Sus efectos eufóricos y psicodélicos están a caballo entre el éxtasis y el LSD

Objetos que pierden las formas, colores que se funden en otros nuevos, pensamientos que cambian radicalmente de enfoque es lo que más sorprende a los que la han probado: «Una energía incombustible». Así son los efectos de la nueva droga low cost que ha llegado a Asturias este verano y que ya se ha hecho un hueco en el mercado negro: la 2CB.

Los psiconautas experimentados de grandes ciudades como Madrid o Barcelona fechan su llegada a España a principios de este siglo. Aún así, no ha sido hasta comienzos de este mismo año cuando su característico color rosado se ha dejado ver por algunos de los grandes festivales del norte. De hecho, en el festival Aquasella, que se celebra a finales de agosto en Arriondas, Asturias, la Guardia Civil decomisó el alijo más alto del cantábrico: 109 pastillas. Ha habido medios de comunicación que la han calificado como «la cocaína rosa» o como «la nueva droga de los ricos», pero nada más lejos de la realidad. El consumo más habitual de la también llamada «nexus» es vía oral en pastillas que van de 15 a 25 miligramos y su precio en la calle está alrededor de los 12 euros. Así que ni inhalada, ni para ricos. Lo que sí que es cierto es que algunos usuarios la esnifan por la rapidez del efecto, pero no es ni habitual, ni lo más recomendable.

De hecho, el colectivo pionero en la divulgación de la filosofía del consumo responsable en España, Energy Control hace hincapié en que, aunque todavía no ha habido ninguna muerte relacionada con el consumo inhalado de la 2CB, sí que han ocurrido casos con otras sustancias de la misma familia, las feniletilaminas.

Desde la misma plataforma han registrado las experiencias de consumidores con dosis de hasta 100 miligramos en las que sus constantes vitales se mantuvieron estables. Otra cosa distinta son las alucinaciones y los efectos psicológicos, que a cuanto más consumo, más intensos se vuelven y pueden llegar a producir nerviosismo, ansiedad e incluso náuseas por la falta de control de la situación. 

Vendedores a domicilio

Todavía no hay grandes certezas sobre los lugares donde se elabora, pero su bajo coste podría relacionarse con una producción nacional o internacional de proximidad. Lo que sí se sabe es cómo la consiguen los vendedores de a pie que la traen a Asturias: a través la deep web.

En esta parte no tan visible ni conocida de Internet, una pastilla de esta droga que está a medio camino entre el éxtasis y el LSD puede costar tan solo ocho euros y su adquisición es bastante segura, pero para nada sencilla.

Para empezar, un vendedor a pie de calle tiene que conseguir a un experto en informática que sea capaz de conectarse a la deep web sin dejar rastro. Una vez superado este paso, que requiere una amplia experiencia previa, llega el momento de encontrar al mayorista. La red oscura tiene multitud de indexadores de contenido que funcionan de manera parecida a lo que podría hacer Google en el Internet usual. Una vez dentro de alguno de ellos, la oferta de servicios y productos del mercado negro es inconmensurable. Libros censurados, foros de activismo, hackers de todo tipo, armas, munición y, cómo no, narcóticos. La variedad de drogas asusta. Directamente, se podría decir que no hay ninguna que no se pueda comprar por esta vía. De hecho, la Unión Europea ya advirtió en su informe anual del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías sobre una «uberización» de la droga, con unos modelos cada vez más flexibles y diversificados.

Los efectos del «nexus» tienen una duración media de entre 6 y 8 horas. Más allá de eso, una vez escogido el producto, la moneda de cambio en esta parte de Internet son los bitcoins. Para poder cambiarlos por euros, la dinámica es la misma: encontrar ese servicio en el buscador y listo, problema resuelto. A partir de aquí, la situación se vuelve difícil de creer. Con el dinero cambiado y el producto escogido, el siguiente paso es pagar como en cualquier otra tienda on-line. Pero además de eso, los mayoristas piden que el comprador facilite un nombre y una dirección a la que, una o dos semanas después, llegarán por correo las pastillas como cualquier otra carta.

Historia y composición química

La 2CB es una feniletilamina, es decir, otro derivado de las anfetaminas, pero con unos efectos psicodélicos intensos que no se suelen asociar a este tipo de compuestos. El primer investigador que la sentitetizó fue Alexandre Shulgin en 1974. En un principio, Shulgin le vio utilidad para terapias psiquiátricas, pero enseguida se empezó a comercializar como afrodisíaco bajo el nombre de Erox, fabricado por una compañía farmacéutica alemana. Durante años, estuvo disponible bajo el nombre de Nexus en las smart shops holandesas.

Un total de 21 kilos de píldoras que, puestas en fila, alcanzarían una distancia de 1.250 metros  

Según los investigadores, las pastillas de éxtasis pueden tener distinto color o forma, pero en este caso son de color blanco y de forma cilíndrica, con un logotipo en la superficie «2CB» (que permite a los consumidores su identificación). Su tamaño es pequeño y si la droga intervenida se pusiese en fila alcanzaría una distancia de 1.250 metros. En España también se conoce el éxtasis como «delfín»; «pasti», «pajarito», «sol», «tulipán» o «estrella».

El coste de esta mercancía para los distribuidores podría haber sido de unos 270.000 euros y la venta de más de 1.000.000 euros.

El precio de una pastilla varía, pudiendo ser de menos de 5 euros en Países Bajos y de unos 20 en Grecia o Italia por ejemplo; en España va de 5 a 7 euros.

Se continúa con la práctica de investigaciones tendentes a determinar la infraestructura de la organización en España.