Junto a los vínculos históricos y culturales, la comunidad tiene un balance comercial positivo con el país luso que en la última década sumó en  2.479 millones de euros en exportaciones

Las palabras del alcalde de Oporto, Rui Moreira, a comienzos de esta semana destacando la necesidad de estrechar los lazos entre España y Portugal con una unión más intensa a nivel internacional y que «deberían tener una estrategia coordinada, ya que durante muchos años vivimos de espaldas y con enormes sospechas y desconfianzas» despertaron una ola de reacciones, especialmente a este lado de la frontera. Moreira incluso forjó un nombre «Iberolux» a imagen y semejanza del «Benelux» que, ya antes de la Unión Europea, había levantado fronteras entre Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo. Lo cierto es que, precisamente porque existe la UE y tanto España como Portugal son miembros, el Benelux se le quedaría pequeño (se trata de en origen de una unión aduanera a las que el grado de integración de las instituciones comunitarias superan de largo) pero también vienen a recoger un anhelo de mayor conexión que a lo largo de la historia varía en grados, desde el iberismo a un reencuentro entre pueblos. Y a Asturias le interesa de forma singular toda vez que el aumento de esa conexión permitiría compensar el desequilibrio de intereses económicos y de desarrollo en la España contemporánea, mucho más orientado al Mediterráneo que a un noroeste que sólo en año recientes ha empezado a forjar alianzas para afrontar problemas comunes, desde la despoblación al declive industrial o la incertidumbre de la transición energética.   

Es un tópico, y no con mucha base real, que los asturianos digan que «Asturias es España y lo demás tierra conquistada»; pero nunca se menciona que en buena medida, con un fundamento mucho más cierto, el reino medieval portugués se sentía heredero, uno de los herederos al menos, del histórico reino de Asturias (y tan es así que los monarcas lusos se hacían llamar «El rei» y no «O rei» en recuerdo de ese vínculo». Es en una ciudad portuguesa, en Miranda do Douro, en el distrito de Braganza, donde se reconoce como lengua oficial una variedad del asturiano, el mirandés; y más allá de los aspectos históricos y culturales, las relaciones comerciales entre Asturias y Portugal tienen un peso relevante en la economía regional siendo punto de origen de destino privilegiado de la balanza comercial entre ambos territorios. Tomando como referencia la última década (entre 2010 y los datos provisionales de 2019 que recoge el Ministerio de Industria), Asturias exportó a Portugal productos por un valor total de más de 2.479 millones de euros; un saldo más que positivo si se tiene en cuenta que las importaciones de Portugal a Asturias sumaron en el mismo periodo 1.732 millones de euros.

«Además de que hay un montón de empresas españolas, cada vez más que se están instalando en Portugal, la conexión entre los dos países puede crecer más y tiene una gran importancia económica. Si a esto le unes todo lo que supone ese cuadrante noroeste donde estaría también la zona de Oporto que es un área de enorme influencia y relevancia económica, sería de enorme interés»; destacó el presidente de la patronal asturiana del Transporte, Asetra, Ovidio de la Roza, quien añadió que «aunar esfuerzos en ese sentido sería muy relevante para Asturias y para España».

En términos similares se pronunció el presidente de la Federación Asturiana de Empresarios, Belarmino Feito, quien apuntó que «siempre he sido partidario de aprovechar sinergias. Está claro que compartimos problemáticas y debemos abordarlas en común entre los diferentes territorios, tanto comunidades autónomas como países». Feito que ha emprendido iniciativas como la puesta en marcha de una unión, como un lobby, de las patronales del noroeste español (desde Asturias a Galicia, pasando por León, Zamora y Salamanca); destacó en todo caso que «eso es una cosa y otra plantearnos proyectos tan ambiciosos con las tensiones territoriales que tenemos en España».

Por sectores económicos, según las cifras del Ministerio de Industria, y respecto al balance correspondiente sólo a 2019; las exportaciones de Asturias hacia Portugal destacaron especialmente en semimanufacturas (procedentes de la industria por valor de más de 158 millones de euros); seguidos de los bienes de equipo (unos 40 millones de euros) y alimentación y bebidas (27 millones de euros). Las importaciones que llegan de Portugal a Asturias son fundamentalmente productos energéticos (66 millones de euros), materias primas (36 millones de euros) y semimanufacturas (casi 33 millones de euros). Desde el punto de vista del sector del transporte, De la Roza apuntó que «desde Asturias transportamos mucho relacionado con la siderurgia, y la petroquímica, además de la madera y sector forestal; y hacía aquí se trae mucho papel y mucha materia prima».      

Si las patronales y las comunidades de Asturias, Galicia y Castilla y León llevan ultimando durante un lustro una alianza de intereses es por las quejas acumuladas de los territorios del noroeste sobre los retrasos en la puesta en marcha de infraestructuras, el envejecimiento de la población (uno de los más altos del continente y una amenaza seria de importante e irreversible pérdida de habitantes a corto plazo) y también respecto a la escasa sensibilidad de los Ejecutivos centrales a la hora de valorar el impacto para el empleo y las economías regionales del abandono de la producción energética basada en el carbón. Fue precisa una comunión de esfuerzos e intereses con largas negociaciones para que el Corredor Atlántico europeo pasara efectivamente por las regiones del Atlántico ya que le trazado inicial previsto por España iba de Madrid a Lisboa relegando en una esquina al noroeste peninsular.

De cara a facilitar las conexiones del transporte de mercancías entre Asturias y Portugal, el presidente de Asetra, resaltó que «para nosotros sería muy importante, importantísimo, la salida de La Espina a Ponferrada, es decir la continuación del corredor del suroccidente porque sin ninguna duda acortaría muchos kilómetros en esa zona desde el oeste de Castilla al norte de Portugal. Esa sería una infraestructura totalmente necesaria para facilitar esa conexión» e insistió en que «una unión de esfuerzos para esa zona tan olvidada que es el noroccidente de la península ibérica y porque el norte de Portugal desde Lisboa está cogiendo una importancia económica trascendental y muy vinculada a las empresas españolas».