sunak, que es primer ministro desde octubre del 2022, debía convocar elecciones en diciembre, pero nadie entiende por qué lo ha hecho ahora.

Como muchos otros analistas, había asumido que Sunak esperaría todo lo que pudiese —hasta el otoño o el invierno— siguiendo el principio de que, como dijo el personaje de Charles Dickens Micawber, «algo ocurrirá». Lo que podría haber sido eso no puedo imaginarlo, pero convocar elecciones cuando estás 20 puntos por detrás en las encuestas es el acto de alguien que lo apuesta todo a un caballo con tres piernas o de un piloto kamikaze. Si gana, o incluso si consigue volver a un Parlamento sin mayorías de una forma lo suficientemente respetable, en la política británica todos se sorprenderán. Probablemente Sunak también.

Las últimas elecciones municipales y de alcaldes fueron especialmente malas para los conservadores. Perdieron casi 500 consejeros, las alcaldías de Londres y Birmingham y las elecciones parciales de Blackpool South, en el norte de Inglaterra. «Para el gobierno conservador, el mensaje es claro», dijo el profesor de ciencias políticas de la Universidad de Mánchester, Rob Ford, tras conocer los resultados. «Los votantes los quieren fuera, en todas partes y como sea. Este pensamiento es más fuerte que nunca y se está terminando el tiempo para cambiarlo», añadió. Sumado a esto, la valoración de Sunak es lamentable. Las encuestas muestran que la mayoría de los británicos lo consideran incompetente, desagradable e indeciso.

Respecto a la economía, Sunak puede presumir, y ya lo ha hecho, de que la inflación ha vuelto a «la normalidad». Las últimas cifras son de un 2,3 %, muy por debajo del más del 10 % de los últimos tres meses del 2022, cuando Sunak relevó a Truss. Más allá de eso, las cifras no son esperanzadoras. La economía británica solo creció un 0,1 % el último año y entró en recesión en el último trimestre del 2023. En los primeros tres meses de este año, el crecimiento fue de un 0,6 %.

Ni los partidarios de Sunak confían en su habilidad para hacerse con una victoria sorpresa: más del 60 % de los tories del Parlamento —casi una quinta parte del partido— ya han decidido no presentarse a las próximas elecciones, asumiendo que perderán su escaño o, en el mejor de los casos, volverán a Westminster para estar en la oposición. Cuando los rumores sobre el anuncio de los comicios comenzaron a coger fuerza, un tory planteó la posibilidad de una moción de confianza.

¿Para qué convocar elecciones ahora? Presumiblemente porque Sunak piensa que las cosas solo pueden ir a peor. Como era de esperar, después de que Sunak comunicara su decisión en Downing Street, un manifestante comenzó a interpretar Things Can Only Get Better [Las cosas solo pueden ir a mejor, en español] a un volumen ensordecedor, acallando el discurso de Sunak sobre su gobierno y las amenazas a las que se enfrenta el Reino Unido. Al final, las cosas también podían ponerse peor, y la lluvia empapó al impecable Sunak. Era solo un hombre, de pie frente a un electorado, pidiéndoles que no lo humillasen en las urnas.

«No puedo decir ni diré que lo hemos hecho todo bien», dijo en la puerta del número 10. Además de reducir la inflación, Sunak se había comprometido al asumir el cargo a «detener los barcos» que llevaban a solicitantes de asilo desde Francia al sur del Reino Unido. Esta siempre fue una promesa imposible, y como era de esperar, no la ha cumplido.

Unas elecciones inminentes también los salvan del problema de explicar cómo van a ajustar el presupuesto del país para el próximo año. Los conservadores suelen ganar los comicios al presentarse como guardianes sobrios y duros de las finanzas públicas. En cambio, como señaló el ex asesor político tory Sam Freedman en marzo, Sunak y su ministro de Hacienda «establecieron las reglas fiscales más laxas (y más absurdas) y luego solo las cumplieron con cifras de gasto poco realistas para después de las elecciones». Luego, añadió Freedman, en lugar de invertir en servicios públicos, utilizaron «trampas fiscales para financiar 35.000 millones de libras para bajar los impuestos. Por lo que precisamente no han recibido ningún crédito de nadie».

El Partido Conservador y el Partido Laborista inician la campaña de seis semanas

Al anticipar las elecciones, Sunak también espera perjudicar a los partidos de la oposición, que deben encontrar candidatos y conseguir fondos. El Partido Laborista de Keir Starmer comienza la campaña de seis semanas desde muy atrás: en los comicios de diciembre del 2019, el partido perdió 59 escaños, incluidos los territorios en el norte que apoyaban el brexit y que fueron de izquierda durante décadas. Como resultado, para hacerse con una mayoría general, los laboristas necesitan un cambio mayor que el que el partido tuvo en el año 1997 con el carismático Tony Blair. Y Starmer no es Blair. Es un hombre de 61 años, de perfil bajo y sin carácter, que habla en un tono cuidadoso de abogado y que parece que solo siente pasión por su equipo de fútbol.

Probablemente, gran parte de los británicos vean la perspectiva de unas elecciones inminentes como un alivio. Debido a sus bajos índices de popularidad en las encuestas, Sunak había perdido autoridad, sin que su partido tuviese el coraje para reemplazarlo después de menos de 19 meses en el cargo. El Partido Conservador había perdido impulso. Algunos de sus ministros más eficaces se han retirado, y el flanco derecho pendenciero de los tories ya está luchando por el control del partido en oposición.

Los británicos están llamados a las urnas el 4 de julio, la misma fecha en la que los estadounidenses celebran la liberación del Imperio británico con el Día de la Independencia. Si las encuestas están en lo cierto, una mayoría de los británicos están a punto de hacer lo mismo.