La Supersopa, el alimento para afrontar la pobreza en Argentina

Cecilia Valdez
Cecilia Valdez BUENOS AIRES / E. LA VOZ

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Cocineros preparando la Supersopa en la cocina de la Universidad Nacional de Quilmes.
Cocineros preparando la Supersopa en la cocina de la Universidad Nacional de Quilmes. Juan Ignacio Roncoroni | EFE

Con más de la mitad de pobres en el país, la Universidad Nacional de Quilmes reanudó la producción de ese caldo creado en la crisis económica del 2001-2002

12 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La Supersopa, creada tras la crisis económica y social argentina de los años 2001 y 2002, vuelve para dar respuesta a las necesidades de los argentinos en un contexto de ajuste. Este alimento, preparado en base a carne vacuna, arroz, guisantes, zanahorias y patatas, es de bajo costo y contiene un alto valor nutriente. Con más de la mitad de su población por debajo de la línea de la pobreza, los alumnos de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) reanudaron la producción de ese caldo que entregan en latas de cuatro litros.

Aunque el Gobierno de Javier Milei logró controlar la inflación —una de las peores pesadillas de los argentinos—, el índice de pobreza, y de indigencia, sigue en unos niveles tan elevados que muchos han decidido tomar cartas en el asunto. Los últimos datos oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) que se conocen son del primer semestre del 2024, y hablan de un 52,9 % de pobres y de un 18,1 % de indigentes.

Aunque el control de la inflación en algunas áreas permite cierta estabilidad en la economía, los salarios no han logrado ganarle al ajuste y esto ha llevado a la reactivación de programas como el de la Supersopa. En el 2002, cuando la universidad creó este plato, Argentina atravesaba una crisis que llegó a tener un nivel de pobreza del 57,5 %. Según la página web del centro, hasta ahora, se han producido 250.000 latas —que equivalen a 9.750.000 raciones de alimento— y en su elaboración han participado 350 becarios.

Las sopas, diseñadas para complementar dietas restrictivas, son distribuidas en comedores populares de distintos lugares del país. «En un comedor, donde las personas comen una vez al día, un alimento que aporte verduras, hortalizas y carnes, marca una diferencia frente a un plato de fideos», cuenta Anahí Cuellas, máster en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, docente y directora de la planta. Y agrega: «Esto evita que la brecha entre quienes podemos comer carne y quienes no se agrande aún más. Los niños que no pueden ingerir proteínas tienen un mal desarrollo cognitivo y problemas de aprendizaje».

El ajuste implementado por Milei desde que asumió la presidencia en diciembre del 2023, se basó en un achicamiento del Estado y puso especial énfasis en el recorte de ayudas y subsidios a las organizaciones sociales y los comedores populares, a quienes acusó de ser focos de corrupción. Las universidades públicas también han sido objeto de críticas por parte del Gobierno. Frente a la actual situación, la UNQ tomó la decisión de reactivar este emprendimiento y puso a trabajar una planta reservada para prácticas estudiantiles para producir 300 latas por semana.

Cada lata de Supersopa cuesta 40.000 pesos (unos 37 euros), y contiene unas 50 raciones de un alimento sin aditivos y sometido a estrictos controles microbiológicos. Tanto personas como empresas, fundaciones e instituciones estatales pueden comprar el producto o acceder a él a través de programas auspiciados por distintos donantes.