Ibiza declarará la zona catastrófica tras las lluvias más fuertes desde 1952: «Vin caer un pedrolo enorme enriba dunha habitación e comecei a correr»

Xavier Fonseca, Dolores Vázquez REDACCIÓN, A CORUÑA / LA VOZ

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Militares de la UME ayer trabajando en una calle de Ibiza anegada de agua tras las lluvias.
Militares de la UME ayer trabajando en una calle de Ibiza anegada de agua tras las lluvias. Germán Lama | EUROPAPRESS

La precipitaciones históricas se concentraron en apenas quince horas

01 oct 2025 . Actualizado a las 18:57 h.

La fama de isla paradisíaca y juerguista que acompaña a Ibiza se esfumó el pasado martes. El paraíso se tornó infierno en cuestión de minutos. Los remanentes de la borrasca Gabrielle que el lunes ya desató el caos en Cataluña, Comunidad Valenciana y Murcia, generó una inestabilidad que liberó unas precipitaciones históricas.

La delegación balear de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) anunció varios registros inéditos desde 1952, como los 254 litros por metro cuadrado de Ibiza villa y los 174 litros del aeropuerto de Es Codolar que se acumularon en el plazo de unas 15 horas. Estas cifras registradas en un solo día representan más de la mitad de la lluvia que se recoge anualmente en la isla. Además, el portavoz del delegación de Baleares de la Aemet, Miquel Gili, explicó que todavía falta por incorporar muchos datos que se registraron a lo largo de la jornada por parte de colaboradores en distintos puntos que son «todavía más elevados con pluviómetros próximos a los 300», aseguró.

En este episodio de lluvias inéditas no solo desempeñó un papel importante los restos de Gabrielle, sino también las condiciones actuales del Mediterráneo. En esta época del año suele estar todavía muy caliente, alrededor de los 28 grados, algo que favorece la evaporación. Además, la borrasca situada al sureste de España trajo de la mano un río atmosférico que trasladó humedad de los trópicos en el Mediterráneo. El aire húmedo tropical añadió más gasolina. Esta combinación de factores propició la formación de poderosos sistema tormentosos que descargaron mucha precipitación en un corto período de tiempo.

Las precipitaciones descargaron con especial virulencia en la capital, donde se produjeron inundaciones en bajos y en la vía pública, desprendimientos de elementos urbanos, caída de árboles y desbordamiento de torrentes. Dos personas se mantienen todavía en estado grave tras haber sufrido caídas mientras intentaban ponerse a resguardo. El temporal obligó a intervenir a la Unidad Militar de Emergencias (UME), que si bien contaba con efectivos en la isla, requirió de más refuerzos procedentes de Mallorca y Valencia. La Guardia Civil rescató a 148 personas durante el episodio.

El alcalde de Ibiza, Rafael Triguero, anunció este miércoles que pedirá al Gobierno central la declaración de zona catastrófica por los daños materiales ocasionados por las lluvias. El regidor admitió también que «volver al estado original nos va a llevar tiempo, recursos económicos, por lo tanto es imprescindible esta solicitud», ha remarcado. La respuesta del ejecutivo central la dio la ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, que confirmó que el Gobierno aprobará la declaración de zona catastrófica. Aagesen defendió la actuación de la Aemet. «Desde el rigor emitió la información que estaba disponible para que las autoridades tomaran las decisiones oportunas. Precisamente lo que ha cambiado es que esta vez el Es-Alert no ha llegado tarde», aseguró.

«Vin caer un pedrolo enorme enriba dunha habitación e comecei a correr»

El fuerte temporal que afectó a la isla de Ibiza provocó inundaciones, cortes de carreteras y desprendimientos de rocas en un hotel de Puig de Molins, que obligaron a evacuar el martes a 220 turistas y dejaron tres heridos leves. Entre las personas afectadas por el desalojo del establecimiento se encontraban dos sanitarias coruñesas de 41 años que disfrutaban de unos días de descanso en la isla. Se trata de Esmara Santiso, vecina de Culleredo, y de Silvia Astray, de Sada. «Viñemos catro días a pasar a fin de semana á praia e vimos que chovía, pero nada que dende Galicia nos puidera chamar a atención», relata Esmara. Sin embargo, se convirtieron en lluvias torrenciales que han retrasado su regreso dos días.

Su intención era coger el avión este lunes a las tres de la tarde, pero la situación se volvió caótica desde primera hora. «As oito da mañá xa había riadas xunto ao hotel, como está pegado a unha ladeira caía moita auga, pero non lle demos importancia. Pero ao intentar facer o check-out xa non había nin buses, nin taxis, nin Ubers. Era inviable saír. Cortaron as rúas, non eras capaz de chegar ao aeroporto porque estaba o túnel inundado», relata.

Ante la imposibilidad de viajar, ambas esperaban una nueva habitación en el hotel cuando se produjo el desprendimiento. «Nun momento houbo un ruído enorme, pensamos que era a tormenta, pero empezaron rapaces a vir berrando 'Help, help!' Eu vin que caía un pedrolo enriba dunha habitación e comecei a correr», relata esta vecina de Culleredo, que asegura que los huéspedes salieron apresurados, algunos incluso descalzos, cuando se produjeron los desprendimientos.

«No hotel caeron tres pedras enormes. Polas rúas non podías andar, había riadas. A nós tiveron que pasarnos en coche para poder cruzar unha rúa. Non había sitio nos hoteis, ao final debemos darlle pena e colléronnos no hotel Mimibiza», explica. «Foi horrible, pero hoxe todo cambiou. Parece que estás noutro mundo, hai sol», asegura Santiso.