El legado de Margaret Thatcher divide todavía a los británicos

Juan Francisco Alonso LONDRES / E. LA VOZ

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Margaret Thatcher con el manifiesto del Partido Conservador de 1983.
Margaret Thatcher con el manifiesto del Partido Conservador de 1983. No disponible

El ideario de la dama de hierro sigue inspirando a su partido y provocando debates en las filas de sus rivales laboristas

21 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

«No soy una política de consenso. Soy una política de convicción». Con estas palabras, pronunciadas en 1975 cuando luchaba por convertirse en la primera mujer en liderar al Partido Conservador, Margaret Thatcher dejaba claro que no negociaría sus ideas y que las aplicaría sin importar el coste. Esto explicaría por qué medio siglo después de asumir las riendas de los tories la imagen de la fallecida dama de hierro sigue siendo tan divisoria para los británicos.

La firma YouGov publicó en días pasados una encuesta sobre la valoración del legado de Thatcher, quien en 1979 se convirtió en la primera mujer en ocupar el 10 de Downing Street, y los resultados revelaron que los británicos siguen sin ponerse de acuerdo sobre la expremier, a quien muchos expertos atribuyen el haber sacado al Reino Unido del estancamiento económico, aunque a costa de ampliar la brecha social. Según el sondeo, el 28 % de los consultados califican de «enteramente positiva» o «positiva» la herencia de la ex jefa de Gobierno que más tiempo estuvo en el poder tras la Segunda Guerra Mundial. Por su parte, el 26 % dice que ha sido tanto positiva como negativa, mientras que el 34 % la considera «mala» o «muy mala».

Pero mientras la figura de Thatcher sigue polarizando al británico de a pie, los líderes de un lado y otro del espectro político sí parecen coincidir en la importancia que tuvo para el país. Hace solo unos días, el actual premier, el laborista Keir Starmer, equiparó las reformas que su Gobierno viene impulsando con las del thatcherismo, a las que calificó de «significativas».

Starmer no es el primer mandatario laborista que alaba a Thatcher, pese a que ella fue una acérrima adversaria. Tony Blair también hizo lo propio en varias ocasiones. Unos halagos que han sentado mal tanto a los sectores más a la izquierda del Partido Laborista como a los sindicatos, con quienes la conservadora mantuvo duros enfrentamientos a lo largo de sus mandatos, debido a controvertidas decisiones como el cierre de las minas de carbón o la privatización de las empresas estatales.

Los herederos

Obviamente, en los partidos de la derecha todos exaltan la figura de la dama de hierro. En los últimos años, líderes conservadores como el anterior primer ministro, Rishi Sunak, se han presentado como herederos del thatcherismo, al defender políticas impopulares como las subidas de impuestos para combatir el déficit y la moderación salarial para frenar la inflación.

No solo entre los tories existe una competencia feroz por presentarse como el sucesor de Margaret Thatcher. El líder del eurófobo y populista Partido de la Reforma, Nigel Farage, no solo usó la imagen de la dama de hierro en su campaña a favor del brexit en el 2016, sino que el año pasado se comparó con ella. «Fue una luchadora que se puso en pie y defendió sus ideas, sin importar lo que dijeran los expertos y las encuestas, porque creía que era lo correcto. Eso es liderazgo político», dijo. «Si hay alguna similitud [con ella] es que yo tampoco he tenido miedo de luchar por lo que creo», sentenció.

En los próximos meses, la figura de Thatcher seguirá dando de qué hablar, ya que en octubre se conmemorará el centenario de su nacimiento. Ante el aniversario, varios diputados quieren que se bautice una línea de tren con su nombre y se prevé que se estrene una ópera inspirada en la carrera de la controvertida política.