El reciente éxito de la Switch 2 trae también a la memoria aquellos grandes inventos que no llegaron a funcionar
04 nov 2025 . Actualizado a las 14:17 h.Google, Amazon, Nintendo o Windows. No hay gran gigante tecnológico de éxito que no cuente también en su lista de productos o soluciones con sonados fracasos. En estos días en los que solo se habla de grandes lanzamientos como el iPhone 17 o la Switch 2 es imposible que no vuelva a la memoria toda esa tecnología que no tuvo semejante recorrido.
La misma compañía que ha vendido ya 6 millones de unidades de la nueva Switch, Nintendo, vivió con aquella famosísima Wii las dos caras de una misma moneda. Aquella primera videoconsola que cambiaba los parámetros clásicos de los movimientos rompió el mercado en el año 2006. La compañía vendió más de cien millones de unidades de un producto que ampliaba el espectro de los amantes del gaming. El control intuitivo, que respondía a los movimientos del cuerpo, hacía que cualquiera pudiese jugar al golf o al tenis. Incluso el ultrafamoso Mario Kart adquirió una nueva dimensión al poder controlarse con los gestos de un volante (el volante como accesorio también existía). El fenómeno de Wii Sports no tuvo parangón, pero el segundo lanzamiento frenó de lleno la vida de esta consola. Nintendo lanzó Wii U en el 2012 y tuvo que decirle adiós cinco años después tras (solo) haber vendido 10 millones de unidades. Aunque contaba con juegos exclusivos, el consumidor no llegó a entender qué novedades proponía, los desarrolladores externos no ayudaron y se llegó a creer que podría ser un accesorio de la primera versión. ¿Dónde está la magia? Nadie lo sabe, pero al tiempo que Wii decía adiós, llegaba la Nintendo Switch arrasando y enamorando a todos.
Si la despedida de Wii ha quedado en la historia de Nintendo, jamás será un batacazo mayor que la Virtual Boy. Lanzada en 1995, y obra del mismo creador que la superventas Game Boy, esta consola de sobremesa con visor 3D se quedó en un intento. La apuesta era arriesgada: el jugador colocaba la cabeza en una especie de visor montado sobre un trípode, mirando dentro de un dispositivo que proyectaba imágenes rojas en 3D mediante un sistema de espejos y LED. El efecto estereoscópico hacía que los objetos parecieran flotar o tener profundidad. Nintendo pecó de ambición. En aquellos mediados de los 90 los gráficos eran solo en rojo y negro, provocaba mareos y el precio, 200 dólares de la época, excesivos.
En este contexto, los amantes de SEGA seguro que están pensando en aquella Dreamcast que terminó con el negocio de hardware de esta compañía. Lanzada al mundo en 1999, solo sobrevivió dos años. Tras Sega CD, 32X, Saturn los clientes ya no confiaban y Dreamcast tuvo que enfrentarse a la todopoderosa PS2 de Sony. A su favor, fue la primera consola con conexión a internet.
En estos tiempos en los que todo el mundo lleva un teléfono móvil, hay que apuntar que no todos triunfan. Grandes dispositivos como las Blackberry o los Nokia tuvieron su vida y su muerte a nivel temporal, pero hubo otras sonadas promociones que no cuajaron.
Amazon lo intentó en este sector y se atrevió en el 2014 con su propio smartphone. Fire Phone costaba casi 700 euros, usaba el sistema de Android, pero sin acceso completo a la tienda de Google -lo que reducía también el acceso a las aplicaciones-. En noviembre de este mismo año le bajaron el precio, pero ni así. Solo un año después fue retirado del mercado.
Pocos recordarán el HTC First, lanzado en el 2013 por HTC en colaboración con Facebook Home. Precisamente esa red social estaba en la interfaz del teléfono, pero los usuarios no le vieron una gran practicidad. Solo se vendieron 15.000 unidades.
Nokia quiso combinar en el 2003 un teléfono con una videoconsola portátil. Se llamaba Nokia N-Gage y como móvil no era demasiado útil porque los botones se diseñaron más bien para jugar. La forma, nada intuitiva, remató al invento.
Google lo intentó y lo reintentó con sus gafas inteligentes. Google Glass se lanzó con un precio de 1.500 dólares con su pantalla, cámara, conectadas a la red y con visión aumentada. Las utilidades parecían interesantes porque se podía acceder a información o grabar vídeo. La ergonomía no era la mejor y levantó cierta polvareda entre aquellos preocupados por las grabaciones sin autorización. Las Google Glass salió del circuito público, pero se reorientaron al uso industrial.
Pero en todos estos años, no han sido solo móviles o videoconsolas los que no han cuajado. El perro robótico Sony AIBO se convirtió en un fenómeno a finales de los 90. Era eso, una mascota, así que su función real no fue muy entendida porque no parecía valer para mucho aunque costase más de 2.000 euros.
Sony Dash tampoco recibió el apoyo de las masas. Era aquel dispositivo del 2010 para tener en la mesita de noche que mezclaba funciones un poco dispares. Era un reloj despertador y al tiempo una especie de tablet porque estaba conectado a internet. Las apps eran además demasiado simples así que nunca pudo con la comodidad de un móvil o una tableta.