La caída de la red de Amazon evidencia la dependencia digital de Europa

b. p. l. REDACCIÓN / LA VOZ

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Imagen del centro de datos de Amazon Web Services en Ashburn, Virginia. El estado posee la mayor concentración mundial de centros de datos
Imagen del centro de datos de Amazon Web Services en Ashburn, Virginia. El estado posee la mayor concentración mundial de centros de datos JIM LO SCALZO | EFE

El fallo en un servidor de Virginia (EE.UU.) ocasionó un colapso global de varias horas el pasado lunes

26 oct 2025 . Actualizado a las 09:36 h.

La caída global de las páginas web, aplicaciones y servicios en linea de alrededor de 2.000 empresas que tuvo lugar el pasado lunes hizo que el mundo reparara en una realidad que había pasado casi inadvertida. Amazon es mucho más que el gran hipermercado en línea al que millones de personas recurren para recibir sus pedidos en la puerta de casa. Su división Amazon Web Services (AWS), creada en el 2006, es otra piedra angular en los negocios de la compañía y el principal proveedor mundial de servicios en la nube. Su fundador, y artífice de su despegue, fue Andy Jassy, hoy director ejecutivo de Amazon desde julio del 2021 como sucesor de Jeff Bezos.

La cuota de mercado de AWS entre las llamadas compañías hiperescalares (las que ofrecen computación en la nube a gran escala) es del 32 %. Le siguen Microsoft Azure (alrededor del 23 %) y Google Cloud (aproximadamente un 13 %). Esto supone que alrededor de un 60 % del tráfico mundial y la operatividad de internet circula por infraestructuras de estos tres gigantes estadounidenses. Un fallo en alguno de sus servidores puede causar un colapso como el registrado el pasado lunes por plataformas como Amazon, Alexa, Snapchat, Epic Games Store, Canva, Duolingo y Fortnite; y asistentes de inteligencia artificial (IA) como ChatGPT, de OpenAI, y Perplexity.

Amazon explicó el pasado viernes que la interrupción global de AWS fue debida a un problema con una automatización, que no pudo corregir un fallo en el registro DNS (sistema de nombres de dominio). «El incidente fue provocado por un defecto latente dentro del sistema automatizado de administración de DNS del servicio que provocó fallos en la resolución de puntos finales para DynamoDB (una base de datos)», detalló Amazon, que necesitó intervención manual para restablecer la red.

«Cuando cae uno de esos servidores se caen partes importantes de internet y dejan de funcionar herramientas inesperadas», explica Carlos Gómez, catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidade de A Coruña e investigador del Centro de Investigación en TIC (Citic) de la UDC.

Geográficamente el fallo se localizó en la región del norte de Virginia (EE.UU.). Este estado de la costa este alberga más de 650 centros de datos, la mayor concentración mundial, lo que lo convierte en capital mundial de la nube. Buena parte de los datos e imágenes que se suben cada día a la red circulan por la fibra que confluye en este punto neurálgico.

Este centro de datos es también uno de los más antiguos de Amazon, compañía que Jeff Bezos fundó en 1994 como una librería en línea pero que orientó desde el principio hacia las prestaciones de una gran tecnológica enfocada en maximizar la eficiencia de los procesos y el talento. Las herramientas de computación que sus propios ingenieros desarrollaban para optimizar su tienda en internet fueron el germen de su faceta como proveedor de servicios para terceros. Empresas de todo el mundo pueden pagar para hacer uso de sus recursos en lugar de desarrollar sus propias infraestructuras tecnológicas. Más de 76 millones de sitios web los usan. En España, según Amazon, lo hacen más del 75 % de las empresas del Ibex.

Aunque existen servidores y centros de datos distribuidos por todo el mundo, la caída de Amazon también ha puesto de relieve la gran dependencia que tiene Europa de las tecnológicas estadounidenses para las comunicaciones digitales. Pese a los múltiples servicios que operan, el triunvirato formado por Amazon (AWS), Microsoft y Google controla el núcleo del tráfico mundial.

«Claramente dependemos de la tecnología de EE.UU. En China despliegan su propia infraestructura y están más alejados de estas empresas americanas, pero el resto del mundo tenemos una dependencia enorme. No es que uno esté obligado a contratar estos servicios a una de estas grandes empresas americanas. Existen alternativas europeas. Pero en la práctica son las soluciones más habituales porque son las más conocidas y se considera que funcionan bien», argumenta Carlos Gómez.

En los últimos años, España se ha convertido en un destino preferente de los gigantes tecnológicos norteamericanos por la situación estratégica del país, el bajo coste del suelo industrial y la energía verde. Cuenta ya con 143 instalaciones que, dentro de Europa, la sitúan por detrás de Alemania, Reino Unido, Francia, Países Bajos, Rusia, Italia y Polonia. Madrid aglutina un 54,8 % de la capacidad nacional.

Amazon Web Services se fijó en Aragón en el año 2019 para expandir allí su nube y ha multiplicado por seis su plan inicial de inversión, hasta los 15.700 millones de euros. Microsoft, Google, Oracle, IBM, Meta y Kyndryl, entre otras, también operan en suelo español.