¿Para qué sirve  la política ecofeminista?

OPINIÓN

12 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El ecofeminismo va teniendo un papel cada vez más importante dentro de la política y la movilización social, vamos a explicarlo de  manera  breve  aunque eso signifique simplificar algunas cosas y no ser exhaustivas. Hay muchas publicaciones rigurosas  como el estupendo libro Ecofeminismo para otro mundo posible que es la principal referencia para iniciarse en el estudio del ecofeminismo de la mano de la filósofa Alicia Puleo. Además al final del artículo hemos recopilado una pequeña bibliografía para consultar.

Nosotras vamos al meollo con una explicación sencilla que esperamos  os sea útil para todas aquellas personas que os queráis aproximar y sobre todo si el término os suena todavía un poco a gallifante (si eres demasiado joven para haber visto gallifantes con tus propios ojos tanto mejor).

Ecología y feminismo se gustan mucho por varias causas. Las primeras son bastante  pragmáticas, o sea más bien de tipo práctico porque las dos teorías reconocen que se necesitan mutuamente para avanzar. Pongamos que defendemos los derechos de las mujeres y vamos consiguiendo  una sociedad más o menos igualitaria, luego la crisis ecológica llega y arrasa con todo vestigio de sociedad, pues vaya trabajo perdido. Sin falta de desatar la  locura apocalíptica lo cierto es que el impacto de los problemas que tienen que ver con la ecología son un grave obstáculo para la igualdad. Somos nosotras las más perjudicadas porque ya partimos de una situación de desigualdad social  y económica y cuando se endurecen las condiciones de vida el impacto de género es negativo. Así que aquí entran las políticas de prevención que eviten este impacto y que el feminismo retroceda a la vez que desciende la calidad de vida.

Paralelamente el ecologismo necesita para desarrollarse  de la implicación de toda la sociedad y esto incluye a las mujeres que somos el 50%. La lucha de las mujeres ecologistas en muchos países lleva asociada inevitablemente  la reivindicación de su derecho a ocupar el espacio público y la denuncia de la violencia  machista que se ceba con ellas. Esto tiene en España una vertiente paralela por ejemplo en el empoderamiento de la mujer rural.

Gran parte de las políticas ecofeministas van destinadas a mejorar la situación de las mujeres en el campo. Revitalizar los pueblos es una estrategia de empoderamiento social  para diversificar la economía, mantener una cierta soberanía  con respecto al mercado global, y producir de forma sostenible. Sin mujeres no es posible y ellas abandonan el campo porque este entorno no les ofrece las mismas posibilidades de desarrollo que a los varones. Desde la realización profesional hasta las desventajas en movilidad, pasando porque en entornos rurales los roles de género suelen estar más marcados y esto resulta opresivo para muchas mujeres. Las políticas de empoderamiento de la mujer rural implican el impulso al asociacionismo y la creación de empresas, la cotitularidad de las explotaciones familiares, la constitución de cooperativas, el apoyo a las autónomas y otras medidas diversas. Por ejemplo el Ayuntamiento de Langreo acaba de establecer un procedimiento para garantizar la movilidad de las víctimas de violencia de género, cuya probabilidad de ser agredidas aumentan debido a la dificultad para ponerse a salvo, o denunciar, cuando carecen de vehículo propio y viven en áreas poco comunicadas.

 A nivel general ¿cuál es la mejor manera de movilizar a las mujeres? Ofreciéndoles un futuro en igualdad, un mundo más justo por el que valga la pena luchar. Y lo mismo a los colectivos que sufren algún tipo de discriminación, la defensa común de un bien colectivo como es el medio ambiente se plantea desde el ecologismo de forma inclusiva, democrática y participativa, renunciando a los privilegios de un grupo sobre otro a favor de la cohesión. No es casualidad que los partidos verdes sean pioneros en aplicar la paridad a todos los cargos internos e incluso a veces sobre sus cargos públicos, esto también son políticas ecofeministas.

