Bolsonaro, el exmilitar de nueve identidades políticas que llegó a presidente odiando a todo el mundo

Pablo Medina MADRID / LA VOZ

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El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en una imagen de archivo.
El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en una imagen de archivo. Isaac Fontana | EFE

El líder ultraderechista fue condenado a arresto domiciliario por el intento de golpe de Estado tras perder los comicios del 2023

06 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Homofobia, machismo, racismo y reivindicaciones militares por encima de la democracia. Jair Bolsonaro (Glicério, 1955) lo tenía todo para ser una de las figuras de la ultraderecha más relevantes del mundo. Presidente de Brasil entre el 2019 y el 2023, el dirigente se halla ahora bajo arresto domiciliario por orden del Tribunal Supremo por intentar liderar un golpe de Estado tras el final de su mandato. El hombre que pasó por nueve partidos políticos antes de ser el hombre más importante del país cae ahora en desgracia por sus ansias autoritarias.

Jair fue el tercero de seis hijos y se crió con un padre alcohólico al que no soportaba. La dictadura de Humberto de Alencar llegó en 1964 y, pronto, Bolsonaro fue seducido por ella. Ingresó en el Ejército en 1973, donde hizo carrera militar y sus superiores le reprocharon su «ambición excesiva», su «trato agresivo a sus camaradas» y su personalidad «inmadura».

Llegó hasta el rango de capitán, y se granjeó popularidad entre la soldadesca por protestar contra los bajos salarios. Aunque su forma de protestar pasaba por publicar artículos no autorizados y amenazar con lanzar granadas aturdidoras en cuarteles. Fue destituido y posteriormente reincorporado en 1988, tres años después de la dictadura, como oficial de reserva. Una década después, en 1999, dejaría una de sus famosas perlas contra la democracia: «Desafortunadamente, las cosas solo cambiarán cuando estalle una guerra civil y hagamos el trabajo que el régimen militar no hizo. Matar a unas 30.000 personas... ¡matarlas! Si mueren un par de inocentes, no pasa nada».

Ascenso y arresto

Tras su paso a la reserva, Bolsonaro decidió dar el paso de entregarse a la vida política sin encontrar una identidad clara. Desde 1988, cuando llegó a ostentar su primer cargo público (la concejalía de Río de Janeiro) con la Democracia Cristiana, pasó luego por ocho formaciones de distinto corte en el lapso de 20 años.

En el 2014, año en que ganó las elecciones Dilma Rousseff, fue el diputado más votado en Río de Janeiro. Cuatro años después, se lanzaría a candidato —sufriendo un atentado por el camino— con una campaña centrada en inseguridad, machismo y homofobia.

«La escoria del mundo está apareciendo en Brasil», «no lucharé ni discriminaré, pero si veo a dos hombres besándose en la calle, les daré una paliza», «tengo cinco hijos. Cuatro de ellos son hombres, pero el quinto me dio un bajón y nació una mujer» o «no corro el riesgo de ver a mis hijos salir con mujeres negras o ser homosexuales porque fueron muy bien criados» son otras de sus proclamas más famosas a pesar de las cuales ganó la Presidencia en segunda vuelta.

Durante su mandato, trabó gran amistad con presidentes y líderes ultra de mismo signo como Donald Trump, Marine Le Pen o Viktor Orbán, aunque tuvo tendencia aislacionista. Liberalizó las armas, se deshizo de funcionarios no afines, se enemistó con Europa por su gestión de los incendios de la Amazonia en el 2019 y de la pandemia, por la cual murieron 700.000 brasileños.

En el 2022 perdió las elecciones contra Lula da Silva. Lo que siguió fue un intento de golpe de Estado promovido por él mismo para desacreditar la victoria de Lula Da Silva. La Justicia de Brasil le procesó el pasado marzo por considerarle responsable de cinco delitos en ese convulso período, todos relativos a su rebelión. Bolsonaro aguarda, pero cuenta con el respaldo de EE.UU., que ya ha intentado influir en el proceso.

La defensa de Bolsonaro recurrirá su arresto al no ver que cometiera ningún delito

Redacción / Agencias

La defensa del expresidente Jair Bolsonaro afirmó este lunes que el líder de la ultraderecha brasileña no incumplió las restricciones que le había impuesto la Corte Suprema ni cometió ningún crimen, por lo que no se justifica la decisión que lo mandó a cumplir prisión domiciliaria y recurrirá la decisión.

De acuerdo con el equipo de abogados, el mensaje del expresidente que fue leído el domingo en las marchas realizadas por los seguidores de Bolsonaro en diferentes ciudades de Brasil «no puede ser considerado como un incumplimiento de la medida cautelar ni como un acto criminal». «Buenas tardes mi Brasil. Un abrazo a todos. Es por nuestra libertad. Estamos juntos», fue, según sus defensores, el mensaje de Bolsonaro leído en las marchas. Los abogados alegaron que, en su última decisión sobre las restricciones impuestas al líder ultraderechista, la Corte «no le prohibió conceder entrevistas o de pronunciar discursos.