Junts rasga el pacto de investidura con el PSOE, pone al Gobierno de coalición contra las cuerdas, y anuncia que ejercerá la oposición
30 oct 2025 . Actualizado a las 18:34 h.La cúpula de Junts decidió este lunes por unanimidad respaldar la propuesta de Carles Puigdemont y romper las relaciones con el PSOE. En la práctica, la medida supone dar un vuelco de 180 grados a la legislatura para dejar en minoría al Gobierno de Pedro Sánchez. Puigdemont lo resumió de esta manera: «Podrán tener poltronas, pero no podrán gobernar». En la reunión extraordinaria que la ejecutiva celebró en el centro de negocios Les 5 Elements, en Perpiñán (Francia), de más de tres horas, no hubo sorpresas; apenas diferencias de matiz entre la treintena larga de cargos presentes, alineados en lo fundamental con las tesis de su líder. No obstante, la última palabra la tendrán los poco más de 6.000 afiliados del partido, que deberán ratificar o no la decisión tomada por la ejecutiva en una consulta telemática que comenzará este miércoles y concluirá a las 18 horas del jueves. Antes, este mismo martes, un consejo nacional extraordinario confirmará el proceso consultivo, similar al acometido hace tres años, cuando los posconvergentes decidieron abandonar el ejecutivo catalán de Pere Aragonès, de Esquerra; y hace dos, cuando respaldaron la investidura de Sánchez.
Fin de la mesa de Suiza
En la comparecencia de prensa posterior a la cita de Perpiñán, Puigdemont explicó que casi dos años después de aquel pacto, firmado el 9 de noviembre del 2023, en el Gobierno «no hay voluntad para ejecutar los acuerdos políticos en tiempo y forma», a pesar de los numerosos avisos que su partido le ha hecho llegar en los últimos meses. En su opinión, «la desconfianza mutua es la misma, hemos reculado en todos los aspectos durante este tiempo», por lo que no ve argumentos para continuar negociando en Suiza, tras 19 encuentros secretos con los emisarios del PSOE. Los contactos se celebraron primero con el ex número tres Santos Cerdán, hoy en prisión, y después con el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. En la mayoría de veces, a Puigdemont le acompañaban el secretario general, Jordi Turull, y la portavoz parlamentaria en el Congreso, Míriam Nogueras. El salvadoreño Francisco Galindo ejerció como intermediario entre las dos delegaciones, levantando acta de cada uno de los encuentros.
Larga lista de incumplimientos
El líder de Junts enumeró uno por uno los «incumplimientos» del Ejecutivo de coalición, desde la no aplicación de la ley de amnistía por los hechos del procés y la declaración unilateral de independencia del 2017, de la que ayer se cumplieron ocho años, hasta el fracaso de la delegación de competencias en inmigración, tumbada por Podemos en el Congreso, y las propuestas legislativas para endurecer las penas contra la delincuencia multirreincidente y las okupaciones ilegales. También se refirió a la negativa del Ministerio de Hacienda a publicar las balanzas fiscales, para cuantificar el supuesto déficit fiscal de Cataluña, y las cifras de inversión del Estado en la comunidad. «¿Cómo quieren que hablemos de los Presupuestos del año que viene si no tenemos todavía las cifras de ejecución presupuestaria del año pasado?», se lamentó el de Waterloo, antes de dejar claro que no apoyará a este Gobierno «ni a ningún otro que no ayude a Cataluña». «Si va bien para Cataluña, hablemos; si no, adiós», sentenció.
Moción de censura
Lo que no dejó claro el dirigente independentista es la actitud que adoptarán en el caso de que el Partido Popular acabe presentando una moción de censura contra Sánchez. En los últimos días, altos cargos del partido han deslizado la posibilidad de sumarse a una moción de carácter instrumental, no para hacer presidente al jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijoo, sino para convocar elecciones de inmediato. Este lunes, Puigdemont no hizo alusión alguna a esta cuestión. Tampoco reclamó al presidente del Gobierno que, dada la situación, disuelva las Cortes y avance elecciones. Simplemente le advirtió que, con el paso de Junts a la oposición, «no podrá recurrir a la mayoría de la investidura, no tendrá presupuestos, no tendrá capacidad para gobernar; podrá tener poltronas, pero no podrá gobernar; podrá tener poder, pero no podrá ejercerlo».
Illa reclama «sensatez»
Mientras los herederos de Pujol debatían en Perpiñán, a menos de dos horas en coche de Barcelona, el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, pedía «sensatez». Illa les advirtió —antes de romper con un Gobierno socialista, «que es bueno para Cataluña», dijo— de la alternativa «involucionista y regresiva» que, en su opinión, representa un eventual ejecutivo del PP y Vox. El primer secretario del PSC culpó a los demás de los acuerdos incumplidos por el PSOE, y recurrió al habitual argumentario económico del que suele alardear la Moncloa para subrayar que «España es la economía que más crece en el conjunto de la Unión Europea».