La Asamblea «horribilis» en la ONU

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

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Trump, durante su intervención en la Asamblea General de la ONU.
Trump, durante su intervención en la Asamblea General de la ONU. LUKAS COCH | EFE

Las duras acusaciones de Trump y el desafío de Netanyahu ponen en entredicho el papel de la organización internacional como garante de la paz y del multilateralismo en sus 80 años

28 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La ONU celebra este año el ochenta cumpleaños de su fundación con su papel de garante de la paz y del multilateralismo en entredicho como dejaron patente las intervenciones de Donald Trump y Benjamin Netanyahu en la Asamblea General, y la ausencia de Vladimir Putin y Xi Jinping. Líderes y altos cargos mundiales pasaron esta semana por el estrado de la sede de Nueva York en un ambiente tenso marcado por sus discrepancias sobre las guerras de Ucrania y Gaza, y con una crisis presupuestaria de la institución en ciernes. Una sesión plenaria horribilis donde sonó más fuerte que nunca la pregunta de si la Organización de las Naciones Unidas creada el 24 de octubre de 1945 , tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, sigue siendo relevante para atajar los conflictos del siglo XXI.

¿Qué papel tuvo el presidente Donald Trump?

Trump volvía al podio de la ONU y todos esperaban que lanzara duras críticas a la organización tras meses de tensa relación, pero nadie podía anticipar la altura de sus ataques, que remató con la acusación de haber sufrido un «triple sabotaje» tras la parada de la escalera mecánica cuando subía con Melania y los fallos en el teleprónter y en el canal de audio, por el que en algún momento se coló la traducción en portugués,

Sin filtros y desatado, algo habitual en su segundo mandato, el inquilino de la Casa Blanca arremetió sin contemplaciones contra la ineptitud e ineficacia de la ONU «¿Cuál es el propósito de las Naciones Unidas?», preguntó, y dio su propia respuesta: «Tiene un potencial tremendo, pero lo único que hace es escribir cartas llenas de palabras duras que nunca se cumplen». De paso, atacó a Europa y a sus políticas migratorias, así como las iniciativas para frenar el cambio climático.

Como excusa para recortar fondos a la ONU le acusó de utilizar su presupuesto para costear la infiltración de inmigrantes por la frontera sur estadounidense. Con los recortes de fondos de la Administración Trump, la ONU ha perdido unos 377 millones de dólares para misiones de paz y tendrá que recortar un 20 % de personal a final de año.

El discurso de Trump incluyó incluso quejas personales. «¡Ni siquiera recibí una llamada telefónica de la ONU ofreciendo ayuda para cerrar los acuerdos!», dijo tras atribuirse haber acabado con siete guerras. Y hasta le recriminó aldraxes pasados, como que la organización rechazara a principios de la primera década del siglo XXI, cuando aún era un magnate de la construcción, su oferta para renovar la sede de Nueva York por 500 millones de dólares «con suelos de mármol y paredes de caoba».

Pero más allá de rencores personales, lo que quedó claro que el presidente estadounidense prefiere la pax americana a tener que pasar por el filtro de la ONU. Su opción es liderar personalmente cualquier iniciativa en Ucrania y sobre todo en Gaza. Aunque su giro de los últimos días instando a Volodímir Zelenski a recuperar territorios ocupados por Rusia —que llega tras la falta de interés de Putin por negociar un acuerdo de paz, algo que dejó claro este sábado en su intervención en la Asamblea General el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov— hace temer que busque pasar el problema a Europa. 

¿Qué supone el desafío de Netanyahu?

Durante años, los críticos con Benjamin Netanyahu han advertido que Israel se enfrentaría a un «tsunami diplomático» si pretendía cerrar por la fuerza el conflicto con los palestinos. Una amenaza que se hizo real cuando el primer ministro israelí subió el viernes al estrado de la Asamblea General. Pese a la presión internacional, Netanyahu desafío al mundo ante una Asamblea General casi vacía atacando a los países que han reconocido el Estado palestino, negando la hambruna y el genocidio en la Franja, y dispuesto a terminar el trabajo (como se comprobó este sábado con los tanques avanzando sobre la ciudad y en medio de nuevos bombardeos que segaron la vida de 74 gazatíes). El líder israelí sabe que tiene al presidente Trump de su lado, pese a la advertencia sobre la anexión de Cisjordania.

No solo sus palabras fueron un desafío a los que le critican también a la ONU, cuya sede pudo pisar pese a tener una orden de captura del Tribunal Penal Internacional, al contrario que el presidente palestino, Mahmud Abás, al que EE.UU. negó el visado. Y marcharse sin hablar con António Guterres, tras dos años sin comunicarse.

Su mensaje también iba dirigido a la audiencia israelí, de cara al próximo año electoral. «El aislamiento es real, pero Netanyahu calcula que su base política nacional premia más la rebeldía que la conciliación», declaró Eli Groner, exdirector general de la oficina del primer ministro, a The New York Times.  

¿Puede asumir China el vacío que deja Estados Unidos?

Durante la semana de intervenciones en el hemiciclo de las Naciones Unidas, China intentó enviar el mensaje de que Pekín, y no Washington, es la potencia responsable dispuesta a asumir deberes globales justo cuando los Estados Unidos de Trump, dan señales de retirada. Así, el gigante asiático, sin hacer ruido, dio unos primeros pasos lanzando medidas en materia de comercio frente a los aranceles de Trump y lucha contra el cambio climático como pilares de su compromiso por la estabilidad y cooperación global.

Aunque no todos los analistas consideran que China —muy presente en Asia y África, y cada vez más en Latinoamérica— quiera sustituir a EE.UU. Como argumento señalan que Pekín no ha ofrecido a la ONU fondos que compensen los recortes estadounidenses de este año. Aunque desea incrementar su influencia en áreas muy específicas, como la ayuda al desarrollo, todavía no está dispuesta a asumir «la carga política y financiera de liderar la ONU en el volumen en que EE.UU. lo hacía», declaró a la agencia Efe Richard Gowan, director de la ONU para el Grupo Internacional de Crisis. 

¿Cuáles son los objetivos que quedan en el aire?

A falta de un final próximo de la guerra lanzada por Rusia contra Ucrania, que se prolonga ya más de tres años, y la ofensiva israelí sobre Gaza, los 193 Estados miembros de la ONU siguen sin estar cerca de lograr sus objetivos en materia de desarrollo o una solución para el cambio climático. Incluso la ayuda humanitaria global de las Naciones Unidas —uno de los pocos ámbitos que la organización sigue liderando— está amenazada por los recortes presupuestarios, la apatía de los donantes y las reducciones de personal.

«En realidad, podemos decir que estamos en una organización que se encuentra en una especie de caída libre», afirma Gowan.