El SOMA desglosa las singulares características que tienen las minas por las que sería factible hacer «freezer farms» en su interior

El sindicato SOMA-FITAG-UGT proponía el pasado martes utilizar los pozos mineros de Hunosa para almacenar la vacuna del COVID-19. La organización sindical hacía el planteamiento tan sólo un día después de que las farmacéuticas Pfizer y BionTech anunciaran que estaban trabajando en una inyectable con un 90 por ciento de efectividad en la prevención de la enfermedad durante los ensayos científicos que ya ha realizado.

Pese a la inmediatez, la propuesta del SOMA no es una idea improvisada o repentina, sino que la venía trabajando desde comienzos de agosto y está justificada en siete importantes razones. Es más, José Luis Alperi, secretario general de dicho sindicato, considera, incluso, que de todos los pozos de la hullera pública, el más idóneo para conservar la vacuna anticovid es el pozo Santiago, y para esta elección también aporta motivos de peso. Lo que tiene claro el representante sindical es que sería «imperdonable» que hubiera vacuna y no hubiera espacios habilitados para almacenarla de cara a suministrarla a la población.

Alperi explica que si bien hace un tiempo contemplaron el proyecto de convertir los pozos mineros en almacenes estratégicos de material sanitario y medicamentos, empezaron a valorarlos también como alternativa para guardar la vacuna anticovid al encontrarse con artículos en revistas especializadas en las que se hablaba de que algunas compañías habían iniciado su carrera para la construcción de «freezer farms» (granjas congeladoras), granjas que tendrían la capacidad de congelar a -70 grados y almacenar millones de dosis de vacunas contra el COVID-19.

Uniendo esto a la propuesta que ya habían lanzado de crear un almacén estratégico de material sanitario y medicamentos aprovechando las estructuras subterráneas, en el SOMA estiman que se podría «dar un paso más y complementar dicha reserva estratégica con una «freezer farm» en un pozo minero. Estas son las razones con las que avalan su propuesta:

1. Infraestructuras ya construidas

El secretario general del SOMA pone de relieve la importancia de que ya haya una preinfraestructura ya construida que se mantiene en buenas condiciones. Apunta que habría que acondicionarlas para albergar los congeladores o cofres que después mantendrán las vacunas a -80 grados, pero señala que ya es un avance contar con muchísimo espacio disponible para albergar esos contenedores. A su entender, introducir esos contenedores en la mina no sería un problema puesto que para realizar trabajos de minería también se introducía maquinaria de grandes dimensiones o, por ejemplo, baterías que medían 4 metros de largo, por 1,5 de ancho y 1 metro de alto.

2. «Protección ATEX»

Desde el SOMA se apunta también a la continua implementación de medidas de protección frente a explosiones en las minas, lo que se denomina «protección ATEX», que permite la construcción sencilla de salas que posibilitarían una rápida y sencilla ejecución de ubicaciones perfectamente asimilables a las «freezer farms». En este sentido, Alperi invita a pensar en el coste que puede suponer empezar a construir esas granjas congelador partiendo de cero.

3. Almacenes kilométricos

El secretario general del SOMA hace referencia también al espacio que hay en los pozos mineros para almacenar. Poniendo como muestra el pozo Santiago, ubicado en el municipio de Aller, comenta que cuenta con 100 kilómetros de galerías distribuidos en varias plantas. No obstante, indica que hay salas apropiadas a 50 metros de la caña del pozo, tanto a la derecha como a la izquierda de cada planta, por lo que no sería necesario recorrer mucha distancia para habilitar espacios de almacenamiento aunque sean cientos de miles las dosis que haya que conservar. A este respecto, tiene en cuenta que las vacunas podrían tener que estar tiempo almacenadas por el tiempo que les puede llevar a los servicios sanitarios administrarlas a la población.

4. Red de distribución de nitrógeno

Para conservar la vacuna anticovid es necesaria una temperatura de frío extremo que se ha estimado en -80 grados. Para ello es necesario utilizar nitrógeno, un gas que ya se venía utilizando desde hace mucho tiempo en los pozos mineros para la extracción de carbón por subniveles con el objetivo de enfriar las capas y evitar la autocombustión. Según José Luis Alperi, esto aporta una razón más para apostar por los pozos mineros como almacenes para la inyectable contra la COVID-19, ya que significa que ya se cuenta con depósitos y con una red de distribución. «Así pues, lo más costoso y problemático ya estaría construido y sólo necesitaría adaptación», comenta el secretario del SOMA, que asegura que son redes para adaptarse a una temperatura de trabajo de hasta -196 grados. «Por tanto, se podría trabajar en la temperatura que interese».

5. Temperatura interior constante

Otra característica que apuntan el dirigente del SOMA de los pozos mineros que facilitarían la conservación y almacenamiento de la vacuna contra la COVID-19 es la temperatura constante que hay en el interior de las minas, de entre 21 y 24 grados de temperatura. Señala que esto facilita el control de la temperatura de los contenedores de las dosis, puesto que sería más o menos la misma durante todo el año, sin que esas neveras estén sometidas a los cambios de temperatura que se producen en el exterior, que obligarían a climatizar las naves o espacios en las que se instalasen.

6. Almacenes de alta seguridad

Un valor añadido e indiscutible que tienen los pozos mineros para guardar la vacuna anticovid es que, según Alperi, serían almacenes de alta seguridad ante el sabotaje por la propia idiosincrasia de las explotaciones, que sólo cuentan con un acceso para entrar y salir, al margen del acceso de emergencia. El mismo señala que ese nivel de seguridad sería muy difícil de conseguir con un almacén construido en el exterior, que requeriría muchas más medidas de vigilancia y control.

7. Idoneidad del pozo Santiago

José Luis Alperi considera que de todos los pozos mineros de Hunosa, el pozo Santiago es el que reúne las condiciones más idóneas para convertirse en almacén estratégico de medicamentos y material sanitario y, por tanto, también de la vacuna anticovid. Explica que «no tiene unas instalaciones complicadas» porque su infraestructura interna es bastante plana, «más ancha que profunda». Además, pone de relieve su ubicación y las buenas comunicaciones que tiene, que posibilitan que en 20 minutos se esté en el HUCA por carretera, a cinco minutos de la autopista a Madrid y a 100 kilómetros de la UME de León. A eso añade que tiene espacio suficiente para poner un helipuerto si fuera necesario. «Es uno de los que mejores comunicaciones tiene», comenta el secretario general del SOMA, que añade que también cuenta con depósito e instalaciones de nitrógeno.

El representante sindical traslada que inicialmente la propuesta está dirigida a tener espacio para almacenar las dosis de la vacuna contra el COVID-19 que le puedan corresponder a Asturias, además de otros medicamentos y material sanitario. No obstante, el mismo señala que en un tema tan importante como esta siendo la actual crisis sanitaria deben dejarse a un lado la competitividad, por lo que no entiende que también podrían almacenarse dosis dirigidas a otras comunidades vecinas porque insiste en que hay espacio. A este respecto precisa que habría que hacer estudios sobre los tiempos de desplazamiento de la vacuna y los radios de influencia.

«Hay que hacerlo bien para que no haya retraso en la vacunación. Sería imperdonable que llegara la vacuna y que no hubiera espacios habilitados para almacenarla», concluye José Luis Alperi.