Destacan por sus elaboradas u originales decoraciones: desde una cabeza de dragón, tallas antropomorfas o la primera inscripción en la que aparece una mujer como dueña en 1675

Uno de los hórreos tiene tallada en un liño una cabeza de dragón, la única de la que se tiene constancia en Asturias. Una de las paneras tiene grabada una inscripción de 1675 en la que se nombra por primera vez a una mujer como dueña. Y en otra más se juntan una culebra, una llave, un pájaro y una cruz, cuatro símbolos muy significativos para el enorme patrimonio que conforman los miles de hórreos y paneras que se reparten por toda Asturias. Buena parte llevan en pie cientos de años, pero aún no forman parte de ningún censo oficial que, sin duda, ayudaría a reconocer y, sobre todo a dar a conocer, su gran valor histórico. 

Este es un paseo, casi al detalle, por once de los hórreos y las paneras que, por sus relevantes muestras decorativas o por ser representativos de su estilo, se erigen en auténticas joyas del patrimonio histórico y cultural de Asturias.

Once maravillas, en realidad siete hórreos y seis paneras, que son sólo una pequeña muestra de la enorme riqueza etnográfica que se conserva en Asturias y de las que se explica, a continuación, sus destacadas peculiaridades gracias a la colaboración de un incansable buscador de hórreos, Paulino García, que es miembro de la Asociación de Amigos del Hórreo Asturiano, creada en 2016 y formada por personas dispuestas a realizar un viaje en el tiempo para rescatar del olvido tesoros como los siguientes.

1. Llana de Ques (Piloña)

La primera maravilla es este hórreo de estilo Villaviciosa tallado que está considerado uno de los mejores del siglo XVI y, en general, de Asturias. Situado en La Llana, en la parroquia piloñesa de Ques, está tallado en los cuatro liños, puerta, colondras y engüelgos. La fecha exacta de su construcción no se puede determinar, pero fue en la primera mitad del siglo XVI.

La calidad artesanal de la decoración tallada en la madera es tan destacada e interesante que hace un par de décadas fue uno de los hórreos seleccionados en un listado elaborado por la Administración para ser declarado Bien de Interés Cultural (BIC), aunque esa protección no llegó a materializarse.

2. Piedrafita del Vallés (Villaviciosa)

Otro hórreo del siglo XVI de estilo Villaviciosa tallado que se encuentra en Piedrafita, una aldea de la parroquia de Vallés, en Villaviciosa. Es una joya por sus destacadas tallas en un liño, muy bien conservadas, y porque, como se puede apreciar en una de las fotografías, tiene la fecha, 1507, grabada con los números de la época.

Así, el uno aparece a la izquierda y los trazos son similares a los actuales. El trazo del número 5 está tapado por un sobreliño y, en el cero, se pueden apreciar los trazos verticales y el superior se cierra también con la madera. El 7, antaño, se escribía con el trazo superior al revés que en la actualidad.

3. Tolinas (Grao)

La mayor parte de los hórreos estilo Villaviciosa pintados están asentados en la cuenca media y baja del Nalón. El río Cubias que pasa por Tolinas, en donde se encuentra esta joya del siglo XVI de estilo Villaviciosa con sus cuatro liños pintados, es un afluente del Nalón.

Este hórreo tiene sus cuatro liños pintados. El frente de la puerta, al sur, tiene un arco bordeado por triángulos y en los espacios que quedan libres, aves afrontadas. Las pinturas con las que están hechos los dibujos podrían ser una mezcla de grasa con minerales tipo carbonillo y óxido de hierro para los rojos. Negro y rojo son los colores que se usaban en el siglo XVI en estas construcciones. Este hórreo también destaca por su ubicación, en una antigua casona de hidalgos con más edificaciones de la época.

4. Cienfuegos (Quirós) 

Cienfuegos es una aldea de Quirós que esconde otra joya del estilo Villaviciosa pintado, que también fue propuesto en su momento para ser BIC. Las decoraciones de este hórreo del siglo XVI lo hacen merecedor de ser uno de los más destacados de Asturias de su estilo porque los liños tienen hasta ocho diferentes, dos por cada cara y muy bien conservadas, que incluyen casetones de tetrapétalas, ahusados y rombos combinados, semicírculos adosados o grandes aspas de picos.

