Se casan en la capilla de un hospital barcelonés antes de que ella muera cuatro días después: «Estaba feliz, hermosa, divina»

La Voz REDACCIÓN

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Fachada del Hospital Universitario Sagrat Cor de Barcelona, en cuaya capilla Rubén Jiménez y Natalia Parres se casaron antes de que ella muriese por un cáncer de páncreas.
Fachada del Hospital Universitario Sagrat Cor de Barcelona, en cuaya capilla Rubén Jiménez y Natalia Parres se casaron antes de que ella muriese por un cáncer de páncreas. QUIRÓN SALUD

El diagnóstico tardío de un cáncer, provocó un grave empeoramiento de Natalia. Su pareja desde hacía 20 años, Rubén, no dudó en hincar rodilla para que tuviera la boda que siempre soñó: «Era una gran ilusión para ella»

08 jul 2025 . Actualizado a las 08:47 h.

No fue la boda soñada, pero pudieron casarse, como había sido su deseo. Natalia Parres y Rubén Jiménez empezaron su relación hace dos décadas. Trabajaban juntos en un hotel de Hospitalet de Llobregat y surgió la chispa. Sin embargo, los últimos cinco meses fueron muy difíciles por el cáncer que, rápidamente, provocó la muerte de Natalia. La historia la cuenta Rubén en el diario 20 Minutos, lamentando que su final haya sido tan precipitado por culpa de la enfermedad. «Empezó a perder peso y tenía dolores en la zona de la espalda, le costaba caminar», relata a este medio sobre cómo empezó con unos achaques que empeoraron en poco tiempo. Lamenta sobre todo que, inicialmente, su médica de cabecera pensase que se debía a «nervios y estrés» por tener que atender a su padre, también enfermo. Aunque prometieron hacerle una ecografía para corroborar el diagnóstico, «mi mujer ha muerto y todavía no se la han hecho».

Lo que precipitó la pedida de mano de Rubén a Natalia fue su empeoramiento. Perdió peso de forma alarmante y en la nueva visita ya fue derivada para la realización de pruebas que confirmaron el peor de los diagnósticos: cáncer de páncreas con metástasis en el hígado. Eran muy escasas las posibilidades de supervivencia para la mujer, de 51 años.

Una boda a contrarreloj

«En vista de la situación, me arrodillé y le pedí la mano», asegura el novio. Aunque ya estaba en sus planes, no quería que la cuenta atrás que empezaba para Natalia la dejase sin su «gran ilusión». El enlace, dada la premura, no pudo celebrarse en una de las iglesias que querían, ni pudieron disfrutar de una luna de miel en playas alicantinas. Lo hicieron, gracias al cura que se topó Rubén por los pasillos del Hospital Sagrat Cor de Barcelona, en la capilla del propio centro sanitario. 

«Estaba feliz, hermosa, divina», define el novio su presencia, vestida del blanco que mandan los cánones. Por desgracia, tan solo cuatro días después de casarse, Natalia murió. «Te quiero mi amor, te amo para siempre», se expresa en 20 minutos Rubén sobre cómo se despidió de ella, cogiéndola de la mano.