Vamos al segundo grupo, el que más nos gusta, es la interrelación más profunda entre ecología y feminismo. La que no es práctica sino reflexiva. Es la dependencia que se desprende del análisis crítico y seguramente hayas pensado alguna vez sobre ello.

Es probable que seas ecofeminista y no lo sepas.

Vamos a ver.

¿Alguna vez has pensado que el sistema económico refleja los valores de nuestro sistema social?

Quizá notas similitudes entre la represión sobre las mujeres y la explotación del medio, ¿te parece que en el fondo es la misma ideología, que hay un hilo conductor que relaciona la cultura de la violación con las corridas de toros y la privatización de las semillas de necesitamos para comer?

¿Crees que un tipo de sociedad basado en la igualdad y el respeto hubiera aceptado un sistema económico basado en el beneficio personal sobre la dignidad y el bienestar de otras personas?.

Si has respondido sí-sí-no lo mismo es que entiendes por qué el machismo como sistema cultural  resulta a largo plazo insostenible ecológicamente y una amenaza no solo para las mujeres y niñas sino para el conjunto de la población, los seres vivos y los ecosistemas.

El mecanismo que explica esto es de lo más sencillo, las personas tomamos decisiones que reflejan lo que somos y así vamos construyendo el mundo a nuestra imagen, de forma que todos los aspectos de la sociedad mantienen un hilo de coherencia entre sí. El capitalismo en lo que se basa es en reproducir a nivel económico los valores del rol de género dominante, es decir el masculino; el que tradicionalmente controla los espacios de toma de decisiones. Tenemos un sistema económico que es un problema porque se basa  en la depredación y la falta de ética, pero es que ya vivíamos en una sociedad patriarcal que funcionaba de este modo. En el momento en que se dieron las condiciones adecuadas hubo un trasvase de valores. 

El feminismo nos permite revertir el proceso con el mismo mecanismo. Se ha dicho muchas veces que para cambiar el mundo hay que cambiar a las personas, pero lo que no se señala con la misma frecuencia es que cambiar a las personas implica superar los roles de género y crear una sociedad igualitaria. Son las personas educadas en los valores feministas, en  relaciones éticas, igualitarias y colaborativas, las que pueden diseñar un mundo a su medida basado también en la defensa del bien común, la empatía, y la solidaridad. El feminismo es la base para construir una nueva coherencia entre todos los sistemas que rigen nuestra vida, por eso feminismo y ecología  están ligados  igual que lo están el patriarcado el capitalismo.

Reconocer esa continuidad ideológica es la base para actuar desde una perspectiva política ecofeminista. Avanzar hacia el futuro exige aunar bajo una ética común todos nuestros objetivos fundamentales, y a la vez desandar un largo camino que parte de la subordinación del conjunto de las mujeres.

Quién iba a pensar que al final el destino de las más olvidadas de entre las últimas  iba a jugar un papel relevante.

Puleo H., Alicia: «Ecofeminismo para otro mundo posible». Cátedra, Madrid 2011.

Shiva, Vandana: «Abrazar la vida. Mujer, Ecología y desarrollo». Ed. horas y HORAS, Madrid, 2004.

Kelly, Petra K.: «Luchar por la esperanza. Sin violencia hacia un futuro verde». Debate, BCN,1984

Holland-Cunz, Barbara: «Ecofeminismos». Cátedra, Madrid,1996.

Warren, Karen J.: «Filosofías ecofeministas». Icaria, Barcelona, 2003.

 Herrero,  Y. «Pautas ecofeministas para repensar el mundo»

Orozco, A. «Amenaza tormenta: La crisis de los cuidados y la reorganización del sistema económico»

Puelo, A. El ecofeminismo y sus compañeros de ruta. Cinco claves para una relación positiva con el Ecologismo, el Ecosocialismo y el Decrecimiento (Capitulo 23) en Puleo, A. «Ecología y género en diálogo interdisciplinar»