5. Torazu (Cabranes)

Ubicado en Torazu, a este hórreo del siglo XVII lo que le hace excepcional es tener tallada una cabeza de dragón en un liño. La única de la que se tiene constancia en Asturias.

6. Perlora (Carreño)

 

Este conjunto de dos paneras de mediados del siglo XIX es uno de los más destacados del estilo Carreño por su impresionante decoración policromada en puertas y colondras. Ubicadas en una casería tradicional, su conservación es excelente y motivo de orgullo para sus propietarios.

Más de 300 paneras decoradas de estilo Carreño están ubicadas en concejos del área central como Carreño, Gozón, Gijón, Corvera, Llanera, Oviedo, Avilés, Illas o Castrillón y se decoraban, bien con tallas o con pinturas, para diferenciarse de las otras y demostrar así el poderío de una casería.

7. Podes (Gozón)

Ubicada en Podes, esta panera del siglo XVIII está considerada una de las más monumentales del estilo Carreño por ser un ejemplo de barroco aplicado a la decoración en estas construcciones. Los motivos decorativos tallados en la madera son de gran vistosidad, sobre todo en las dos puertas y en la colondra central. Fue construida por el conocido como taller de Lloreda, que se llamaba así porque el carpintero vivía precisamente en esa casa de Podes.

En ese taller se construyeron al menos cinco paneras de las 300 de estilo Carreño decoradas. Las cuatro restantes se localizan en Llorgozana y Tamón (Carreño), Ambiedes (Gozón) y Miranda (Avilés). En las cinco, siendo estas cuatro también muy destacadas en el estilo, se aprecia la habilidad y minuciosidad del artesano para tallar tanta complejidad sobre la madera.

8. Linares (Allande)

Esta panera de Linares, construida a finales del siglo XVIII, es un ejemplo destacado del estilo Allande por sus finísimas tallas en los cuatro frentes, con discos radiales y una figura humana enfrentándose a un gran ave. Es una de las mejores de su estilo por estos detalles tan interesantes y la vistosidad de sus decoraciones.

9. Vega Pernús (Colunga)

Situada en Vega de Pernús, en Colunga, es una de las primeras paneras construidas en Asturias en el siglo XVII, a las que se conoce como paneras de Maliayo. Es una de las mejores también por las inscripciones que se conservan encima de las puertas. «Este orio mando hacer Bis del Rivero y Maria de la Llera, su mujer. Año de 1675», se puede leer en la más destacada, que es además la primera inscripción en la que aparece mencionada una mujer como propietaria de un hórreo o panera.

También son interesantes los cuatro símbolos que aparecen tallados en la madera: una llave, un ave, una cruz y una culebra. La llave significaba que el dueño era quien tenía la llave, es decir, que vivía enfrente de la panera. Usar un ave como símbolo decorativo es muy frecuente en este tipo de construcciones, sobre todo en las del siglo XVII. La cruz se tallaba porque gran parte de estas construcciones pertenecían a la Iglesia. Y la culebra era un símbolo de protección que advertía a quien se osara entrar a robar en la panera porque en la época también se les tenía respeto.

10. Carrandi (Colunga)

En Asturias son muy pocos los hórreos y las paneras con decoraciones en forma de cabeza humana. Probablemente no lleguen a una quincena y esta panera de Carrandi, en Colunga, tiene dos. Construida alrededor del año 1700, tiene excelentes muestras decorativas como las molduras en liños y esas caras antropomorfas y espirales en las cabezas de los liños. Pero lo más relevante son sus dos columnas toscanas, reutilizadas como pegoyos, que posiblemente procedían de alguna vieja construcción religiosa o civil de las cercanías del pueblo.

11. Santa Gadea (Tapia de Casariego)

El hórreo gallego, o cabazo, no podía faltar en este recorrido por las joyas del patrimonio etnográfico del occidente asturiano. En Santa Gadea, en Tapia de Casariego, tienen los dos estilos, Mondoñedo y Ribadeo, a escasos metros el uno del otro. El Mondoñedo tiene los listones laterales de madera y, el Ribadeo, los tiene de piedra. Datarlos es complicado, porque no tienen inscripciones ni decoraciones, pero suelen haber sido construidos en el siglo XIX e incluso XX.