La falta de consenso político deja en un limbo a los sintecho de Barajas
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Aena restringió esta semana el acceso a los pasajeros y sus acompañantes
20 may 2025 . Actualizado a las 10:40 h.Cerca de medio centenar de personas duermen a diario en aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. En catres, sacos de dormir o simplemente en el frío suelo de sus terminales. Algunos llevan meses, otros incluso más de un año. Muchos llegan bien entrada la tarde al aeropuerto y buscan un sitio para dormir: en los asientos frente a los mostradores, en algunas plantas reservadas para oficinas y también bajo las escaleras mecánicas o en ascensores.
Las instituciones, lejos de buscar acuerdos o consenso, viven la situación en un bucle de acusaciones. Tanto la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento capitalino como el Gobierno central —del que depende Aena— se acusan mutuamente de ser la institución competente.
La empresa gestora de los aeropuertos españoles tomó esta semana una decisión drástica: ahora limita el acceso a las terminales a pasajeros —que deberán mostrar su tarjeta de embarque— y sus acompañantes en algunas franjas horarias. Desde Aena, además, advirtieron que las infraestructuras del aeropuerto son «exclusivamente de paso, que no tienen en ningún caso las condiciones adecuadas para pernoctar». El miércoles, el gestor aeroportuario emitió un «requerimiento legal» al Ayuntamiento de Madrid, al que considera administración competente, para que «cumpla la responsabilidad legal que corresponde al consistorio». El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, destacó que Aena «se está equivocando y, además, está ignorando lo más importante que son las personas que están en ese aeropuerto y que requieren ayuda».
El cruce de acusaciones, con PP y PSOE detrás del telón, va acompañado de datos que usan unos y otros. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, destacó que la mayoría de sintecho en el aeropuerto son «solicitantes de asilo» y, por tanto, responsabilidad del Gobierno. La Secretaría de Estado de Migraciones, por su parte, respondió que no ha recibido ninguna comunicación por parte del Ayuntamiento sobre la presencia de solicitantes de asilo en Madrid-Barajas.
El delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, se basó en un informe de la entidad religiosa Mesa de la Hospitalidad, recogida por El País, para acreditar que no solo no hay solicitantes de asilo en este grupo de personas, sino que más de la mitad están empadronados en Madrid capital. Desde el consistorio replican que el informe solo acredita entrevistas a un 30 % de las personas que duermen habitualmente en el aeropuerto.
El sindicato de trabajadores mayoritario en Aena, Asae, denunció ante el Defensor del Pueblo la falta de consenso político, ante los «problemas de salud, seguridad e higiene» que, a su criterio, generan los sintecho. La institución dirigida por Ángel Gabilondo estudia esta situación desde el mes de marzo.
Pablo Seco es el capellán de las capillas de la T1, la T2 y la T4. Las asiste durante cuatro días a la semana. «Violencia no percibo. La gente sin hogar son pacíficas, no quieren meterse con nadie. Solo quieren estar tranquilos», asegura. La mayoría de los que ha atendido trabajan durante el día y, entrada la noche, acuden a dormir al aeropuerto. «Ellos mismos van buscando zonas donde les presionan menos: un párking o una sala con servicios mínimos de agua y aseo», destaca el sacerdote, harto de la «guerrilla ideológica» que rodea la gestión de las administraciones. Añade que la mayoría de personas están en tránsito en esta situación y que, de un tiempo a esta parte, hay más sintecho que pasan la noche en el suelo aeroportuario. «Se hace un poco más insoportable para los trabajadores», remarca.
«El foco se está desviando»
«Estamos viendo cómo el foco mediático se está desviando del verdadero problema, que es la falta de soluciones institucionales y de coordinación entre administraciones, para centrarse en las personas sin hogar, tratándolas como una amenaza. Esto no solo las expone, sino que además las revictimiza», destacan a La Voz desde una oenegé que lleva años atendiendo a estas personas.
Existe un precedente en el que sí hubo cooperación, aunque también precedida de un dilema competencial. Un convenio entre Aena, el aeropuerto del Prat, la Generalitat de Cataluña y varios ayuntamientos redujo a la mitad las personas que dormían en el aeropuerto. La intervención de los distintos equipos de servicios sociales desveló la capa de vulnerabilidad: un 42 % de los atendidos sufrían trastornos mentales, mientras que el 65 % estaban en situación administrativa irregular.