El presidente se pasa a la oposición

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en el pleno de este miércoles en el Congreso.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en el pleno de este miércoles en el Congreso. ZIPI ARAGON | EFE

13 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Sánchez se ha pasado a la oposición... autonómica. Esa es la principal conclusión de su comparecencia parlamentaria de ayer. Harto del bloqueo y de mantenerse a la defensiva, cogió su fusil, aprovisionó su morral con decenas de datos y se lanzó a tumba abierta, y bayoneta calada, contra los once gobiernos autonómicos del PP y sus políticas. Su Gobierno ha transferido a las comunidades autónomas 300.000 millones de euros más que el de Rajoy: un dinero que muchas malgastaron o utilizaron para hacer regalos fiscales a los ricos. Las listas de espera se alargan y los servicios públicos se privatizan y empeoran. El presidente acorralado concentró sus ataques en el baluarte triangular del PP: Madrid-Andalucía-Valencia, pero sin olvidar otras dos comunidades, Extremadura y Castilla y León, que previsiblemente estrenarán el nuevo ciclo electoral. El deterioro de la sanidad pública es su principal caballo de batalla. Madrid se ha convertido «en un casino donde Quirón siempre gana y los ciudadanos siempre pierden». Los cribados del cáncer en Andalucía solo son la punta de un iceberg «lamentable e inmoral»: las consultas privadas «se han multiplicado por cuatro» en la comunidad, las derivaciones a cirugías privadas «se han triplicado» y el gasto en conciertos ha crecido «casi un 70 %». Los incendios que devastaron extensas zonas de Extremadura y Castilla este verano son fruto del cambio climático, pero también de la falta de previsión y la desidia de sus gobernantes. Solo se acuerdan de Santa Bárbara —y de Pedro Sánchez— cuando truena. La extremeña María Guardiola no ejecutó el 60 % del presupuesto para prevención de incendios. El PP lleva siete años reclamando elecciones, pero se niega a sacar las urnas en Valencia después de «la tragedia social, política e institucional» .

Feijoo no lo vio venir, pero tomó nota de la transfiguración cuando advirtió: «Ha terminado el líder de la oposición al PP, ahora empiezo yo». Empezó, pero enseguida se comprobó que el líder popular no está capacitado para jugar en este terreno. Sánchez puede erigirse en portavoz de portavoces socialistas en las once autonomías. Feijoo no puede, aunque quisiera, asumir el papel de presidente de presidentes del PP. No le dejarían, porque todos van por libre. Cuando en el 2023 comenzaba a deshojar la margarita, Vox sí-Vox no, Mazón le resolvió el dilema de golpe con su pacto consumado. Resulta impensable, por ejemplo, que pueda hablar en nombre de Díaz Ayuso o de Moreno Bonilla. Mucho menos creo que le interese poner sus políticas y sus concesiones a Vox como modelo a imitar. Convocarlos para zurrarle la badana al Gobierno o para sabotear una conferencia de presidentes puede funcionar. Arrogarse la facultad de hablar en su nombre y definir una postura común en materia de financiación, o de inmigración, sería atrevimiento condenado al fracaso estrepitoso. O al suicidio.

Feijoo no entró al trapo, pero Sánchez consiguió su propósito: que se empiece a hablar más de las elecciones autonómicas que vienen que de las elecciones generales que «todavía no tocan». Sánchez, que maneja como nadie los tiempos políticos, decidió cortar ayer la cinta inaugural del nuevo ciclo electoral.