De patrulla contra el frío en Avilés

Noelia Rodríguez AVILÉS

AVILÉS

Samuel González y Juan Carlos Cocera, dos de los voluntarios del dispositivo «Ola de frío» de Avilés.Samuel González y Juan Carlos Cocera, dos de los voluntarios del dispositivo «Ola de frío» de Avilés
Samuel González y Juan Carlos Cocera, dos de los voluntarios del dispositivo «Ola de frío» de Avilés

Los voluntarios que reparten mantas y comida caliente con la caída de las temperaturas han detectado una reducción en el número de indigentes que vive en la calle

21 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Antes en una noche atendíamos a 20 personas que dormían en la calle, este año nos hemos encontrado a tres». Samuel González participa desde hace cinco años en el dispositivo «Ola de frío» y junto a otros voluntarios de Cruz Roja reparte en Avilés mantas, gorros, bragas y comida caliente entre quienes duermen en la calle. El programa se activa cuando las temperaturas bajan de los cinco grados por la noche y esta semana ha sido la primera vez del invierno en que han salido. La cantidad de gente que se han encontrado, con respecto a la primera vez que se puso en marcha el dispositivo hace cinco años, es muy diferente. Desde que empezara la crisis se ha reducido el número de personas que duermen en la calle de una manera considerable. Tanto que en alguna de las salidas encontraron a una sola persona, algo que hace cuatro o cinco años era inimaginable. Esto podría significar que las personas que antes dormían en la calle ahora prefieren usar el albergue de transeuntes de la ciudad, pero no es así. Desde 2008 su ocupación ha descendido en un tercio, habiendo contabilizado en el año pasado 598 usuarios -sólo 70 eran mujeres. ¿Dónde se han ido? Desde los Servicios Sociales avilesinos apuntan a dos razones: el aumento de recursos disponibles y el hecho de que algunos de los que había antes estaban de paso o han preferido irse a otras localidades.

La crisis económica ha hecho que en los últimos años el poder adquisitivo de las familias avilesinas descendiese y que muchas que no sabían lo que era pasar necesidades tuvieran dificultades para llegar a fin de mes, pero también ha supuesto que los servicios sociales potenciasen su trabajo para ayudar a quienes lo pudieran necesitar. Muestra de ello es que en el año pasado desde este área municipal se tramitaron más de 3.000 ayudas, por un valor cercano a los 1,4 millones de euros. Y además se hizo muy rápido; las ayudas de emergencia se gestionaron en menos de 10 días, cuatro veces más rápido que la media del resto de municipios avilesinos. Y esto afecta a quienes tienen una vida más normalizada y a quienes viven en la calle. En los últimos años se han potenciado los recursos a disposición de las personas que no tienen hogar con mejoras en el albergue de transeúntes, ayudándoles a alquilar habitaciones, poniéndoles en contacto con centros de atención específica o permitiéndoles arrendar alguna de las viviendas que Vipasa tiene en la ciudad. El pasado mes de diciembre tres avilesinos fueron los primeros asturianos en recibir una vivienda en régimen de renta del programa Housing First.

Resguardados en los cajeros automáticos

Sin embargo aún hay gente que no accede a esos recursos y en la mayor parte de los casos es porque, por unas u otras razones, no quieren, a pesar de que son conocedores de su existencia. El dispositivo «Ola de frío» tiene localizadas a tres personas que en estas fechas duermen en la calle en Avilés, pero el pasado martes sólo encontraron a uno de ellos y a otras dos personas que no son habituales de la zona. En sus salidas, que duran en torno a una hora y media cada noche acuden a donde saben que suelen dormir esas personas que tienen localizadas, pero miran en otros lugares en los que pudiera haber otra gente pasando la noche. Lo más habitual son los cajeros de las entidades bancarias. «Tienen calefacción en invierno y aire acondicionado en verano», bromea González. De ahí que sean los lugares más reclamados, pero la plaza de abastos, especialmente cuando se trasladó a Las Meanas o espacios resguardados más alejados del centro, son otros lugares escogidos para pasar la noche cuando el frío se recrudece.

«Hacemos paradas directas, donde sabemos que están. Es un trato personal y tienen confianza con nosotros», explica Juan Carlos Cocera, otro de los voluntarios de Cruz Roja. Por su trabajo tiene formación sanitaria, pero el resto de sus compañeros también la recibe para poder atender a las personas que viven en la calle si se encuentran mal. «Tuvimos que atender a una chica hace un tiempo. Les ofrecemos asistencia médica o incluso podemos trasladarlos al hospital si es necesario», explica González. Ambos aseguran que el trato con las personas que están en la calle es directo y muy diferente entre unos y otros, aunque insisten en que «nunca ha habido ningún problema. Hay quien no quiere nada y te dice que no le molestes y otros con los que tienes más trato», aseguran los dos voluntarios de Cruz Roja.

A algunas de esas personas las ven cada año en los distintos dispositivos en que trabajan y a otros no, son los que suelen ser itinerantes, gente que está de paso o que se va moviendo de una ciudad a otra. De hecho en los últimos años se ha percibido como las personas que viven en Avilés en la calle, incluso las que usan los recursos que ofrecen los servicios sociales, son de aquí. Tiempo atrás, antes de la crisis económica o en sus primeros años, había gente venida de países del este durmiendo en la calle. Estos solían ir en grupo o en pareja. Son los que ya no están y es fácil pensar que  lo que han hecho es moverse a otra ciudad.